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Año V Nro. 351 - Uruguay, 14 de agosto del 2009
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A partir del Fútbol y las eliminatorias mundialistas los uruguayos nos hemos transformado en expertos en cálculos y cruces que nos transforman en ganadores en base a los resultados ajenos, parece que hoy, dicha costumbre se trasladó a la política. Vemos a diario a la gente contenta o deprimida según el resultado que arrojan las encuestas sobre si la suma de la oposición supera al Frente Amplio o no; según los guarismos o diferencias unos y otros se alegran o se entristecen, si seguimos así en cualquier momento el Sordo, Botinelli, Aguiar o algún otro, nos van a explicar como si empata Bolivia en la Altura gana Lacalle y si Brasil pierde de locatario Mujica es el próximo presidente, realmente no es mi estilo. Vamos a ser claros, en nuestro sistema electoral, octubre define el Gobierno y noviembre el Presidente; en octubre se determina que propuesta alcanza la mayoría la que se refleja en las mayorías parlamentarias y determina cuantos senadores y diputados le toca a cada fuerza, ahí hay un ganador, en noviembre se elige el Presidente; quien dirigirá ese gobierno cuya representación se determinó en octubre. Dicho esto, nos surge algo bien claro, si queremos gobernar con mayor autoridad y capacidad de acción, hay que lograr en octubre, ser la primer fuerza política del país, consolidar una idea como la de la mayoría de los Uruguayos para poder exigirle al resto que con sus matices se sumen a la propuesta de la mayoría libremente expresada. Por supuesto que el ideal sería alcanzar solitos más del 50 % de las voluntades, lo que nos daría una mayoría parlamentaria que respaldaría una acción de gobierno aún en discordia con los otros partidos, pero si esto no se alcanzase el objetivo debe ser transformar al partido Nacional en la primera fuerza política en octubre y no andar vichando diferencias y sumando otros partidos para ver si alcanza. Hay quienes hablan de un estancamiento del Partido Nacional o de un congelamiento de las distintas intenciones de votos de los partidos, como si estuviéramos ante un escenario incambiable y que sólo el lugar que tomen los indecisos en el ballotage puede cambiar algún resultado, a nosotros nos parece que se les escapa un dato; todas las encuestas arrojan un crecimiento permanente y continuo que lleva ya más de dos años de Luis Alberto Lacalle. Lacalle ha pasado de perder con Larrañaga a ganarle en la interna y de una supuesta presentación desastrosa frente a un escenario de balotaje a empatar hoy con Mujica, es decir, es el único que no hace otra cosa que crecer y crecer en la consideración de los uruguayos desde hace dos años largos, de desahuciado a ganador de la interna, de candidato invotable en octubre y perdedor en cualquier escenario de balotaje a consolidador de los votos partidarios en octubre y favorito en el balotaje. Por que no entonces, intentar el apuntalamiento de ese crecimiento continuo para lograr el triunfo en octubre. Las encuestas son fotos del momento, sin embargo la suma de las mismas marcan tendencias que normalmente se consolidan y la tendencia es bien clara, Cuqui arranca de atrás, alcanza, empata y gana a los distintos contrincantes electorales a los que se van enfrentando, es claro entonces que de poner la meta no en el balotaje sino en el último domingo de octubre las posibilidades son muchas, sólo es cuestión de creer y querer y de tomar ese compromiso. Compromiso de redoblar esfuerzo, compromiso de blindar y rodear al candidato, compromiso de ser transmisores todos de la idea y la palabra de nuestro candidato, compromiso de que cada acto, cada discurso, cada acción es de todos y como tal en cada una de ellas nos jugamos una batalla, es decir tomamos la opción de cabalgar en ancas del candidato que todo lo puede o de pararnos atrás para sostenerlo y empujarlo con más fuerza, sin duda que esto último es lo que debemos hacer, desde donde estemos, el votante, el militante, el dirigente, los candidatos, apuntando a octubre y no esperando a noviembre.Sabemos bien que con Lacalle no hay imposibles, y como le gusta decir a Jorge Larrañaga, ¡hay orden de no aflojar¡; así que deje el diario salga a la calle y busque el comité blanco más cercano, póngase a las órdenes, arme una reunión con amigos, compre una rifa o convenza al vecino, tiene dos formas de hacerlo, por el amor o por el espanto; el amor al Partido Nacional, sus candidatos o sus propuestas que es lo que nos mueve a nosotros, o el espanto de que gane Mujica que para motivación debería alcanzar. © Rodrigo Blas para Informe Uruguay
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