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Año IV - Nº 251
Uruguay,   14 de setiembre del 2007
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Helena Arce

NO me cierra
Seguimos con las verdades

por Helena Arce
 
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            Dice el informe presentado ayer por el Observatorio de Montevideo de Inclusión Social, realizado por Fabiana Espíndola y Gustavo Leal:

El Centro, La Blanqueada, Malvín, Pocitos, Tres Cruces, Carrasco y Punta Gorda, Buceo, son algunos de los barrios donde más descendió la pobreza entre 2004 y 2006, incluso por encima del doble respecto al promedio de todo Montevideo.

Los autores del estudio consideran "relevante" en la disminución de la indigencia el Ingreso Ciudadano, otorgado por el Ministerio de Desarrollo Social. "En gran parte de los barrios donde se redujo la indigencia hay una presencia importante de beneficiarios del Plan de Emergencia. Aunque no hay un vínculo lineal entre el descenso de la indigencia y el Plan, es notorio que dicha pronunciada baja está asociada a dicho programa", afirmaron.

            Mas allá de todos los índices que presenta el estudio sobre la disminución de la pobreza, si en los barrios mencionados es donde más disminuyó la pobreza, y según los análisis eso se debió al hecho que quienes viven en esos barrios tenían activos  a los cuales recurrir, y estaban más preparados para reinsertarse en el circuito de trabajo, poco creo tuvo que ver el famoso ingreso ciudadano. Más bien al reinsertarse en el circuito de trabajo, y lograr comenzar a sortear los graves problemas  presentados por la crisis que asoló nuestro país, los habitantes de los barrios mencionados comenzaron a consumir, produciendo un incremento en la demanda. Esta hizo necesario que creciera la oferta de productos, y con ello hubo necesidad de crear fuentes de trabajo. Basta mirarlo cada uno desde la óptica de su propio hogar.

            Es cierto también  el dinero vertido a la calle (ingreso ciudadano),  por el gobierno también movió la plaza, pero no porque fuera dinero dado a los pobres, sino por aplicar una lógica típicamente Keynesiana, el estado intervino, largando dinero  a la calle y eso también hizo que se gastara más y que fuese necesario hacer crecer la oferta de productos y servicios, ello lógicamente genera puestos de trabajo.

            Ese dinero es lo mismo que se le diera a los pobres, o se les diera a los empleados públicos, como se hizo durante la dictadura. También podría haberse dado a los jubilados.

            La pregunta es si el habérsele dado a los pobres,  sirvió a estos para algo. ¿Mejoraron su situación por el ingreso ciudadano?  ¿Los reinsertó en el circuito de trabajo? ¿Los dejó más preparados para sortear crisis futuras? 

            Y allí arranca mi preocupación, ¿que le debemos a los pobres? Posiblemente algunos muy ilusionados piensen: Todo. Otros más insensibles pueden contestar: Nada, por mí que desaparezcan.

            Yo en realidad estoy de acuerdo con los primeros, les debemos todo, pues es gente, en la realidad de hoy, muy distinta a realidades de los 60. Las personas muy pobres (indigentes) de hoy, vienen en la mayoría de los casos de hogares donde no han tenido oportunidades. Poco me importa como se originó la cosa, si fue porque los primeros padres  que originaron  las familias de las que descienden no tenían ganas de trabajar, o visión de fututo, o lo que fuese.  ¿Cuántas generaciones de asentamientos tenemos hoy en Montevideo? Por lo menos en lo que yo llevo de vida 5 o 6,  dada la temprana edad en que se reproducen.  Recuerdo la preocupación de una ONG a la que concurrí sobre fines de los  90, en Maldonado, “hay que hacer algo ahora que estamos en la primera generación de asentamientos, todavía se puede”. Hoy tan poco tiempo después ya están en la segunda rumbo a la tercera.

            Por ello le debemos todo a los pobres para que salgan de esa situación, los que tuvimos la enorme suerte de nacer en hogares donde los padres tenían trabajo y se preocupaban del futuro de sus hijos. Los padres que nos inculcaban vocación por estudiar y trabajar. Pues no me afilio a las teorías que dicen que uno elige el  lugar donde nace, uno viene al mundo en el hogar y en la familia que le tocó nacer, y de ello mucho depende su futuro.

            ¿Pero dándoles dinero haremos algo por ellos? Le pregunté al Diputado Alfredo Asti en una oportunidad que tuve de hablar con él, si le parecía correcto darles dinero a cambio de nada, su respuesta fue que no se le podía pedir a nadie que trabajara a cambio de mil y pocos pesos. Mi reacción inmediata fue por qué no se les daba más,  a cambio de trabajo. Me contesto que el presupuesto no daba. No lo tengo grabado,  pero se de la hombría de bien del Representante Nacional, no me va a desmentir.

            A lo que apunto es el Plan de Emergencia no le solucionó la vida a nadie, ni le dio de comer, simplemente fue una medida política. El plan de equidad, de acuerdo a lo poco que he logrado informarme, tampoco lo hará.

            A los pobres les debemos ante todo el hacerlos sentir dignos, la posibilidad de lograr trabajo, de lograr la esperanza de vivir en un mundo en el cual no sean vistos como una carga. Les debemos el poderse hacer cargo de  sus propios hijos. Por ello debemos gastar dinero en prepararlos para trabajar, en ayudarlos a que sus hijos puedan comer, dormir calentitos, estudiar y jugar. Les debemos el poder escuchar sentir decir a una madre que sus hijos siempre estarán mejor con ella, sin horrorizarnos.

            Y eso no se arregla dándoles limosna, eso únicamente los hace permanecer en ese circuito perverso de la miseria, a ellos y a sus hijos y a los hijos de sus hijos.

            La realidad según parece a través del citado informe,  es que luego de la cruel crisis que asoló a la población, aquellos que estaban mejor preparados tuvieron  más oportunidad para conseguir empleo.

            Aun hay pobreza e indigencia en este país, y las propuestas de dar dinero a cambio de nada, o las actuales de dar más dinero por hijo, únicamente alientan a quienes no tienen expectativas a  tenerlos. Si bien es  justo  decirlo, el mismo Representante Nacional Cr. Alfredo Asti, me informó que se realizaron estudios donde se detectó que esto no ocurriría. Pero el tema es que yo lamentablemente veo una realidad distinta, me temo que los estudios a los que se refería, estaban teñidos de un idealismo excesivo, como me temo lo están las conclusiones del informe  al que hago referencia al principio. 

            Así como en España se propone darle 1500 euros a quienes tengan hijos, aquí proponen dar asignaciones altas por cada hijo, claro en la medida de nuestras posibilidades, se maneja una cifra de $1000 mensuales. .

            Ni los euros en España, ni los flacos pesos uruguayos, solucionan el mantener un hijo, por lo menos responsablemente. Si uno aspira a darle a su hijo lo mejor dentro de sus posibilidades. Esas cifras solucionan temas puntuales de los padres. Y lamentablemente quienes tenemos algunos años encima, sabemos que también incentiva a tener hijos para obtener más dinero aquí y ahora. Y en la mayoría de los casos, ese dinero no se destina a lograr una mejor vida para los  hijos.

            No me voy a entrometer opinando sobre la realidad de un país al que no conozco salvo de referencias, y por haberlo visitado por un mes hace más de dos décadas, sobre todo teniendo  en cuenta,  dadas las informaciones recibidas, que su realidad económica, dista mucho de la nuestra.

            Sin embargo en nuestro país, con los serios problemas que representan los niños en situación de calle, empezando por ellos mismos y su futuro; el alentar a las personas a tener más hijos me suena por lo menos  cruel,  con los niños.

            Ayer asistíamos en el informativo a dos casos, una señora que vive en la calle con sus hijos, quienes ni siquiera asisten a la escuela, no van a los refugios, pues según su madre son “pajaritos libres” quienes no se acostumbran a estar encerrados en un refugio. Y al cruel espectáculo de dos niños de 20 años, ya padres de 3 hijos y con otro en camino, que viven en una carpa en la calle, y se niegan a que sus niños vayan al INAU, o a un refugio. Dijo la madre que siempre van a estar mejor con ella. Es probable si fuese una madre responsable, esto lo demostraría no estando de nuevo embarazada, por ejemplo.

            Si a esas personas les pagamos por cada hijo, lo único que lograremos es que sigan teniendo hijos, niños uruguayos que crecerán en la calle, conviviendo todas esas situaciones peligrosas, aquellas  de las cuales los padres responsables por nuestros hijos,  intentamos mantenerlos  protegidos. Convirtiéndose ellos lamentablemente luego,  en un peligro para sus conciudadanos.

            ¿Por qué,  me pregunto?, no se busca la forma de utilizar el mismo dinero de forma tal vez menos demagógica, pero si más inteligente. Creando hogares, aunque algunos los destrocen, si se los hace trabajar en su construcción, hay menos probabilidades que así sea, pues uno aprende a amar aquello realizado con sus propias manos.  Por cual motivo no se exige el cumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad, me he cansado de decir todos estos años que siempre escucho hablar de derechos cuando se menciona ese tema, y nadie habla de los deberes. Y los deberes, son justamente con los niños, la parte más vulnerable de este tema, y es a los niños que hay que salvar.

            Vuelvo con lo mismo, y no le achaco la culpa de lo que nos ocurre únicamente a este gobierno, hemos descuidado a nuestros niños, hemos descuidado su futuro. El de los indigentes a quienes condenamos a una vida cada vez más miserable y peligrosa, y el de aquellos que no son indigentes pues en pocos años serán un porcentaje muy chico de los habitantes del país. Un país que les será más gravoso y peligroso, por lo cual la única posibilidad que les queda es emigrar. .

            El asistencialismo no nos lleva a ninguna parte. Esa palabra  siempre el programa “Word”,  me la marca en rojo  porque no existe en el diccionario español.  Es el dar limosna, y en estos casos dando limosna no estamos siendo caritativos, sobre todo con los niños, quienes tienen derecho a aspirar a una vida mejor.

            De nada sirve seguir machacando con la historia reciente, utilizar recursos en marcas de la resistencia,  lograr al fin condenar a quienes nos quitaron salvajemente las libertades, si no buscamos realmente sacar a nuestros niños, los niños de todos de este futuro espantoso al que los estamos condenando.

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