El marido llega a su casa a las cuatro de la mañana, después de una juerga, y se acerca sigilosamente a la cama. Toma el reloj y lo atrasa cuatro horas, y empieza a desvestirse. Al sentirlo, la mujer se despierta y le reclama:
- ¿Qué horas de llegar? ¡Vago! ¡Parrandero!
- ¡Pero si son las 12! ¿Por qué me reclamas? En lugar de eso, deberías ser más considerada y traerme un vaso con agua.
La mujer ve que efectivamente son las 12, y se levanta a traer el agua, pero al llegar a la cocina ve en el reloj que son las cuatro y regresa a la recámara hecha una fiera.
- ¡Mentiroso, borracho! ¡Son las cuatro de la mañana!
- ¡Es cierto! ¿Cuatro horas para traerme un vaso de agua? ¿Dónde andabas, perdida?
- Vamos, vamos. Tienes que estar bromeando.
- Por supuesto que no. ¿Quieres escuchar?
No pudiendo más con su curiosidad, el paseante dice:
- Está bien...
Así que colocó sus brazos alrededor del tronco y acercó su oreja.
Con esto, el otro le colocó un par de esposas, le quitó la billetera, sus anillos, su reloj, las llaves del auto y luego le quitó la ropa y se fue corriendo.
Dos horas después, otro caminante pasó cerca, vio al hombre desnudo, esposado al arbol, y le preguntó:
-¿Qué te pasó?
El hombre le contó la terrible historia de cómo y porqué se encontraba allí. Cuando terminó de
contarle lo sucedido, el otro movió la cabeza en señal de comprensión, caminó hasta quedar detrás de él, lo besó suavemente en la oreja y le dijo:
- De veras que este no es tu día, amorcito.
Los estadounidenses se encontraban enfrascados en una guerra contra los rusos. Al tiempo que eran perseguidos por los rusos, los gringos cruzan un lago vacío, pero cuando los rusos lo iban a atravesar, el lago se llenó. Entonces los rusos se regresan, pero su general les ordena:
- Cuando yo digoski: uñoski, doski, triski. ¡Todos chuposki, todos chuposki!
La tropa se pone alerta y el general vocifera:
- ¡Uñoski, doski, triski, todos chuposki!
Y los soldados rusos empiezan a chupar el agua del lago hasta vaciarlo y cruzan. Pero a la mitad, se empieza a llenar. Y vuelve a gritar el general:
- ¡Uñoski, doski, triski, todos chuposki!
Y, nuevamente, los rusos comienzan a chupar el agua del lago hasta vaciarlo y cruzan. Pero al llegar a la mitad, comienza otra vez a llenarse el lago y se tienen que regresar. Intrigado, el general ruso ordena a sus soldados:
- Cuando yo digoski: uñoski, doski, triski. ¡Nadie chuposki, nadie chuposki!
Y comienza el general:
- ¡Uñoski, doski, triski, nadie chuposki!
Ningún soldado chupa agua del lago. En eso, del otro lado del lago se escucha:
- ¡One, two, three, todos a hacer pipí!
|