Año III - Nº 152 - Uruguay, 14 de octubre del 2005

 
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Cuando Fracasa
la Integración

Uno de los temas fundamentales que se debaten en esta frontera desde el momento que entró en vigencia el MERCOSUR está relacionado con la integración económica, pensando en los 200 millones de habitantes que integran el área de influencia.

Sin embargo es muy poco lo que se ha hecho para beneficiar a los 10.000 habitantes de esta frontera, dirigiendo proyectos concretos hacia el campo social y cultural, que son en realidad los que han sufrido una permanente postergación en las últimas décadas.

Deberíamos dejar de lado por algunos años, las metas grandiosas y procurar la integración "vecinal" con proyectos pequeños y accesibles que puedan beneficiar a toda la población.

Considerando que esta frontera no tiene en la practica acuerdos bilaterales que faciliten la realización de obras comunes, será necesario ir creando una nueva mentalidad que deje de lado la retórica de los grandes proyectos que nunca se concretan.

Comisión Binacional de Integración año 1989.

Hace muchos años (20) que surgieron en esta ciudad diversas comisiones que fundamentaban sus buenas intenciones en la necesidad de implantar políticas de integración mediante proyectos que en la teoría otorgaban importantes beneficios para la población.

De esta manera nacieron y desaparecieron sin dejar huellas la Comisión Binacional de Integración Fronteriza, la Cámara de Comercio, el Centro Comercial e Industrial y otros organismos que lejos de facilitar la integración fueron complicando el intercambio y aumentando la burocracia.

Estas instituciones nacieron con la sana intención de alcanzar objetivos muy altos que terminaron finalmente en el fracaso sin haber generado los beneficios deseados.

Cuándo se puso en practica el Mercado Común del Sur las fuerzas vivas de esta frontera promovieron diversas reuniones con la presencia de técnicos y autoridades nacionales, para conocer detalles sobre el verdadero alcance de esta integración.

El presidente de la Comisión Binacional Ángel María Arrieche señalaba en aquella oportunidad que "al margen de acelerar los acuerdos comerciales se debería analizar la posibilidad de instalar pequeñas industrias con estímulos oficiales que al margen de representar un incentivo económico signifique un nuevo mercado laboral en un área típicamente comercial."

Sin embargo las pequeñas industrias nunca se instalaron y la verdadera integración sigue siendo un ideal no alcanzado por los habitantes de esta frontera.

Por supuesto que se trataba de una gran oportunidad para ingresar al mercado de los 200 millones de consumidores, incentivando nuestra producción y haciéndonos más eficientes como País y terminar con el largo período de estancamiento, pero era necesario implementar proyectos "vecinales" con Santa Vitoria, Pelotas y Río Grande, que beneficiara directamente a la frontera.

Poco se hizo y en la actualidad somos meros espectadores del intercambio comercial que cruza diariamente por nuestras aduanas sin dejar los beneficios anunciados en aquella oportunidad y dependiendo de la interpretación que se le pueda dar a leyes y decretos del MERCOSUR

Vivimos con el temor generalizado de que todos los días puedan surgir medidas unilaterales que puedan perjudicar también el intercambio comercial de algunos productos que como el arroz, trigo, soja o lácteos se vean perjudicados como consecuencia del proteccionismo y los subsidios que en forma reiterada vienen creando conflictos y dificultades entre ambos países.

Es evidente además que en estos acuerdos de integración ha faltado "sinceridad" para encarar algunos temas, generando posteriormente problemas regionales donde cada uno por su lado intentó sacar ventajas, sin tener en cuenta el verdadero espíritu de integración.

En la actualidad están faltando proyectos de fácil realización que contemplen finalmente los pequeños emprendimientos zonales o regionales, dejando de lado los mega-proyectos que por su magnitud conducen al fracaso.