IGNOMINIA
por Graciela Vera
Periodista independiente
ANTECEDENTES
En territorio de Marruecos, a pocos kilómetros de distancia de las ciudades autónomas de Melilla y Ceuta sobreviven en campamentos precarios durante meses, incluso años, los inmigrantes ilegales que llegan desde el África subsahariana.
Viven de la ayuda de las ONGs y de la caridad de la población local.
Tratan de llegar a la Península por patera o cruzando la doble valla que delimita la frontera.
Reiterados intentos de franquear las vallas saltando por encima, llevó a las autoridades españolas a levantar éstas otros tres metros, alcanzando así los seis de altura.
El anuncio de la inminente elevación de la valla originó la urgencia de los inmigrantes por alcanzar el territorio español.
En reiteradas ocasiones y utilizando rudimentarias escaleras fabricadas por ellos mismos con ramas y palos, acometieron el 'asalto' a las vallas con diversos resultados
En algunas ocasiones lograron franquearlas grupos de hasta 300 ilegales que saturaron el Centro de Estancia Temporal ya, desde hacía meses, funcionando muy por encima de su capacidad.
En estos intentos perdieron la vida dos subsaharianos. A esta altura de los sucesos se reiteraba tanto por parte de la prensa como por las autoridades españolas, la falta de implicación del gobierno marroquí en el 'problema generado por los inmigrantes ilegales en tránsito por su territorio'.
Las autoridades marroquíes reaccionaron ejerciendo un control exhaustivo sobre los asentamientos de ilegales.
Cinco inmigrantes murieron por disparos de la policía marroquí; los campamentos comenzaron a ser desmantelados y se talaron las arboledas que les protegían.
A todo esto, desde España se respondía a la saturación en los Centros de Estancia Temporal de Melilla y Ceuta anunciando que todo aquel que cruzara la frontera clandestinamente sería devuelto a territorio marroquí en forma inmediata. Al mismo tiempo otro grupo de 180 subsaharianos era trasladado a Málaga para ser deportados vía aérea a sus países y otro al que se le perdió la pista, dejado en la Península, sin papeles -o sea a su suerte- sin permisos para residir ni trabajar.
La identificación de la nacionalidad de los subsaharianos es muy compleja ya que una de sus estratagemas es la de deshacerse de toda documentación que los identifique para no ser deportados.
Entre el 5 y 7 de octubre comenzó a generarse la alarma. La primera voz de alerta la dio la ONG 'Médicos sin Frontera' cuando encontró en pleno desierto a un grupo de 800 hombres, mujeres, algunas embarazadas, enfermos y niños pequeños, conducidos hasta allí por las fuerzas del orden marroquí y abandonados a su suerte en condiciones inhumanas, sin agua, sin comida ni abrigo.
Posteriormente fueron varios los grupos de inmigrantes ilegales (y legales) que fueron conducidos (durante varios días) esposados de a dos, sin alimentos, en vehículos que para despistar el seguimientos de ONGs y periodistas cambiaron varias veces de rumbo.
QUIERO GRITAR
Quizás lo más fácil sería mirar hacia otro lado.
Quizás ni siquiera dejaría de pelear, a mi manera, por el derecho de los inmigrantes si solamente me ocupara de denunciar Tratados sin cumplir como el de 1870 entre España y Uruguay.
Quizás, con escribir historias de uruguayos que han visto frustrados sus sueños fuera suficiente para encontrar motivos para mordernos los labios de tanto querer detener el grito de bronca y rebeldía.
Pero hoy que ha muerto otro inmigrante en la aventura de alcanzar la orilla norte del Mediterráneo es imperioso que el grito retumbe y atraviese distancias para que sea oído en todo el mundo.
Hoy el grito debe ser un aullido tan fuerte que transforme la bronca de la impotencia en un alerta.
Es necesario que el mundo sepa que en este Siglo XXI, la problemática generada por la inmigración clandestina hacia los países europeos, ha sido vestida de escándalo genocida.
Necesito gritar porque la mayoría de ellos están vivos. Pero el grito no es de alegría porque si el celo de las ONGs no hubiera descubierto aquel primer grupo de desesperados posiblemente hoy no lo estarían.
Tal vez la infamia quede en estos días desdibujada ante la magnitud de las catástrofes naturales que parecen cebarse con los más pobres, y que sumando por miles los muertos, desaparecidos y heridos, acaparan el dolor y el morbo del mundo.
Nadie lo ha dicho aún aunque muchos lo han pensado.
Yo lo he pensado.
Marruecos decidió deportarlos& ¿hacia dónde?, abandonados en medio de la nada sin agua ni comida; conducidos en vehículos que han modificado su ruta varias veces en un intento por despistar a las ONGs que trataban de seguirlos.
El mundo lo supo a tiempo y hoy siguen vivos. Desesperados pero vivos. ¿Qué habría pasado sin la vigilancia y testimonio de las ONGs y los periodistas?
La prensa no tuvo facilidades para realizar su trabajo. Las terribles imágenes que hemos visto fueron filmadas con enormes esfuerzos y hasta en forma clandestina.
ABANDONADOS
Quizás hoy sería más deseable que ese cielo en el que el sol esparce pinceladas rojizas, me acercara hacia horizontes más placenteros pero, como un imán, los destellos del atardecer escapan desde Sierra de Gádor y se diluyen rumbo al sur, hacia un continente de desiertos abrumadores, de culturas diferentes, donde el dolor ni siquiera se respeta porque es un derecho, que como muchos derechos de los hombres, no tienen ningún valor.
Mujeres embarazadas y niños pequeños formaban parte del grupo de ochocientos inmigrantes subsharianos abandonados en pleno desierto, sin agua ni comida en los últimos confines del territorio marroquí.
Cuando integrantes de 'Médicos sin Fronteras' les encontraron los 'sin papeles' denunciaron que en el camino habían dejado muertos.
Pasados varios días no se han hallado los supuestos fallecidos pero una portavoz de la ONG 'S.O.S. Racismo' señaló a Canal Sur Televisión de Andalucía que han desaparecido personas y que ellos pueden identificar 'con nombres y rostros' al menos a cuatro, entre los que se encuentra un joven de 15 años y una mujer con su hija de diez años, todos ellos congoleños y con solicitudes de asilo en trámite.
El jueves 6 de octubre, varias ONGs: 'Prodein', 'SOS Racismo', 'Paz Ahora' entre otras, denunciaron que las autoridades de Marruecos estaban deportando sistemáticamente inmigrantes hacia el desierto del Sahara donde los abandonaban a su suerte antes o una vez llegados a la frontera con Argelia.
'SOS Racismo' informó que el fin de semana anterior se realizaron redadas en Casablanca y Rabat, no habiendo escapado a esta acción ningún inmigrante subsahariano.
Al decir ningún inmigrante no nos referimos a irregulares sino al término exacto: ni uno solo, sin importar la condición de legalidad
'SOS Racismo' señaló que fueron detenidos por las autoridades marroquíes, aún aquellos que tenían la documentación correcta como también quienes habían gestionado demanda de asilo político y se encuentran por lo tanto bajo la protección de la ONU.
En el primer contingente deportado había algunos enfermos, varias mujeres y diez niños. También un joven estudiante oriundo del Congo que tiene todos sus papeles en regla pero que como los demás 'tiene la tez negra'
Como a la 'langosta negra' comenzaron a referirse algunos sectores de la población marroquí, al hablar de los subsharianos que utilizan su territorio en tránsito hacia Europa. La prensa de Marruecos, controlada por el gobierno, ha puesto más que un grano de arena para que ello suceda.
Pero otros sectores de esa misma población también ayudan. Sin su caridad en comida o ropa los inmigrantes no podrían haber subsistido. No es gran cosa, pero sumado a las ayudas de las ONGs, les ha permitido sobrevivir durante meses.
La tragedia comenzó a conocerse entre el 7 y el 8 de octubre. El estupor ante la gravedad de los sucesos acaecidos en las ciudades autónomas se transformó en estremecimiento al comprobar que los titulares de las noticias hablaban de cientos de inmigrantes abandonados por las fuerzas de seguridad marroquíes, a su suerte en pleno desierto.
El gobierno de Marruecos anunció que serían reagrupados en Oujda, localidad al noroeste fronteriza con Argelia desde donde serían repatriados 'lo antes posible'.
Los inmigrantes pertenecían a grupos capturados en los bosques cercanos a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y muchos estaban heridos como resultado de los intentos de saltar por encima de las doble vallas, otros se encontraban enfermos y todos al límite de sus fuerzas.
Desde la frontera con las ciudades españolas el ejército marroquí les había transportado hasta la frontera con Argelia y allí, sin ningún miramiento les abandonó sin agua ni comida.
'Médicos sin Frontera' advertía que algunos de los subsaharianos encontrados podrían llegar a sufrir amputaciones si no eran tratados en forma correcta, en tanto que 'SOS Racismo' hacía hincapié en que al menos 24 inmigrantes habían muerto de sed e inanición.
El coordinador de la ONG 'Médicos sin Fronteras', Javier Gabaldón, denunció en la oportunidad y desde el misma lugar de los hechos, que la situación que estaban viviendo los 800 inmigrantes subsaharianos podía considerarse como muy grave, haciendo saber que entre ellos había treinta heridos, algunos de gravedad, mujeres embarazadas, niños y enfermos.
LOS PRIMEROS PASOS DE LA HISTORIA
La historia de estos inmigrantes no es reciente. Han sufrido guerras que por interminables son olvidadas; hambrunas que no cesan de cobrar un alto tributo en víctimas. Hambre, enfermedades y miedo. Miseria en su mayor exponente.
Esta es la descripción, nada idílica, de los lugares de donde proviene la mayoría de los inmigrantes subsaharianos.
Saben que hay otro mundo; un mundo donde los niños comen todos los días, donde la gente no tiene que morir simplemente por haber nacido y no les importa arriesgar la vida por una oportunidad de llegar a él.
En el continente africano Ceuta y Melilla se yerguen como una avanzada de la Europa idealizada.
¿Cómo llegaran? ¿Cuánto les han cobrado por llegar? ¿Cuánto más le pedirán? ¿Cuántos harán realidad el sueño?
El trayecto no es fácil. Deben conseguir los hasta 1.000 € que las mafias les exigen para llevarlos, sin garantías de culminar con éxito su aventura.
Tanto los que pagan, como los que salen por sus propios medios rumbo al norte, son probables víctimas de robos y se ven forzados a detenerse reiteradamente en su trayecto, para tratar de reponer de alguna forma un dinero que les resultará imprescindible para sobrevivir.
Recorrer el camino desde sus países de origen hasta el Mediterráneo puede ser un peregrinar de meses e incluso años. Aguardar en Marruecos el momento de dar el gran paso que los lleve definitivamente a Europa, varios meses más.
Deben esconderse porque son ilegales. Viven de la caridad y se agrupan en asentamientos precarios bajo ramas, chapas y plásticos.
Recientemente la policía de Marruecos destruyó esos asentamientos y taló los árboles bajo los cuales se ocultaban.
ESPERANDO EL MOMENTO
La miseria en su mayor exponente, sin números para los que quedan en el camino ni nombres para los que llegan ¿a dónde? Ni siquiera al final del camino. Se esconden esperando el momento de completar el sueño o quizás pudiéramos decir, la continuación de la pesadilla que han vivido y que no dejará de serlo del otro lado de la frontera.
Por llegar a ese este mundo han sufrido situaciones indescriptibles. Explotando su desesperación las mafias han creado un redituable mercado y se han ocupado de no contarles la verdad pero ¿podría acaso importarles saber que no serán bien recibidos, que no habrá autorizaciones y que si son detenidos les espera la repatriación?
Cuando lleguen a Marruecos elegirán la manera de completar el trayecto; las pateras o las vallas; Fuerte Ventura, el punto más cercano al continente africano en las Islas Canarias; la costa andaluza o las ciudades españolas en la margen sur del Mediterráneo.
Hasta ahora se sentían protegidos por la falta de acuerdos de extradición con sus países de origen. La mayoría se deshace de toda su documentación para dificultar la detección de su nacionalidad. Si no hay acuerdos de repatriación o no se sabe cuál es su nacionalidad, no podrán expulsarlos. Esto era un hecho hasta ahora.
Podría comparárseles con animales al acecho. Esperan la circunstancia propicia y su presa se llama Europa.
Sesenta mil inmigrantes ingresan cada año en forma irregular por las costas andaluzas, las islas Canarias o por las ciudades de Ceuta y Melilla.
Siguen su propio sueño, una quimera que no deja de ser eso porque hace mucho que el paraíso prometido puso cartel de 'completo' y aunque les necesita no les quiere.
Los que llegan son perseguidos y si son atrapados, llevados a los Centros de Estancia Temporal donde esperan a ser devueltos al lugar desde donde iniciaron el periplo.
DETRÁS DEL ALAMBRE DE PÚAS
Cuando los subsharianos llegan a tiro de piedra de su sueño se dan cuenta que éste se encuentra del otro lado de una doble valla coronada por alambres de púas.
Entonces se agrupan en asentamientos donde carecen de lo más esencial. Se esconden de las autoridades marroquíes y sin importar las lluvias ni el frío del invierno llegan a permanecer meses al acecho, hasta que encuentran la oportunidad de intentar ingresar a España.
Aún siguen convencidos de que de la Europa de las oportunidades les separa tan sólo una valla y que una vez transpuesta todo será diferente. No tienen en cuenta las leyes ni las reglamentaciones que continuarán manteniéndoles bajo el estigma de ilegales.
DE TRES A SEIS METROS
Hasta hace unas pocas semanas España se encontraba detrás de una valla de tres metros. Los intentos, muchos con éxito, de saltarla hicieron que las autoridades de la península decidieran elevarla otros tres metros.
Desde que se hizo el anuncio miles de subsaharianos se lanzaron, noche tras noche, a la desesperada tentativa de completar el trayecto que habían iniciado.
Los asaltos a las vallas han dejado tras sí una secuela de heridos y muertos.
Los que consiguieron pasar se encuentran detenidos en los Centros de Acogida Temporal a la espera de su deportación o, son en algunos casos los que días después aparecieron abandonados en el desierto
La Guardia Civil española, a pesar de la crueldad empleada en alguna ocasión y que fuera prontamente denunciada, filmada por las cámaras de televisión e investigada por sus autoridades, en general ha obrado de forma correcta pero se ha visto desbordada.
Los militares enviados para ¿vigilar? resultaron ser el disfraz irrisorio de un gobierno al que los hechos se le escaparon de las manos. No pueden usar armas porque los que llegan no son soldados enemigos sino seres humanos hambrientos, por lo que su actuación se ha limitado a la de meros testigos de los hechos.
El Reglamento de la Ley de Extranjería respecto del artículo 157 dice que los inmigrantes que han pisado suelo español intentando entrar ilegalmente al país deben ser llevados 'con la mayor brevedad posible' a la correspondiente 'comisaría del Cuerpo Nacional de Policía'; y establece que al sin papeles deberá facilitársele además 'asistencia jurídica gratuita y un intérprete'.
Los subsaharianos que han logrado entrar a Melilla y han hecho largas colas frente a la comisaría para registrar su ingreso no piden tanto, se sienten felices de estar sentados, al aire libre, en suelo español, se sienten atendidos a pesar de las dos horas de fila que deben guardar para desayunar, almorzar o cenar; tienen comida.
Otros inmigrantes que ya estaban en el Centro y ciudadanos de Melilla que se han acercado al lugar les ayudan con lo que pueden. La Cruz Roja sigue multiplicándose pero se ve desbordada.
La oposición hace acusaciones de falta de previsión e irresponsabilidad por el efecto llamada que denuncian, generó la última regularización de inmigrantes.
El 12 y el 15 de septiembre se dieron los primeros alertas por parte de las ONGs sobre el resultado de los intentos de cruzar las vallas. Habían muerto dos inmigrantes. No fueron los primeros pero sí el detonante.
Cuando terminaba septiembre y se anunciaba que en Ceuta también se elevaría la valla a seis metros se iniciaron los intentos masivos por entrar a esta otra ciudad.
ESPAÑA SOLICITA APOYO
España anuncia que no puede hacerse cargo de más ilegales y apura la firma de los Tratados para la devolución 'inmediata' de los inmigrantes.
Marruecos señala que no está en condiciones de hacerse cargo de los miles de subsaharianos que deambulan por su territorio y reclama ayuda europea y la instauración de un 'Plan Marshal'
España, como frontera sur de Europa reclama la implicación de la Unión Europea.
Actualmente en Ginebra se está estudiando la manera de ayudar a los países del sur del Sahara en la obtención de un mínimo de estabilidad económica que permita a sus habitantes vivir sin la necesidad, ahora casi imperiosa, de emigrar.
En Melilla la situación se había tornado insostenible. Las autoridades españolas no encontraron otra manera de detener la avalancha que comenzar a devolver hacia Marruecos, en forma inmediata, a los que ingresaban irregularmente a su territorio al tiempo que presiona al gobierno marroquí para que actúe en el control del paso de los subsaharianos por su territorio.
Marruecos respondió a las presiones con medidas exageradas (al menos en resultados). La policía de Marruecos no tiene escrúpulos en tirar a matar. En un nuevo intento por llegar a la valla murieron 7 subsharianos.
El 6 de octubre un grupo de 70 son trasladados en avión desde Melilla hasta Málaga y desde allí por tierra a Algeciras donde fueron embarcados rumbo a Tánger.
Insólitamente otros 30 realizan la primera parte del recorrido pero no para ser devueltos a Marruecos sino que llevan orden de internamiento en la península.
ACNUR, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, desde su filial en España criticó al país por la devolución de inmigrantes irregulares enviada a Marruecos porque, según informaciones de varias ONGs, en Marruecos la policía viola reiteradamente los derechos humanos de los inmigrantes irregulares. Por conocimiento puedo decir que de casi todos sus ciudadanos.
La denuncia de ACNUR se extendió hacia algunos integrantes de la Guardia Civil española que fueron filmados por las cámaras de la televisión propinando puntapiés a subsharianos ya reducidos y en el suelo.
El seis de octubre el delegado en España del ACNUR, Carlos Boggie exigió que en los procesos de expulsión se cumpla fielmente la Ley de Asilo señalando 'que se le debe dar a cualquier ciudadano extranjero la posibilidad de solicitar asilo', lo que no sucede con la puesta en marcha del proceso de expulsión inmediata aplicado por España.
Esta alerta hizo que el gobierno rectificara su actitud.
ACNUR es un organismo que declara no estar en contra del control de la inmigración, pero que sí exige que el mismo se realice respetando los derechos humanos y según Boggie, no dar la oportunidad de solicitar asilo es de por sí una violación de éstos.
OLVIDANDO LOS DERECHOS HUMANOS
Marruecos, convertido desde hace años en país de tránsito de personas en viaje irregular hacia Europa ha cerrado hasta el momento los ojos, pero las acusaciones son demasiadas e intenta dar solución al problema a su peculiar manera de interpretar del Derecho Internacional.
Las ONGs denuncian que los inmigrantes son esposados por pareja y conducidos en ómnibus a un destino aún incierto ante el mutismo del gobierno marroquí. No tienen comida ni agua y subsisten con lo poco que ellas les pueden suministrar.
Se los ve también caminando por la orilla del camino y en estos casos cuando alguien les alcanza una botella con agua la reciben como un tesoro inestimable.
El jueves 12 de octubre 'Médicos Sin Frontera' denunció que hay mil inmigrantes que son conducidos hacia el sur necesitados de lo esencial para sobrevivir y que las autoridades marroquíes han dividido las caravanas para dificultar su seguimiento.
Por otra parte dos helicópteros de Naciones Unidas pertenecientes a la Misión para el Referéndum del Sahara Occidental se encuentran sobrevolando el desierto en busca de 40 subsaharianos abandonados en la zona, algunos de ellos habrían fallecido.
Deborah Elizondo, jefa de la Unidad de protección jurídica del ACNUR después de visitar el Centro de Estancia Temporal de Melilla, donde se encuentran entre 100 y 150 inmigrantes candidatos a solicitar y obtener asilo político por proceder de países africanos donde hay conflictos armados, destacó su preocupación por el alto número de éstos que no se han registrado ante la policía por temor a ser expulsados y carecen de todo tipo de documentación que les permita iniciar los trámites para solicitar el asilo en España.
Elizondo denunció que no se les está prestando asesoramiento legal para gestionar la petición indicando que son las ONGs y no las instituciones españolas las que se ocupan de prestar esa ayuda.
Mientras estas atrocidades siguen desarrollándose el Ministro de Exteriores de España felicitó el miércoles 12 al gobierno de Marruecos por 'los extraordinarios esfuerzos ' que ha realizado para hacer frente a la ola de indocumentados que pretendía acceder a territorio español.
Sin embargo es posible realizar una lectura diferente de los hechos si éstos se siguen con atención.
La noticia publicada por NOTICIAS PYME es más que explícita sobre este aspecto
http://www.noticiaspyme.com/sec/sec.actu/noti_int.asp?idn=83017&pon=1&ids=26
El Gobierno Zapatero fracasa en su intento de cerrar un pacto humanitario con Mohamed VI
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"Marruecos ha tenido en todo momento una gran preocupación por los derechos humanos y el trato humanitario de los inmigrantes subsaharianos". La frase no ha sido pronunciada por Mohamed VI, su primer ministro o un dignatario marroquí, sino por el ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, a quien ayer torearon en Rabat y dieron largas cuando pretendía cerrar un pacto concreto.
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Tras entrevistarse en Rabat con su colega marroquí, Mohamed Benaissa, el ministro Moratinos se deshizo en elogios hacia los dirigentes del Reino alauita, mientras se desconoce aún el destino de cientos de subsharianos llevados en penosas condiciones a los puntos más remotos de Marruecos.
En consonancia con la línea trazada por el Gobierno Zapatero , el diario El País afirma en su editorial que "la cooperación marroquí demostrada en estas últimas semanas no se había dado nunca". El diario El Mundo apunta justamente en la dirección contraria y afirma que las expectativas generadas ante el viaje del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, a Rabat para abordar de forma urgente el problema de los flujos de inmigrantes subsaharianos se diluyeron ayer como azúcar en agua:
Lo que se preveía como una reunión de alto nivel para adquirir compromisos firmados, se quedó en una imagen para las cámaras, un intercambio de elogios y una declaración conjunta [...] Lo más destacado fue el gran interés que tiene el Ejecutivo español por preservar su estrecha relación con el vecino del sur. Moratinos no dudó en reseñar la "satisfacción del Gobierno por los extraordinarios esfuerzos de Marruecos" para resolver la situación; la "excelente cooperación y la amistad" entre los dos países; el espíritu de "diálogo y entendimiento" mutuo y, sobre todo, la "preocupación por los Derechos Humanos" que "es una constante de la política de España y también de Marruecos".
A pesar de todo, el Ejecutivo de Zapatero sigue empeñado en no molestar lo más mínimo a Marruecos. Más aún, Moratinos expresó la gran satisfacción del Gobierno por "el extraordinario esfuerzo que ha hecho Marruecos por atender una situación compleja, que no sólo afecta a nuestros dos países, sino a toda la UE y al continente africano". Las tremendas imágenes de subsaharianos deambulando por zonas desérticas o conducidos esposados en autobuses que se ha podido ver en televisión no impidieron que el ministro español afirmara expresamente que "ha sido una constante en la política española y también en la de Marruecos la preocupación por la situación de los derechos humanos y la asistencia humanitaria en la búsqueda de una solución a un tema tan dramático".
Como escribe Luis Ayllón, si hay que creer a los anuncios hechos días atrás de forma oficial y oficiosa por altos responsables del Gobierno español, incluida la vicepresidenta Fernández de la Vega, la visita hecha en las últimas horas por Moratinos a Marruecos tenía como objetivo aumentar de manera concreta la cooperación con el país vecino en la lucha contra la inmigración ilegal.
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A última hora se cree haber encontrado respuestas sobre el destino de los inmigrantes. En forma oficiosa el gobierno marroquí ha filtrado su intención de reunirlos en campos militares en el Sahara Occidental, desde donde procederá a su expulsión.
'Médicos sin Fronteras' ha permanecido las últimas 24 horas en alerta intentado ingresar a uno de esos campos para poder comprobar el estado de los detenidos. No ha tenido éxito.
Yo siento asco ¿y usted?
Desde Almería, en el sur del norte, 14 de octubre de 2005
Cuando en Salamanca da comienzo la XV Cumbre Iberoamericana.