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Bandera arriada
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por José Carlos Cardoso |
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EL PAIS informa el pasado miércoles 28 en su página 2, que Brasil “se arma y en grande” se propone incrementar en un 50% su presupuesto en defensa y fortalecerá su aparato bélico. Fortalecerá su industria armamentista y se prepara para “constituirse en árbitro de los conflictos que puedan surgir en la región” a fuerza de arsenal, claro. El cable internacional complementa la información afirmando que Chile y Venezuela se arman “hasta los dientes”. El 60% de los militares brasileños cree que habrá un conflicto militar en la región.
Los países nombrados están gobernados por la izquierda. Quedaron atrás los gobiernos de derecha o centro derecha a los que -los inefables izquierdistas- acusaron de “reaccionarios”.
Se arman hasta los dientes para combatir. ¿Con quién?, ¿contra quién?
El paradigma de que la prioridad es la educación, la salud, la vivienda y el desarrollo como herramientas de paz, se hizo trizas. Lula, Bachelet o Chaves, hijos de la izquierda latinoamericana histórica, dan prioridad a armas de repetición, tanques, municiones y aviones caza de última generación.
La guerra y la disuasión son herramientas que los socialistas, antes cultores de “presupuestos progresistas”, han puesto en marcha sin ningún pudor.
Miles de armas de repetición ha comprado Chaves. No ayudarán -sin dudas- a vencer el analfabetismo o las excretas en las calles de los miles de pueblos abandonados por el lustroso comandante militar, arropado con entusiasmo por los comunistas criollos, enfundado en lujosos trajes y rodeado de dos centenas de guardaespaldas.
Las armas en América latina, el continente más desigual del continente, solo aumentan la desigualdad. Son elementos de división y fricción.
Sirven al régimen e intimidan al pueblo, que aprendió a tenerle temor a los gobernantes rodeados de metal.
El mejor momento del presupuesto militar en Uruguay fue durante la Dictadura. Llegó al 6% del PBI.
Por ahora Vázquez no parece ser un entusiasta de la línea que han marcado sus pares. No se ha mostrado tentado por incrementar las armas. Y es bueno que así sea. Por más que crezcamos en esa materia no intimidaremos a nuestros vecinos y no nos servirá de disuasión. Por ahora, en materia de armas, sólo culebrones con licitaciones y amigotes del gobierno. Las armas israelíes que quedaron por el camino a mano de los chilenos, se usarían más para entrenamiento que para combate.
En países como Venezuela, con gobernantes como Chaves, sí funcionan; la disuasión es para la oposición y la intimidación para el pueblo rebelde. Así se impone un régimen.
De derecha o izquierda, da lo mismo.
Mientras tanto una bandera más que queda por el camino. Una vez más, quedó claro que nos mentían cuando decían que gastar en Defensa era una imprudencia gubernativa y una traición al pueblo.
Llegaron y lo hicieron, sin tutías.
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