Enchurecamiento ruminal… o… las patologías de las vacas y la responsabilidad de las alcaldías…
Dr. Enrique Rimbaud Decano de la Facultad de Veterinaria
Managua - Nicaragua
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Eran casi las tres de la tarde cuando llegamos a la finca de Don Tuto Solórzano en Granada, padre de María Elena y Keilly, dos hermanas muy buenas alumnas nuestras de quinto y primer año respectivamente… una finca que queda en los alrededores del pueblo, y que tiene la desgracia de ser lindera con el basurero municipal… desgracia muchas veces fatal…
Las vacas estaban apartadas en el corral, eran tres, una de ellas apenas se podía parar, la revisamos mediante un exhaustivo examen clínico, y decidimos que no obstante que hacía más de tres meses que la vaca estaba mal, decayendo y adelgazándose, el cuadro seguía siendo de abdomen agudo, con un diagnóstico presuntivo de Reticulitis traumática crónica reagudizada (inflamación traumática por cuerpo extraño del segundo estómago de la vaca), por lo que decidimos una intervención quirúrgica y procedimos a operar a la vaca…
Al principio todo fue normal, sujeción y depilación del área quirúrgica (flanco izquierdo), anestesia paravertebral, epidural baja y de infiltración, incisión de la piel, músculos, apertura de la cavidad abdominal, sutura de peritoneo con músculos para no perder las relaciones en la cirugía, sutura del rumen a la piel para no correr riesgos de peritonitis, apertura del rumen y oh… se acabó la tranquilidad… ya en la palpación rectal preoperatoria habíamos detectado unas tumoraciones duras, como rocas, pero ahora que estábamos adentro, que infierno, el amasijo más grande que he visto en mi vida de bolsas plásticas de todos los colores, mecates, hilos, alambres, clavos, que se habían amalgamado en una enorme masa informe y dura, de más de 35 Kg, que costó un triunfo sacar, y tanto tiramos hasta que salió que quien nos veía de lejos pensaba que estábamos partereando a la vaca y no operando su primer estomago, el rumen.
Material plástico y alambres a medida que lo íbamos quitando del rumen
Ya vaciado el rumen, lo que tomo un par de horas, pasamos a palpar el retículo (mondongo), encontrando alambres, clavos, monedas, tuercas, arandelas, tapas de gaseosa, piedritas y toda suerte de cosas, esto es lo que tenía a la vaca a mal traer, dado que cada contracción del estómago (y son de 6 a 9 cada cinco minutos), la vaca se clavaba esos clavos en la pared del estómago…
Clavos, alambres, arandelas, y un amasijo de alambres de cobre retirados del retículo (mondongo) de la vaca
Tras cuatro horas de cirugía, cerramos el animal, con seis planos de sutura, terminando la vaca helada, aunque ya le habíamos realizado antibioticoterapia y terapia preventiva del shock…
Evidentemente hay dos culpables aquí, y ninguno de ellos es la vaca, la Alcaldía de Granada, por no aislar bien la basura de sus vecinos, y realizar tratamientos de reciclaje o compostamiento de la misma para que los animales no se enfermen como este… y el otro, el propio dueño, que ya que la alcaldía no cumple, el debería de tomar la precaución de alambrar fuertemente los linderos para que sus animales no sufran innecesariamente…
Cuantas vacas deben morir o ser intervenidas para que todos los actores reaccionen?, quizás lo mejor sea un gasto compartido entre la alcaldía y los productores vecinos para que estas cosas no vuelvan a suceder…
En los libros europeos o yanquis, estas patologías no aparecen, son propias de la pobreza, por lo que la llamamos: “enchurecamiento ruminal crónico”, con pronóstico reservado a grave, aunque esta vaca, por suerte, vivió!!!!
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