POR FAVOR, LA REFORMA TRIBUTARIA ES PRIMERO
por Helena Arce
Es una muy buena medida las intenciones de la lucha frontal contra la evasión.
Es una muy buena noticia la intención de lograr una coordinación entre los distintos organismos. Tal vez al fin logremos que las empresas puedan no tener que presentar permanentemente idénticas informaciones a los distintos organismos, una duplicación increíble es por ejemplo los datos necesarios a proporcionar al Ministerio de Trabajo y la nómina laboral que se presenta ante el Banco de Previsión Social en forma mensual. Incluso es "REPLAY" dentro del mismo B.P.S. la duplicación entre la información a proporcionar a GAFI (antes DISSE) y la información a las oficinas recaudadoras.
Ello permitirá ahorros interesantes en las empresas privadas al no tener que incurrir en recursos administrativos y técnicos duplicados para presentar la misma información en las distintas oficinas, y permitirá a los organismos recaudadores un ahorro sustantivo en recursos humanos y técnicos para recibir por distintos caminos la misma información.
Imaginamos que la coordinación no significará únicamente la salida en conjunto de empleados de los diferentes organismos a la hora de las inspecciones debiendo pagar triples salarios y triples viáticos a los empleados, o únicamente el cruce de información entre organismos. Si por medio de un organismo se recibe toda la información, esta será la que se maneje.
Ahora bien ante la insistencia de primero que nada frenar la evasión, consideramos que es importante conocer cual es la real carga impositiva que los empresarios uruguayos y los empleados de este país deben soportar.
Hemos preparado un cuadro que nos muestra cual es la verdadera carga impositiva de las empresas. En este caso hemos utilizado un ejemplo de un supuesto empresario exitoso, el que invierte y vende lo suficiente como para recuperar la inversión, también apuntamos con este ejemplo al mejor de los casos, una empresa que vende y compra al contado, sin necesidad de recurrir a tomar o pedir financiación, ni recurrir a las entidades financieras de crédito (tarjetas). Digamos que hemos planteado el caso ideal, soñado por un empresario, aunque en realidad inexistente, pero resulta así más ilustrativo a los efectos de observar un caso en los hechos inalcanzable, hasta donde es injusto e imposible de pagar el sistema impositivo uruguayo. .
Los invito a analizarlo imaginando que ustedes son el empresario, el que invierte el dinero, o imaginando que son los empleados.
El empresario invierte $ 984.000 de inversión inicial, supongamos que este costo representa las reformas que debe hacer en el local y que en el mejor de los casos la mitad corresponde a materiales, los que le representan casi $ 92.000 de iva a recuperar de las ventas. El resto contrató personal y para no complicarnos demasiado en cálculos, digamos que en esa mitad está incluido el costo del personal afectado a la obra y los aportes al B.P.S. Ese resto del monto de la inversión no está gravado por el IVA y por lo tanto no se descontará de los pagos a DGI en el momento.
Luego el empresario, obtiene el primer mes una venta excelente que le permite vender todo lo comprado, y marca los productos a vender con una utilidad de un 55% sobre el precio de venta, lo cual ante la multiplicidad de ofertas de distintos productos es un buen margen. El empresario compra mercaderías por un valor de $ 1.800.000 y las vende a $ 4.000.000.
De esa venta al empresario le quedaría de utilidad neta $ 951.905, luego de pagar sus impuestos y este sin duda es un monto interesante. Pero de ese monto el empresario debe retener, si no lo consideramos conservador, por lo menos un 11.56% para imprevistos, debería poder obtener un sueldo para vivir, poder comprar mercadería para el mes siguiente, y obviamente dedicar un porcentaje al recupero de la inversión, amén de prever un porcentaje para reinvertir en la empresa. Por lo que el empresario encontrará que esos interesantísimos $951.905 que le quedan de utilidad neta ni siquiera le dan para comprar mercadería para el siguiente mes.
Observamos sin embargo que el sistema impositivo de este país determina que la Dirección General Impositiva recaude ese mes $ 771.805, en concepto de IVA e Impuesto a la Renta. O sea el 81.08% de lo que le queda al empresario, con la diferencia que al empresario lo que le queda no es todo para disfrutarlo en su persona sino que debe con ese monto invertir en su empresa.
Observemos ahora el análisis de la aportación al Banco de Previsión Social, la empresa hemos supuesto que contrata 22 empleados a los que les abona promedialmente $ 15.000 nominales a cada uno. Sin embargo el empresario deberá pagar por cada uno, un total de $ 18.300, pues a lo que percibe el empleado le debe sumar los aportes patronales que debe hacer a la seguridad social.
Considerando incluidos la cuota mensual de los beneficios laborales (salario vacacional, aguinaldo, etc) el empleado únicamente recibirá $ 12.962 mensuales, restando los aportes obreros. Y el Banco de Previsión Social recibirá un total de $ 7.375 por cada empleado (siendo $3.848 aportados por el trabajador y $3.527 por el empleador). Así vemos que el Estado se lleva el 56.90% de lo que se le paga al empleado.
La solución para este empresario pasa sin duda por tener menos empleados, pagarles a los que le queden sueldos más bajos, y /o remarcar sus precios.
He intentado hacer este cuadro lo menos técnico que me fue posible, pues la intención es que se aprecie de los socios de esta empresa (empresario, empleados y estado), quien es que se lleva la mayor parte.
La intención última es lograr que todos tomemos conciencia de cual es la carga impositiva que afrontamos y por sobre todo que los responsables del Estado entiendan por cual motivo los empresarios no pueden pagar sus impuestos, y no es posible atraer inversores serios a este país, que apunten a generar trabajo. La intención es que de una vez por todas se entienda por cual motivo los empleados suplican que no los pongan en caja, o los pongan por el mínimo. Sabiendo además como sabemos todos que las jubilaciones están topeadas y que por más que se aporte al Banco de Previsión Social, nunca se recuperará ese dinero. Ni en Jubilaciones, ni en Pensiones, ni en Seguro de Paro.
Por lo tanto mientras no se encare una seria reforma tributaria que cree impuestos pagables, aportes lógicos, el luchar contra la evasión será únicamente una caza de brujas.
Si el mal de este país es la evasión, ella es causada únicamente por el sistema impositivo que este país tiene, que fomenta la evasión. Luchemos contra la evasión, fomentemos la conciencia de pagar los impuestos, hagamos a este país creíble y honrado. Un país donde los empresarios puedan pagar sus impuestos, donde los profesionales que nos dedicamos a estos menesteres podamos ser útiles a las empresas, llevando registros contables que proporcionen informaciones que permitan a los empresarios mejorar su gestión y no enfermemos de estrés. Donde los empleados quieran aportar a la seguridad social.
Para ello necesitamos YA una reforma tributaria seria, responsable, pagable. Esa será la mejor propaganda para que los habitantes del Uruguay paguemos nuestros impuestos sin dudar, no gastando recursos en propagandas sensibleras, ni echando a los inversores con políticas de policías fiscales.