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Cuentas que no se cobran
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por Javier García |
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La política se hace desde la ética o de lo contrario se corrompe. Para que así sea no hace falta apropiarse de dineros públicos, que es quizás la versión más conocida de esta patología, alcanza con exigirle al otro lo que uno no estaría dispuesto a dar si estuviera en su lugar. Esta fue la forma con la que actuó durante todos estos años el Frente Amplio, pidiendo aquello que ahora en el gobierno no está dispuesto a dar o impulsando ahora lo que antes rechazaba. Resulta que nos enteramos que la política económica actual es la continuidad de las anteriores, lo que pasa que ahora es progresista y antes neoliberal.
En materia de derechos humanos vaya si el Partido Nacional sufrió el escarnio frentista. Primero fue traicionado en el Pacto del Club Naval y luego Wilson asumió la responsabilidad de poner la cara para hacer lo que otros sabían que había que hacer, a pesar de que se dedicaron a incendiar el país.
El caudillo blanco, como baquiano que era, vio más allá de lo que el común de la gente veía. Recuerdo que por aquellos días solía recomendar que se leyera un hermoso libro de don Juan Pivel Devoto llamado "La amnistía en la tradición nacional". Eran días de agravios y acusaciones. Las más duras venían de quienes hoy ejercen el gobierno. Sólo la convicción en los valores que se defendían podía ayudar a pasar el momento. Y el valor era uno: la reconciliación nacional.
Los horrores no deben olvidarse y además estaría muy mal que así fuera. Hay personas y familias que tienen todo el derecho del mundo en tener una militancia radical en materia de DDHH, vaya que si uno hubiera tenido en su familia un desaparecido quizás estaría en la misma actitud. Pero quien debe velar por la sociedad en su conjunto tiene otras responsabilidades, que las exceden porque son diferentes. Eso fue lo que Wilson vio y por lo que estuvo dispuesto a sufrir, y eso que tenía cuentas para cobrarse. Otros se aprovecharon de su grandeza aunque sabían que tenía razón. Basta mirar otras realidades para saber que para reconciliarse en la sociedad tiene que haber concesiones recíprocas.
El presidente Vázquez convocó, por decreto, a que el 19 de junio sea el día del "Nunca Más". Su partido lo obligó a retroceder y lo que iba a ser un acto con presencia civil y un desfile militar, será una ofrenda floral con una guardia de Blandengues. Aprovechó la oportunidad del anunció para hacer otro de tono político. Se excedió y equivocó con ironías que no deben ser usadas por un presidente mezclando lo trascendente del momento con la batalla política menor.
Retrocedió para buscar apoyos en su partido, no obstante sectores del mismo ya anunciaron que no lo acompañarán el 19 de junio. Veinte años después empiezan a ver lo que tantos años atrás ya había visto Wilson. Tardaron, pero llegaron y aunque no lo digan saben que le están dando la razón al Partido Nacional.
El 19 de junio será para nosotros el día del "Nunca Más" a todos los terrorismos, no porque haya un decreto que lo diga sino porque siempre creímos en que era la única forma de reconciliarnos como sociedad.
Lo queríamos antes y lo queremos ahora sin importar quien sea el presidente. Es nuestra debilidad: creemos en la democracia, es una convicción y no una conveniencia.
El 16 de junio inauguraremos el "Camino de Wilson" en Rocha, frente a su casa. Y el 19 en su memoria iremos a la Plaza Independencia acompañando al presidente del Directorio blanco, con Wilson en el corazón.
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