Disquisiciones sobre cosas y asuntos triviales…
Dr. Enrique Rimbaud
Decano de la Facultad de Veterinaria
Managua - Nicaragua
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A veces, y no tan a veces, nos importa la trivialidad, la contención de lo cotidiano, la mística de lo corriente y ordinario, la sempiterna seguridad de lo diario, el refugio cálido de lo de todos los días, aunque sea algo que en realidad no lo vemos todos los días, ni de lejos, ni de cerca…
Es solamente la esencia, ese sentimiento de rincón protector, de recogimiento claustrico, que nos lleva a refugiarnos en factores comunes, en cosas, en hechos o asuntos triviales…
Pero, lo que es banal para unos, puede ser esotérico o raro para otros, y la diversidad muchas veces cansa, aburre, nos lleva a un tedio modernista, "c´est le ennui…" diría Baudelaire mientras fumaba su pipa, pesado lastre, herencia muerta de Honorato de Balzac…
Este desfile de mujeres que de a ratos es mi vida, por momentos cansa y también por momentos nos alegra con su superficialidad vana, ese juego eterno del gato y el ratón, donde nunca estamos realmente seguros de quien es gato y quien es ratón, y por las dudas maullamos, ronroneamos, y hasta nos lamemos los bigotes ante el temor atávico y ancestral de ser la presa…
Porque la necesidad iconoclasta de conquistar, de poseer, de tener, de hacer amar y que nos amen, porque? No hay respuestas, no hay datos estadísticos que nos sindiquen como errados o acertados, solo el miedo a la soledad y al HIV, o el terror de pasar desapercibidos en un mundo en el que tantas estrellas brillan como si fuera su última y peor noche…
A veces pienso que estoy errado, después de todo, cuanto hace que no salgo a depredar, cazador nocturno parado en algún mostrador de algún barcito, oteando el horizonte en busca del venado herido, del venado débil, de la víctima predispuesta a ser víctima y victimaria a su vez…
Hoy, solo me limito a atender el teléfono, estridente testigo de mis horas muertas, en el vano intento de llenar una vida con cuerpos sin historia, casi sin nombre, carente de sentimientos y de compromisos, llenando noches sin futuro en intercambios lúbricos y lúdicos, intensos y efímeros a su vez… por más que quiero, estoy atrapado en un sofisma, donde mi cuero pide cuero, pero mi fuero interno rechaza compromisos…
El mundo así lo pone, o se es lobo, o se es cordero, pero como saber en que posición ontológica nos han puesto, quizás uno se siente lobo, por ser incapaz de ver la lana sobre la piel, pensando que las pezuñas parecen garras, y que el balido entrecortado por las emociones vanas se asemeja a un aullido en noche de luna llena…
Seré el lobo? Seré el cordero?, porque hay que ser uno de los dos?, porque no ser una especie diferente?, porque no ser uno mismo sin importar roles ni encargos de una sociedad en la que apenas creemos y que solo hablamos de reformarla…
Extraño a mi perra vieja, hoy retozando alborotada por ahí algunos días, achacosa las mas de los días, emproblemada siempre, es casi la única persona con la que podía lanzar disquisiciones y tomarlas como tema… intercambiar ideas sin opinar, opinar sin respetar, respetar sin humillar, conversar en varios niveles antes de hundirnos en el máximo nivel de la lujuria, sabia consecuencia del diálogo fértil y fecundo, de la muda intelectualidad ante el pensamiento entrelazando al deseo, de la excitación propia de la idea, mas allá de los cuerpos y las formas…
No todo se puede en la vida… y aunque a veces frotamos cicatrices, lamemos las heridas, esperando coagular hemorragias en cada beso furtivo, sabemos que muchas de estas nos son propias, inherentes a nuestra condición humana, y esto nos hace entreverar orgasmo con dolor, pasión con sufrimiento, secando sutilmente nuestro eral en cada encuentro, alejándonos cada vez mas de nosotros mismos…
Y mi perra fiel, amiga entrañable, con la que nunca tuvimos ni tendremos nada, obcecada, testaruda, a veces tan sabia y otras tan ciega, obstinada en señalarme errores que ni tanto me importan olvidando buscar la exégesis del alma, la esencia del ser, los motivos reales, las razones, los porqué de la vorágine, del vórtice, de la tormenta que se cierne sobre nuestros horizontes… no importa, sé que un día me comprenderá, y presa de ese conflicto de pánico eterno de amor – odio, verterá ardientes lágrimas en un abrazo fraterno…
Un fin de semana intenso, intenso de trabajo y de amor, de computadora y de sexo, sexo abierto, sin sorpresas y sin miedos, sin ilusiones, sin un futuro más allá del borde mismo de la cama, sin otro mañana que un encuentro casual, sin más despedidas que una figura recortada en la puerta al abandonar la casa… sin promesas, sin mentiras, sin tapujos, sin vergüenza… los labios solo se abren para besar y ser besados, no se les ocurre musitar un te llamo, nos vemos, ni siquiera un hasta mañana, y menos un te amo… Ángel, siempre Ángel, único y eterno… aparece y desaparece sin dejar rastros ni señales, sin anunciarse, sin despedirse, sin siquiera saberlo…
Por suerte hoy llegó el remanso, el agua prístina, clara y fría de la montaña, mi rama hermosa y bella, bálsamo puro sin reclamos ni intereses, solo el de estar juntos, cuando se pueda y como se pueda, azucena salvaje enhiesta y altiva en la roca viva, erguida, fuertemente exótica y erótica… cuando estamos juntos mi alma y mi cuerpo pueden descansar, mientras, mi mano recorre su piel suave jugueteando en los tibios rincones de su cuerpo bien torneado…
No me canso de besarla, de ver sus ojos tantas veces tan brillantes, tantas veces tan tristes, su orgasmo recorre mi columna sacudiendo mi cuerpo, cayendo las almas exánimes sin buscar perdón alguno, perdón de qué? O Porque? O acaso es pecado ver como el cariño y el respeto mutuo pueden más que el mismo amor? No en vano amistad y lujuria no son ni sinónimos ni antónimos, solo términos que alguna vez van de la mano…
Hace rato se fue, hacia su ciudad natal, al norte de mi vida y de mi geografía, pero su sudor aun entibia las sábanas, y su aroma sigue impregnando el ambiente y mi piel… su sonrisa ahí quedó, estampada en mi retina, quien sabe por cuánto o hasta cuando…
Que mas podemos pedir? Un día redondo, terminé un informe urgente, tomé algunas decisiones claves, solucioné cosas en la oficina, hice un par de favores, estuve con ella, y terminé cenando un gran churrasco, acompañado de hongos, arroz, ajo y perejil, un buen vino, mi comida favorita!!!
Cosas banales, triviales, anodinas, pero que llenan nuestro espíritu, antesala de otro bueno y nuevo día, que quien sabe que nos depara, pero no importa, no queremos adelantos como en el cine, sino vivirlo y descubrirlo, disfrutando cada momento, cada paso, cada lapso, cada instante, como podamos, sin mucho discutirlo, vivenciándolo profunda y absolutamente, siempre….claro está, cuestionándonos también, discutiéndonos internamente cada paso, pero siempre después de darlo, hay que estar en movimiento, el quietismo y la inmovilidad matan!!!
Como decía mi compatriota, Zorrilla de San Martín, "vivir se debe la vida, de modo que viva quede en la muerte…"
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