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Entre la salud y el horario * Luis Tappa |
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Salud Pública y Mutualistas médicas
La medicina privada se ha convertido en artículo de lujo para la sociedad uruguaya, el solo pago de la cuota significa una importante erogación, ni hablar si necesitamos atención médica.
Cuota mensual básica de una Sociedad Médica importante $ 1.170 aprox., si queremos asegurarnos el sobretodo de madera a la hora de partir, es mayor el precio de la cuota que deberemos pagar religiosamente todos los meses.
Veamos, por ejemplo, un caso bastante común en personas mayores: visita al especialista, orden para médico $120; ECG $ 184 (1 minutos de uso de un vulgar aparatito); un ticket para medicamento $ 117, (por lo general son dos o tres); análisis de sangre (medianamente completo) y orina, ronda los $ 600; luego, más ticket por nueva visita para llevar los análisis y más medicamentos, más gastos de locomoción, etc. etc. todo esto más la cuota, por supuesto.
Todo lo anterior para que el médico diga que hay que comer sin sal y sin grasas, recetar algún medicamento, recomendar a la gente hacer ejercicios y controlarles la presión arterial.
Luego las consiguientes visitas para repetir remedios y, a cada tanto, nuevos análisis, ordenes, medicamentos y ECG, lo mismo ocurre con cualquier otro tipo de problemas de salud que quienes consultan puedan tener, este es el panorama para la gente mayor o quienes padecen de diabetes o hipertensión, por hablar de lo más común.
O sea que, ese mes que concurrimos al médico por una visita rutinaria se nos fueron más de 2.000 pesos entre medico, análisis y remedios, pero, por lo general el enfermo debe concurrir para control cada dos o tres meses, saquemos la cuenta entonces cuanto nos lleva la sociedad al cabo de un año.
Antiguamente la sociedad médica era la solución a los problemas de salud para la gran mayoría de la población de medios y bajos recursos, mientras que los menos, y pertenecientes a las clases más bajas y postergadas, recurrían a Salud Pública.
Hoy todo eso ha cambiado, quien más sufre el problema es el jubilado y la gente de bajos ingresos (que son la mayoría) para quienes se hace imposible el mantenimiento de una cuota mutual. De cualquier forma el que trabaja y tiene la sociedad paga también tendrá gastos importantes si necesita atención.
La medicina mutual se está alejando cada vez más del común de la gente.
El precio de los remedios es astronómico, por ejemplo, lo más común, medicación para la hipertensión arterial, que es un mal endémico de esta agitada sociedad actual, puede andar por los 250 pesos, para el tratamiento del colesterol y triglicéridos algunos superan los 300 pesos, según el laboratorio. Un simple blister de aspirina (10 pastillas) $ 20 o más(casi un dólar) así todo, y hablamos de los medicamentos más comunes.
Pero no olvidemos que el precio que pagamos no es por el medicamento en sí, estos no cuestan nada, lo que pagamos es la marca y en muchos casos el envase, eso nos cobran.
Tomemos un ejemplo, las pastillas edulcorantes en dispensadores, una pastilla contiene 20 miligramos de aspartano y algún otro elemento, la cajita con 250 pastillas cuesta 115 pesos, saque el lector el cálculo a cuanto nos están vendiendo el gramo, ¿O en realidad lo que nos están vendiendo es un embase dispensador con microscópicas pastillitas adentro?
Los medicamentos son carísimos, precios abusivos, casi prohibitivos diría yo, pero ahí entran a tallar marcas y patentes, uno de los curros de las grandes transnacionales.
En los últimos años el sistema mutual ha perdido casi la cuarta parte de sus afiliados que, indudablemente, ha debido recurrir a Salud Pública saturando el sistema, ya que este no estaba preparado para absorber tal cantidad de pacientes.
Por el contrario, ahí tenemos la Sociedad Española Primera de Socorros Mutuos, que a pesar de también haber perdido gran caudal de socios ha incrementado su estructura, sanatorio nuevo y la compra de cuanta casa o edificio hay por los alrededores, ya prácticamente no es un simple sanatorio, es un barrio completo con una infraestructura brutal.
Sin embargo no es oro todo lo que brilla, los datos que aquí aporto, a pesar de no ser actuales, datan de 2004, son gráficos y nada me dice que algo haya cambiado en estos últimos tiempos.
“Las diferencias socioeconómicas entre quienes son socios de una mutualista y quienes se atienden en salud pública son cada vez más acentuadas. Actualmente el 82% de los uruguayos de nivel socioeconómico alto y medio alto están afiliados a alguna mutualista, como también lo está el 66% de los de nivel medio. Pero apenas el 29% de los de nivel medió bajo y bajo son socios. Las diferencias regionales son también muy marcadas: mientras que el 55% de los montevideanos cuenta con afiliación mutual, solamente el 38% de los habitantes del interior lo está. Y los más afectados son los desocupados, entre los que solamente hay un 10% que tiene cobertura mutual.
La cantidad de problemas que afectan a los dos sistemas más importantes de prestación de servicios de salud en el país probablemente requieran una reestructura de fondo, complicada de implementar. Complicada pero imprescindible, porque si no las probabilidades de que colapse en un lapso no demasiado lejano son altas”
“Cinco años atrás, en 1998, la mayoría absoluta de la población nacional (59%) estaba afiliada a alguna de las mutualistas; en el año 2000 esa proporción cayó al 52%, y actualmente sólo alcanza al 45% de la población. En cinco años el sistema en su conjunto perdió la cuarta parte de sus afiliados. Como contrapartida la población que se atiende en salud pública aumentó de 34% en 1998 a 49% en 2003”
Fuente: http://www.cifra.com.uy/co300104.htm
La Información fue difundida el viernes 30 de enero de 2004 por Telemundo 12
Mucha gente que tiene sociedad se atiende en Salud Pública para evitar de ese modo el alto costo de varios ticket de atención, análisis y medicamentes, ya que el precio de estos es caro y significan un erogación importante a la hora de visitar al médico, más bien tienen la mutualista como un seguro por si tuvieran que internarse por una u otra razón, o someterse a una intervención quirúrgica, o sea que, la mutualista, en estos casos, no cumple con todas las expectativas de sus afiliados.
Salud Pública, aún reconociendo que está saturada, tampoco cumple con los requerimientos, evidentemente deja mucho que desear con su atención a las clases más necesitadas, largas colas, demoras, escasez de medicamentos, camas y ambulancias, burocracia, sanatorios en estado deplorable (algunos cayéndose a pedazos) etc.
Sin embargo, con tal falta de recursos, los médicos de este Ministerio hacen maravillas.
No pretendo decir y, quizás esto no se deba, a que sea demasiado caro el precio de la sociedad médica, más bien tendríamos que buscar el motivo en los tercermundistas bajísimos salarios que ganan la gran mayoría de los uruguayos lo que hace prohibitivo acceder a una mutualista, un gran porcentaje de la población de nuestro país ha quedado excluida del sistema, problema este que, paulatinamente irá en aumento.
Hoy la medicina mutual está quedando relegada a un grupo cada vez más pequeño de ciudadanos, reducido grupo que aún está en condiciones de mantenerse dentro del sistema, y muchos que lo hacen a costa de un gran sacrificio económico, pero para la gran mayoría de los uruguayos la salud es un lujo que casi no se pueden dar.
Piensen ustedes en una familia tipo, cuatro integrantes, ¿A cuanto se eleva el costo, por la mensualidad y gastos de asistencia si los hay? Estamos hablando de casi 5.000 pesos solo de cuota.
Como recurso desesperado mucha gente recurre a las emergencias móviles para hacerse atender, ya que les resulta más barato, aunque carezcan de la asistencia y el respaldo de un sanatorio para situaciones extremas, pero algo es algo.
Repito que el problema no pasa por los altos costos de la atención médica, ya que comparado con lo que cuesta en otros países quizás no sea tan caro, el problema tiene su talón de Aquiles en los bajos y miserables salarios que se pagan en un país que no logra satisfacer las expectativas de su gente, un país que mató su industria para importar de todo, incluso multinacionales que vienen para aprovechar las franquicias de la mano de obra barata y, los beneficios que obtienen en todo tipo de facilidades que se les suministra para que se instalen aquí, facilidades y créditos que no obtienen los uruguayos que pretendan iniciarse en alguna actividad particular.
Es el país del embudo, de un lado muy ancho para algunos, del otro, demasiado angosto para muchos.
No se puede permitir que el sistema mutual uruguayo se deteriore, hay que buscar la forma de que más y más gente tenga acceso al mismo, ¿Cómo? Con trabajo digno y sueldos decorosos, que la salud privada no sea el privilegio de pocos, y que Salud Pública cumpla eficazmente con los fines para el que fue creada, hospitales en condiciones y no viejísimos y lamentables edificios.
En el año 2004 el 55% de los uruguayos carecía de asistencia médica mutual, no se ahora.
El cambio de horario
Cambiando de tema; aunque lo anterior daría para una informe mucho más extenso y detallado, por cuestión de tiempo debo dejarlo de lado, pero tengo que mencionar el último proyecto de ley que está a punto de ser sancionado, el cambio de horario, legalizado y definitivo.
Esta es otra barbaridad que produce más trastornos que beneficios, la medida apunta al turista, al que le sobra dinero y tiempo, pero nunca al que trabaja y se tiene que acostar temprano para, al otro día, ir a cumplir con sus labores.
A mi criterio, el efecto es el contrario al deseado debido a la sensación de que en pleno verano prácticamente deberemos cenar y aún acostarnos, principalmente quien debe madrugar, a plena luz. Es todo un trastorno al que cuesta acostumbrarnos y, cuando ya casi lo estamos logrando, nuevamente nos cambian la hora.
Se sabe, debido a estudios hechos en la materia, que el ahorro energético es insignificante y por lo tanto no justifica la medida ni todo el malestar que produce el cambio, por el contrario, es un trastorno difícil de sobrellevar. Por lo general, al menos en los primero meses, la gente se acuesta más tarde y duerme menos, por lo tanto, se encienden las luces más tarde, pero también se apagan más tarde.
Considero que, si se hace en casos de emergencia, está bien, pero decretarlo en forma definitiva y arbitraria, me parece que es demasiado.
Tanto es el malestar que se produce que hasta los animales domésticos se sienten afectados en sus conductas debido a nuestros cambios de costumbres, ya que ellos tienen su reloj biológico, que nada lo puede cambiar.
En resumidas cuentas, un cambio que nada aporta y es un mamarracho; aparte de un raro malestar, porque nos guiamos por la luz del sol, y cuando miramos el reloj, recién nos damos cuenta de que ya pasó el día, y también la hora normal de ir a descansar para prepararnos para otro día de trabajo.
El gobierno puede hacer muchas cosas, por no cambiarnos las costumbres y hábitos en forma tan drástica y definitiva. Por ahí no pasan las expectativas de un pueblo que necesita soluciones más profundas y urgentes, esto es solo “camelo”; hacer el día más largo en la época que ya es largo por naturaleza es toda una contradicción, concomitantemente hacemos la noche más corta y, con ello, menos descanso porque, indefectiblemente, la gente se acostará más tarde restándole horas al sueño.
El día seguirá teniendo 24 horas y el corrimiento horario no aporta nada, lo que agregan de un lado lo quitan de otro.
Nos quieren tener como a pollos de criadero, más luz, para dormir menos y comer más (léase gastar más)
Realmente no necesitamos días más largos, necesitamos trabajo digno y, principalmente, sueldos decorosos y acceso más cómodo a los sistemas médicos mutuales, para todos, no para una élite.
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