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Año III - Nº 212
Uruguay, 15 de diciembre del 2006
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Alvaro Kröger Cómo poner fin al terrorismo
por Alvaro Kröger
 
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Para ser eficaz, una estrategia de contra-terrorismo se debe de concentrar sobre el hecho que el terrorismo perpetrado por los musulmanes en nombre del Islam constituye la amenaza estratégica que pesa sobre las poblaciones civilizadas musulmanas y no musulmanas en nuestros días.

En el nivel más elemental, ésta amenaza hace intervenir a individuos aislados que sufren del síndrome de la djihad súbitay que se lanzan a  acciones mortales totalmente imprevisibles. A un nivel más alto, ella forma organizaciones criminales como Hamas, que dirige el cuasi-gobierno de la Autoridad Palestina, y así mismo los esfuerzos de Al-Qaeda por obtener armas nucleares y de destrucción masiva. Así es que si se logra manejar aquel síndrome, el terrorismo musulmán sería parado y sería un gran progreso hacia la victoria en lo que algunos llaman la Cuarta Guerra Mundial.

Es esto posible?

Sí es posible y en parte lo es también gracias al contra-terrorismo convencional eficaz. Los individuos deben ser sacados de las organizaciones cerradas, deben eliminarse las redes destructivas y las fronteras supervisadas, se deben congelar las transferencias de fondos. Pero éstas medidas no combaten más que los síntomas del asunto y no los problemas de fondo. "El problema" consiste en la motivación que alimenta las llamas de la violencia cometida por los musulmanes en nombre del Islam. Esta violencia no puede ser comprendida si no aislamos la razón por la cual el terrorismo  se ha vuelto un aspecto remarcable de la vida musulmana.

Esta agresividad no es el resultado de impulsos perversos que dictan la destrucción por ella misma; y no es parte del Islam, el cual no impulsa un rango de violencia como el que se ve hoy, pero no una generación atrás. Esta violencia proviene de ideas políticas.

Las ideas no juegan ningún rol en la criminalidad común que persigue objetivos puramente egoístas. Pero las ideas, generalmente aquellas que tienden a cambiar el mundo de forma radical, son el corazón mismo del terrorismo y concomitantemente su versión suicida. Contrariamente a la mayoría de nosotros, que aceptamos generalmente la existencia como se presenta, los utópicos tienden a edificar un "nuevo orden superior". Para ello se apropian de todos los poderes, tienen un helado desprecio por la vida humana y alimentan la ambición  de hacer realidad su visión a escala mundial. Existen varios esquemas utópicos de éste tipo, estando en la cabecera el nazismo, el fascismo y el comunismo que han tenido los tres, millones de víctimas.

Estos totalitarismos fueron vencidos, los dos primeros entre 1943 y 1945 y el último en 1991. Los dos primeros por la Segunda Guerra Mundial y el tercero por la Guerra Fría. La cuasi desaparición del comunismo incitó a ciertos optimistas a imaginar que la era de la utopía y del totalitarismo se había terminado y que un orden liberal se había hecho cargo de las relaciones humanas.

Pero no se llegó a comprender que un nuevo totalitarismo estaba naciendo después de los años de 1920: el islamismo, que se puede resumir por la convicción de sus integrantes según la máxima "el Islam es la solución"a todos los problemas, partiendo desde la educación elemental de los niños a hacer la guerra. La convergencia de varios factores, como la histórica rivalidad entre judíos y cristianos, una alta tasa de natalidad, la captura del Estado iraní en 1979, el sostén de los estados petroleros, llevaron a los islamistas a dominar los discursos ideológicos de los musulmanes interesados por su identidad y su fe islámica.

Así la ley islámica, dormida durante dos siglos, hace su estrepitoso retorno y con ella la djihad : la guerra santa. El califato, enterrado por más de un milenio, es reconsiderado como un sueño ardiente. Las ideas de pensadores y organizadores como Muhammad ibn Abd al- Wahhab, Saah Waliullah, Sayyid Abu'l-A'la al-Mawdudi, Hasan al-Banna, Sayyid Qutb y Rouhollah Khomeini se imponen contra los avances tradicionales, modernistas y centristas del Islam. Los adeptos de éstos utópicos recurren a la violencia, se comprometen con el terrorismo, para promover su visión particular de los hechos.

Así que la forma más eficaz de contra-terrorismo consiste en no combatir  a los terroristas sino en combatir las ideas que los motivan. Esta estrategia implica dos etapas principales. Primero vencer el movimiento islamista como se venció al fascismo y al comunismo, a todos los niveles y de todas formas, usando todas las instituciones, públicas o privadas. Esto le toca a los no musulmanes, ya que las comunidades musulmanas  generalmente no tienen la capacidad ni la voluntad de purgar de entre sus filas a los elementos islamistas.

Por otro lado, sólo los musulmanes tienen la capacidad de asumir el cumplimiento de la segunda etapa, la formulación y la propagación de un Islam moderno, moderado, democrático, liberal, capaz de convivencia con otras religiones, humano y respetuoso de las mujeres. Aquí los no musulmanes pueden aportar su ayuda distanciándose de los islamitas y apoyando a los musulmanes moderados.

Todo esto es teóricamente realizable, la debilidad de sus actuales abogados hace parecer el advenimiento de una situación moderada pero lamentablemente toda la fragilidad de las perspectivas actuales, el éxito del Islam moderado es la única forma de contra-terrorismo. El terrorismo iluminado por mentes perversas no puede ser vencido más que por ideas buenas.

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