Escándalos En Los Mercados
Naturaleza humana y nada más
por Eduardo García Gaspar
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Señalo lo más reciente. B. Ramalinga Raju, presidente y fundador de Satyam Computer Services Ltd, en la India, renunció. La razón: esta empresa, de las mayores tecnológicas en este país, engañó en sus resultados financieros. Mintió con utilidades elevadas, deudas menores, y activos inflados. Llegó el punto en el que ya no pudo hacer lo mismo.
Otro caso, en los EEUU. B. Madoff manejaba inversiones millonarias de clientes enormes. Uno de ellos, C. Shapiro, dio a Madoff 250 millones de dólares a principios de diciembre. Menos de dos semanas después, Madoff fue arrestado: había confesado haber manejado fraudulentamente 50 mil millones. Los afectados se encuentran en todas partes del mundo.
El fraude de Madoff parece haber sido el de la pirámide de inversionistas: se pagan beneficios enormes a los primeros inversionistas usando los fondos de los siguientes inversionistas. Las altas tasas atraen a aún más inversionistas hasta que algo sucede y el mecanismo no puede alimentarse. En EEUU le llaman el Ponzi Scheme, por su inventor, Charles Ponzi, a principios del siglo pasado.
Recuerdan estos sucesos los de hace como cuatro años, los de Enron, Tyco y Dunegy, de WorldCom y Global Crossing, de CitiGroup y Merrill Lynch. Además del mal desempeño de los auditores y autoridades encargadas de vigilar. No es una lista agradable de ver y empeora la impresión cuando hechos similares se repiten: engaños y fraudes que buscan lograr algún beneficio personal y que terminan por lastimar a muchos.
El tema bien vale una segunda opinión, para muy principalmente, evitar la reacción emocional de la generalización que lleva a pensar que todos son unos inmorales delincuentes. La realidad es que no todos lo son. La gran mayoría de las empresas y ejecutivos se encuentran razonablemente dentro de la ley y la moral.
La otra reacción a evitar es la que tienen quienes dicen que estos fraudes son propios de los mercados libres y que por eso se necesita más y más supervisión y regulación gubernamental. Eso significaría afirmar que dentro de un sistema socialista, controlado todo por un gobierno, no habría fraudes de ese tipo, ni de otros. La corrupción gubernamental es prueba contundente de que ese intervencionismo no implica perfección moral.
La causa de los engaños y fraudes, sean en las empresas o el gobierno, se encuentra en otra parte. Una parte que afecta por igual a los mercados libres que a los gobiernos: la naturaleza humana, que es imperfecta. Los humanos podemos hacer cosas buenas y loables, pero también somos capaces de cosas terribles e inmorales.
Si alguien ve a Madoff y a Raju, y sobre ello sólo basa una acusación a los mercados libres, comete un error. Debía también incluir en la lista a los corruptos en gobiernos y otras partes. El fraude no es un atributo especial de las empresas, es un rasgo potencial en la naturaleza humana, donde sea que actúe una persona, gobiernos, empresas, sindicatos, iglesias, ONGs…
Mi preocupación central es la de hacer un mal análisis de estos sucesos de fraudes en empresas y concluir que todo se arreglará elevando el número de leyes y mecanismos de supervisión. Creer que esa es la solución olvida que los gobiernos y otras instituciones también están formados por personas que sucumben a tentaciones y cometen acciones inmorales.
No es una defensa de los mercados libres lo que estoy haciendo ahora, aunque sí creo que ellos funcionan mejor que los mercados controlados por el gobierno. Lo que defiendo es la posibilidad de un mejor análisis, uno que reconozca que hay inmoralidad empresarial pero también la hay gubernamental… y que los fraudes empresariales no pueden solucionarse suponiendo que no existe la inmoralidad gubernamental.
La inmoralidad no puede resolverse realmente con la existencia de más leyes o la imposición de estructuras sociales justas. No está allí el origen de la inmoralidad. Su origen está en la persona, donde sea que ella se encuentre, en una empresa, en el gobierno, en su familia.
Reconocer esto sería ya una gran ganancia al evitar proponer soluciones ficticias, como más leyes y más regulaciones. Es un problema de libertades y lo que ellas necesariamente suponen: una conciencia personal sustentada en valores absolutos que van más allá de la ley y que se justifican en la naturaleza humana.
Post Scriptum
Un dato, publicado el 7 de noviembre de 2008 en El Economista (México) reportó que la conducta inmoral no es privativa de los mercados libres:
El país [México] retrocedió en materia de desregulación y aumentó la corrupción, al incrementarse en el segundo caso los pagos extraoficiales de empresas para la apertura de un negocio, al pasar de 2,207 a 5,163 pesos en promedio en el periodo 2006-2007... se identificó a Quintana Roo, Puebla, Michoacán y estado de México dentro de las entidades con más corrupción.... los estados donde se solicitaron menos pagos extraoficiales para la apertura de empresas fueron Sonora, San Luis Potosí y Yucatán. En cuanto a los días promedio nacional para la apertura de negocios, expuso que aumentó en cinco días, al pasar de 39 a 44 días en un año. El estado en donde menos tiempo se requiere para la apertura es Campeche con 19 días, contra Quintana Roo -el último de la lista- en el que se necesitan 88 días.... en Australia se requieren dos días... en Singapour cuatro y en Estados Unidos seis...
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