Miembro de
Proyect Sindicate apdu
       
 
separador                                          Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
              
     
Google Buscar en la

 
Año V Nro. 321 - Uruguay, 16 de enero del 2009   
 

 
historia paralela
 

Visión Marítima

 
Marcelo Ostriga Trigo

Percepción y realidad
por Marcelo Ostria Trigo (Perfil)

 
separador
   
mail
mail Contactos
notas
Otros artículos de este autor
pirnt Imprimir Artículo
 
 

         Es un hecho: desde el extranjero es difícil comprender la realidad boliviana. Los sucesos en Bolivia, casi siempre agitados y dramáticos, quedan frecuentemente desapercibidos o deformados. Solamente concitan la atención internacional los acontecimientos trágicos o insólitos en el país. Este último es el caso de la asunción al poder de un personaje como Evo Morales y su Movimiento al Socialismo. Quizá esto se deba a nuestro aislamiento y a nuestros problemas para integrarnos con el mundo exterior e internamente.

         En diciembre de 2005, Juan Evo Morales Ayma, dirigente de la poderosa federación de sindicatos de “cocaleros” de la zona del Chapare en el departamento de Cochabamba, fue candidato a la presidencia de la república por el Movimiento al Socialismo (MAS), y ganó las elecciones con más del 53 % de los votos, porcentaje nunca alcanzado desde la restauración de la democracia en 1982.

         Luego, con una bien diseñada gira por diversos países, incluidos algunos europeos, se fue delineando una cautivante imagen internacional del nuevo presidente: el indígena que vence prejuicios e inequidades, que capta la adhesión de sus compatriotas y que se erige como caudillo nacional; era, en suma, el que  reivindicaría los derechos de los oprimidos, eliminaría el racismo y seguiría una política exterior independiente. En la construcción de su imagen en el exterior, no faltó el folklore: se añadió a los actos formales de asunción al mando presidencial una presentación teatral en las ruinas de Tihuanaco (un pueblo preincaico desaparecido antes de la dominación española) en la que un aymara, Evo Morales, fue el personaje central que celebró un rito, vestido de Inca, es decir de soberano quechua de un imperio que hace más de medio milenio había sojuzgado a los aymaras. Se dio el toque exótico.

         Todo fue, entonces, propicio para el nuevo gobierno: abrumador apoyo ciudadano, perspectivas económicas extraordinariamente favorables por la comprobación de importantes reservas de gas –sólo superadas en la región por las reservas venezolanas–, mayoría en el congreso y excelente imagen internacional.    

         Habrá que mencionar, sin embargo, que desde el inicio surgió una preocupación importante. Fue notorio que el neo populismo del gobierno del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, estaba resuelto a influir decisivamente, y aún conducir el gobierno de Morales –influencia bien recibida por éste–, induciendo una política, con similitudes a la suya y a la que, luego, se unieron Correa en el Ecuador y Ortega en Nicaragua, contando siempre con la inspiración y el apoyo del régimen cubano de los hermanos Castro. Así se fue delineando un frente internacional, todos amparados en el “socialismo del siglo XXI” creado por el Heinz DieterichSteffan, como apresurada base ideológica del régimen “bolivariano” de Chávez.

         Para complicar la intriga de por qué se conserva la inicial buena imagen del presidente y del gobierno de Bolivia, hay hechos insólitos. Sólo ejemplos: el presidente Morales anunció que su gobierno hará campaña para el traslado fuera del territorio de los Estados Unidos de la sede de las Naciones Unidas, lo que sólo obtuvo un piadoso silencio; y, recientemente, que se dé un “ultimátum” al señor Barack Obama, antes de que asuma la presidencia, si el nuevo gobierno de los Estados Unidos no levanta el embargo a Cuba en un plazo a ser fijado;  si el nuevo mandatario de los Estados Unidos no cumple con lo exigido, los gobiernos de América Latina deberían expulsar –levantar, dijo– a los embajadores norteamericanos acreditados en sus países. Nuevamente el silencio tapó la demasía.

         Si todo lo anterior es preocupante, lo es más la acción oficial interna. Entonces es que crece más la intriga: ¿Por qué hay condescendencia internacional hacia un régimen desprovisto de valores democráticos y proclive a la violencia para prevalecer?  No se desconocen en el exterior probadas denuncias del desembozado fraude oficialista en sucesivos referendos, los ataques del propio presidente contra los medios de difusión y los periodistas, el constante acoso al parlamento con marchas y cercos agresivos, la represión violenta a dirigentes regionales y cívicos que ya ha cobrado más de sesenta víctimas fatales y cientos de heridos y refugiados, las constantes diatribas contra la administración de justicia, es decir contra la corte suprema, las cortes distritales, el tribunal constitucional ya descabezado, la defensoría del pueblo acéfala, todo junto a presiones a jueces y fiscales para que fallen ilegalmente en asuntos de contenido político. Añádase a esto el cerril enfrentamiento contra las religiones católica y protestante, buscando el predominio del animismo andino. Finalmente –esto es más alarmante- la apertura para el crecimiento del narcotráfico.  Todo salpicado de una creciente corrupción.

         Habrá que repetirlo: resulta difícil saber qué tragedia debe esperarse para que se comprenda en el exterior que en Bolivia el oficialismo marcha hacia la dictadura.

» Arriba


© Marcelo Ostria Trigo para Informe Uruguay
 
21
Informe Uruguay se halla Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
Depósito legal No. 2371 deposito Nos. 338018 ley No - 9739, dec 694/974 art. 1 inc A
20
Los artículos firmados son de exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan, necesariamente, la opinión de Informe Uruguay
20
Los enlaces externos son válidos en el momento de su publicación, aunque muchos suelen desaparecer.
Los enlaces internos de Informe Uruguay siempre serán válidos.
21
 
Estadisticas Gratis