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El vergonzoso descontrol por Raúl Seoane
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Llega Bush a nuestro país y el descontrol se apoderó de las filas del partido gobernante. Hay quienes lo aceptan y quienes lo repudian. Es lógico, no es una persona muy querida en todo el globo terráqueo.
Las guerras de Afganistán e Irak lo hicieron impopular, y hasta gran parte de su propio pueblo norteamericano está en contra de esta guerra.
Marina Arismendi, la Ministro de Desarrollo Social, en un arranque de intemperancia incontenida señaló que Bush es "un belicista, es un hombre que está siendo cuestionado en su propio país, así como en otros pueblos. El señor Bush es la representación de los más excecrable, asesino y belicista que hay en el mundo", pero no aclaró como acomodó a su futuro yerno en un cargo público. Para peor la ministro es necia, porque el jueves volvió a ratificar sus dichos en una rueda de prensa. Por lo menos podría haber dicho "no comment" y, por deferencia al presidente Vázquez, tratar de cortar la polémica que está desafiando la autoridad presidencial.
El que lo echan a cada rato pero igualmente sigue aferrado a su sillón, el canciller Gagáno, mientras todos los medios de comunicación informaban la visita del primer mandatario norteamericano, él, displicentemente ajeno a todo lo que se refiere a su cartera específica, aseguraba “no tener ninguna información”.
Y ante esta visita, el inepto canciller dijo que "cuando venga el presidente de los Estados Unidos, tendrá que ser bien recibido". Esta declaración del inepto, demuestra que el cargo de canciller le queda grandísimo. El “tendrá que ser” en lugar del será, es un signo de la intemperancia ideológica que reina dentro de la colcha de retazos que es el Frente Amplio y el propio gobierno.
Tomar quina
Editorial Diario El País 15/02/2007
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El presidente de los Estados Unidos dio la gran sorpresa al anunciar una gira relámpago por América Latina. Visitará Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México. Uno de los temas de la agenda será incrementar la relación comercial (un asunto clave para nuestro país). El anuncio podría indicar un cambio de curso en la política exterior norteamericana, hasta ahora monopolizada por las situaciones en el Oriente Medio, Afganistán y Corea del Norte.
Aquí, la noticia, nuevamente, dejó en evidencia la dificultad que tienen algunos sectores de la coalición gobernante para actuar con madurez y sentido nacional. Especialmente han dado que hablar las declaraciones de la ministra de Desarrollo Social. Muy acertadamente, el Directorio del Partido Nacional ha desaprobado la salida ministerial.
Llama la atención que sea precisamente el Partido Comunista Uruguayo el que haga alarde de tan delicado paladar político. Mientras existió la Unión Soviética, siempre se distinguió por su firme y fiel (dirían sus adeptos; obsecuente, opinarían sus opositores) adhesión, a la línea dictada, abiertamente o entre bambalinas, desde Moscú. No cuestionaron a Stalin (mientras vivió), ni ninguno de los atropellos cometidos por sus sucesores (una lista que incluye a Hungría, Checoslovaquia, el Muro de Berlín y Afganistán). Hoy, nostálgicos, continúan abrazados a la dictadura cubana y, por algún extraño mecanismo lógico, alaban a Chávez.
Se puede discrepar con el actual presidente de los Estados Unidos. Pero, como señaló el ministro Lescano, "no corresponde a ministros utilizar adjetivos para referirse a la figura de un presidente. La venida de un presidente debe ser respetada por todos los integrantes del gobierno".
Es legítimo que un ciudadano exprese libremente su opinión, pero cambia en el caso de un Secretario de Estado, miembro del Poder Ejecutivo. En este y otros temas, los Ministros que no estén de acuerdo con lo resuelto por el gobierno pueden renunciar y así recuperar su libertad para expresar sus opiniones, ya sea desde el llano o desde su banca en el Poder Legislativo. El otro es bancárselo y tomar quina, que es la mejor medicina.
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Que grupos de la ultraizquierda fascista como el 26 de marzo o Frontera, inclusive el propio Partido Comunista o el comunisto-belicista PIT-CNT repudien la llegada de Bush, está dentro de las reglas de juego de toda democracia, pero que la “acomodadora” Marina Arismendi, miembro del propio gobierno al que visitará el mandatario norteamericano, diga que es un execrable asesino, es una vergüenza intolerable, y no sólo desmerece la figura de la Arismendi, sino que por rebote deja mal parado al primer mandatario uruguayo, Tabaré Vázquez, porque están demostrando una falta de respeto a su jefe y al país.
Ya llegaron las noticias a Estados Unidos del rechazo expresado por Marina Arismendi y levantaron críticas vergonzosas de falta de ética política y educación de la ministro. Pero a ella que le importa, está segura en su sillón y desde ese lugar intenta adoctrinar al pueblo.
La estupidez sin límites de muchos miembros del gobierno que supimos merecer, no diferencia entre una persona, cuestionada mundialmente, y un representante de un pueblo como el de Estados Unidos, y que viene a visitarnos en nombre de ese pueblo.
Tampoco advierten, estos capitostes de la ideología pura que salvará al mundo, que ese presidente al que ellos repudian e insultan, fue el único presidente de todo el mundo civilizado que nos envió un avión lleno de dinero para salvar nuestro sistema bancario, cuando la sangrienta e inconsulta devaluación llevada a cabo por el argentino Duhalde repercutió terriblemente en nuestro país.
No es mi intención alabar la figura de un presidente como Bush al que realmente considero nefasto, sino hacer comprender que un gobierno tiene que tener un discurso homogéneo, le guste o no le guste al funcionario de turno, y los ministros, ministritos y minestrunes, tienen que subordinarse a la autoridad presidencial y formar un todo. De lo contrario jamás van a poder gobernar coherentemente, como lo están demostrando actualmente.
Todo esto está demostrando que, sacando a tres o cuatro personas que revistan en el actual gobierno, “cada cual atiende su juego” y por ende su quintita, importándoles un bledo las decisiones y directivas presidenciales y mucho menos el futuro del país.
Y por último quisiera preguntarles a estos iluminados de la verdad absoluta: ¿Para qué quieren reformar la Constitución y re-elegir al Presidente?, ¿creen que con todas estas trapisondas, agachadas e incoherencias el pueblo uruguayo los va a volver a votar?
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