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Dardos sobre el Río de la Plata por Carlos Malamud |
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El Río de la Plata es el río más ancho del mundo. Como así lo tienen a gala uruguayos y argentinos, esto nunca había sido un obstáculo para que en el pasado la gente de ambas orillas se entendiera a la perfección. Sin embargo, este fin de semana el río color de león, como gustan llamarlo los poetas, se convirtió en el foso profundo que ha permitido medir las grietas cada vez más grandes de un continente azotado por la injusticia, la pobreza y la demagogia.
En una de sus orillas, el viernes 9, dos presidentes sudamericanos con importantes índices de aprobación en sus respectivos países y ataviados con un más que particular estilo de gobierno, Néstor Kirchner y Hugo Chávez, se emplearon a fondo para exorcizar a sus fantasmas más íntimos y más cercanos: Tabaré Vázquez y George Bush.
No fue casual que cuando en la mañana del viernes el comandante Chávez llegó a la Residencia Presidencial de Olivos, domicilio momentáneo del presidente Kirchner, manifestara en el tono beligerante que emplea en sus mejores actuaciones: "Claro que hay que confrontar; somos la antítesis de Bush". Algunas jornadas atrás el mandatario argentino había estado en Venezuela, firmando algunos acuerdos bilaterales y visitando la Franja del Orinoco y fue allí donde surgió la idea de una visita de Chávez a Buenos Aires, coincidiendo con la de Bush a Uruguay. Para que la puesta en escena chavista fuera completa se decidió realizar un acto en un estadio de fútbol bonaerense, el del Ferrocarril Oeste, que contaría con la actuación estelar del comandante Chávez. También se buscó contar con “teloneros” ilustres, como Rafael Correa o Evo Morales, que por distintos motivos no pudieron acudir a la cita.
En el diseño inicial del programa quedó claro que el anfitrión, Néstor Kirchner, no sería de la partida, y que ni siquiera estaría presente en el acto. Curiosa conducta la de quien planifica la acción, da la cobertura de la propia presidencia para que el mitin se desarrolle, moviliza a sus seguidores más fieles y bullangueros (los piqueteros K), autoriza a algunos de sus colaboradores a estar presentes, pero se inhibe de estar allí. Es como la vieja historia de aquel que tira la piedra pero esconde la mano. Kirchner, que ha desarrollado una conducta cada vez más intimista (o ensimismada) en relación con la política internacional, sigue pensando que sus explicaciones de que sólo está cerca de Chávez porque le compra gratis y sin compromiso algunos miles de millones de dólares en bonos es creíble, tanto en Washington como en las restantes capitales de América Latina y de Europa, España incluida. Y es que llueve sobre mojado, ya que la Administración norteamericana no ha olvidado los agravios que debió soportar durante la última Cumbre de las Américas, celebrada en Mar del Plata, en 2005, donde tuvo lugar un acto similar, que contó con el protagonismo del ex admirador de Carlos Menem, y hoy de Kirchner, Chávez y Fidel Castro, Diego Armando Maradona, “Dieguito”, hoy investigado por evasión fiscal y blanqueo de dinero.
En esta ocasión, el vibrante discurso de Chávez se extendió cerca de dos horas, lo que provocó que mediada su intervención las repletas tribunas comenzaran a ser vaciadas, hasta quedar finalmente medio aforo. Parte de sus diatribas las dirigió, en clave algo contenida, contra dos de sus teóricos aliados en el Mercosur, Brasil y Uruguay, ambos anfitriones de Bush. De este modo arremetió claramente contra la pretensión de Washington de desarrollar las energías alternativas, especialmente el bioetanol, aunque sin aludir directamente a Lula. Pero quedó claro que se trata de un tema que no le agrada demasiado y que, inclusive, comienza a preocuparle. Pese a todo, no se privó de lanzar nuevos dardos contra el proyecto de integración subregional del que forma parte: "O transformamos el Mercosur o se va a morir, como se murió la CAN [Comunidad Andina de Naciones]". Estas afirmaciones fueron hechas delante de Hebe Bonafini, la dirigente de las Madres de Plaza de Mayo, ahora preocupada por la revolución continental y no por los derechos humanos y también por Rafael Bielsa, ex ministro de Exteriores argentino y en su día entusiasta defensor del Mercosur.
Como no podía ser de otro modo, Chávez dedicó los mejores momentos de su intervención a Bush, a quien llamó loco, caballero imperial, casi analfabeto, y en uno de sus pasajes más sentidos dijo: "Estamos en presencia de un verdadero cadáver político. Ya ni siquiera huele a azufre, exhala el olor de los muertos políticos y en poco tiempo se convertirá en polvo cósmico y desaparecerá del escenario". Centrándonos en el discurso bolivariano, no termina de entenderse para qué se montó semejante puesta en escena y para qué Chávez ha viajado a Bolivia y Argentina, coincidiendo con la gira latinoamericana del presidente norteamericano.
Si Bush es realmente un cadáver político (por más que ya sea un pato cojo, aunque tiene casi dos años para seguir andando), el acto de Ferro se asemeja más a la lucha de Don Quijote contra los molinos de viento o a la reacción de alguien que tiene mucho que perder por la acción de su enemigo y se ve, entonces, obligado a neutralizarla. De momento la gira de Bush se desarrolla sin mayores complicaciones, más allá de las previsibles manifestaciones antiimperialistas. Pero como en el caso de Irak donde lo decisivo no ha sido la guerra sino la post guerra, en la relación de la actual Administración Bush y América Latina habrá que estar más atentos a la post gira que a la gira en sí. Atención entonces a cómo sigue una historia que no ha finalizado y a las inversiones en bienes tangibles e intangibles que unos y otros seguirán haciendo.
PD: Chávez no debería olvidar que la Guerra de las Galaxias supuso el colapso de la Unión Soviética. Para ello hubo voluntad política, ¿la habrá en éste caso?
Fuente: Infolatam
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