Entre pulseadas y pisar el palito
por Silvia Mercado
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Mula blanca, o vieja o manca. No desconfiar de que el gobierno del Movimiento al Socialismo haya aceptado someterse a un referéndum revocatorio para presidente y vicepresidente, es tan ingenuo como recibirle caramelos a un desconocido.
A menos de una semana del triunfo de un contundente Sí a la Autonomía cruceña, los bolivianos no dejamos de festejar la victoria democrática que demostró al mundo nuestra oposición a un régimen totalitario y centralista.
Sin embargo, parece que la alegría nos embriagó el sentido común.
La oposición parlamentaria, con el apoyo de votos oficialistas, logró aprobar en el Congreso una ley que da pie a una “consulta popular” para ratificar o revocar los mandatos de las primeras autoridades nacionales y departamentales. Morales acepta contento, y -arrogante- reta a los Prefectos.
Si no hay gato encerrado, por lo menos ya le conocemos las garras.
Es obvio que la gestión Evo hace aguas por todas partes, y que su embate contra las Autonomías, hoy por hoy, debilita a su gobierno.
Pero, lamentablemente, el perfil “Evo el que nacionaliza para devolverle la dignidad a los bolivianos”, “Evo el que lucha contra el Imperio”, “Evo el que busca abastecer el consumo interno impidiendo que lo oligarcas exporten a sus anchas”, “Evo el originario”, en síntesis: el talante “Evo víctima” aún no se desgasta. No nos conviene entrar (cándidos y porfiados) a jugar al poker con el más mañoso.
Además, la norma recién sancionada implica que el mandato presidencial sea revocado sólo si “si existe un voto porcentual y numeral superior al que cada autoridad obtuvo para llegar al poder”. En números, para el caso de Evo, se necesita más del 53,740% -de rechazo-, expresado en 1.544.374 votos. Considerando que la misma suerte correrá la revocatoria de prefectos ¿en qué derivará esta alborotada contienda electiva?
Pareciera que la oposición ha decidido darle cheque en blanco a las astucias del gobierno. Tomando en cuenta que la Corte Nacional Electoral se ha convertido en un órgano más de propaganda neta, que el Tribunal Constitucional se halla disperso y que la flamante iniciativa revocatoria se sobrepone a la vigente Ley del Referéndum, todo tipo de jugarreta es previsible en este contexto. Incluso, dejando de lado que la brillante convocatoria a consulta popular brilla por su inconstitucionalidad.
Desde la instalación de la Asamblea Constituyente -instancia cuna del proyecto constitucional del MAS- Bolivia se halla inmersa en una anomia indescriptible en términos legales. En este escenario, la consolidación de la Autonomía de Santa Cruz es la alternativa que tenemos para retornar al Estado de Derecho. Luchemos por ella.
No entremos en el concurso de quién acumula más infracciones a la Constitución. No permitamos que las pasiones nos lleven jugar a la ruleta con nuestra democracia.
Fuente: Fundación Atlas 1853 |
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