La lucha del periodista Guillermo Fariñas en Cuba por la dignidad 4 meses en huelga de hambre
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por Graciela Vera
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Periodista independiente
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No puede sostenerse en pie, su peso es de 56 kilos, 31 menos que cuando inició la huelga de hambre, pero no se doblega.
Guillermo Fariñas tiene 43 años, es periodista, y ser periodista no es bien visto por los gobiernos totalitarios.
Fariñas, en la impotencia de las palabras amordazadas hace uso de una eficaz arma de protesta cívica: la huelga de hambre, por la dignidad de su persona como ser humano, por sus derechos y por la dignidad y derechos de los demás.
Se encuentra el hospital de la ciudad cubana de Santa Clara, a unos 270 kilómetros al este de La Habana, dónde los médicos le mantienen con vida inyectándole suero por vía intravenosa puesto que el periodista que entra este viernes, 16 de junio, en el 137 día de huelga de hambre, rechaza líquidos y sólidos por vía oral.
No ingiere alimentos desde el 31 de enero para protestar porque los cubanos no tienen acceso a Internet.
Sí, se sacrifica por todos.
Inicio la huelga de hambre por su caso particular, pero ahora exige que las autoridades permitan el libro acceso a Internet a todos los cubanos.
Para quienes Internet ya se ha convertido en parte de nuestra vida diaria, resulta difícil imaginar una sociedad donde su acceso está restringido para el común de la población.
Esa sociedad -y no es la única- es la cubana.
En Cuba el acceso a Internet está limitado a los académicos y funcionarios del Gobierno. Fuera de estos colectivos, quienes se arriesgan a conectarse a la red, salvo en locales controlados, saben que a los ojos de la dictadura castrista están cometiendo un delito que puede llevarlos a la cárcel.
Guillermo Fariñas Hernández, psicólogo de profesión y master en ciencias, es director de una agencia independiente de noticias. Esta es su vigésima huelga de hambre después que las autoridades le prohibieron distribuir sus artículos desde un cibercafé de la ciudad de Santa Clara.
Se ha negado a deponer su actitud y a los reclamos de más de cien disidentes que firmaron una carta rogándole que, por su vida pusiera fin a la huela de hambre, respondió desde su cama del hospital 'Exijo al gobierno castrista la instalación de internet en mi domicilio para crear un precedente que todos los cubanos que queramos comunicarnos libremente con el mundo civilizado y democrático'.
Mientras las autoridades responden que en Cuba se privilegia el uso social y colectivo en centros de estudio, de trabajo y oficinas de correo en lugar del acceso individual a la red, los disidentes sostienen que lo que se hace es limitar el libre acceso a la información.
'Mi ayuno se extenderá hasta mi fallecimiento si los gobernantes cubanos no me otorgan el derecho' a usar internet.
¿Estamos acaso viviendo la agonía del primer mártir de Internet?
Fariñas tiene seriamente dañado el sistema digestivo y se le ha detectado presencia de sangre en el tórax y en el entorno de los pulmones. Puede morir, él lo sabe; todos lo saben.
Ya el lunes 5, el Dr. Julio Sánchez afirmaba que la salud de Guillermo Fariñas ha entrado en un periodo de crisis cuya reversibilidad se hacía cada día más improbable.
Pero no creamos que todo el mundo se solidariza con Fariñas. Están los que lo acusan de mentir, de estar montando una comedia pagado por el gobierno del Tío Sam ¿Puede alguien en su sano juicio dejarse morir por satisfacer a otro país?
Los 24 periodistas disidentes del régimen, encarcelados en Cuba en el año 2005, seguro que no lo creen.
Almería, en el sur del norte, 16 de junio de 2006
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