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Las huellas de Acahualinca
Dr. Enrique Rimbaud
Decano de la Facultad de Veterinaria
Managua - Nicaragua
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El sábado fue un día especial sin dudas, aunque soy de los fundamentalistas convencidos de que todos los días tienen algo de especial, solo hay que saberlo ver o hallar&.
Comenzamos por clasificar las cosas que nos van llegando compradas por el proyecto y a hacer todos los papeleos para el reembolso, lo mas maravilloso, la computadora portátil nueva (desde el que estoy escribiendo), una especie de avión informático al que por supuesto no conozco del todo sus habilidades&
Luego, nos fuimos a nuestra primera incursión en la Managua oscura, en nuestra aventura de brindarles atención veterinaria gratuita a los caballos de los carretoneros&
Hace tiempo que teníamos ganas de revertir la situación, en lugar de hacer venir a los carretoneros a la Universidad, que les queda lejos y muchos de los caballos sufren el viaje por hacerlo enfermos, lograr ir mismo a donde vive esta gente para prestarles el servicio en su propia casa&
Haciendo gestiones, la World Society for Protection of Animals nos financió la compra de una camioneta, un trailer para caballos y otros menesteres necesarios para realizar una verdadera atención veterinaria móvil.
Desde Junio que tenemos la Unidad Veterinaria Móvil, hemos atendido más de setecientos caballos, pero en los departamentos, jornadas realizadas en Moyogalpa, Granada, Masaya, Jinotepe, San Marcos, etc., fueron muy exitosas, pero el desafío es Managua.
Es así, que el sábado nos decidimos a dar comienzo al desafío, y nos fuimos hasta el corazón del Distrito II, en Acahualinca, a orillas del gran lago de Managua&
Larga en verdad la distancia, luego de dejar las calles de asfalto y cemento atrás, nos metimos por unos largos corredores flanqueados por casas hechas por planchas de cinc o de cartón, y otras muchas por sacos plásticos&
Para los estudiantes de una Universidad Privada, y para mi mismo que vivo cómodamente en un barrio residencial, es brutal la confrontación y el choque al enfrentarse con la vida misma, con la miseria humana, con casas que mal pueden detener la lluvia o el viento, viviendas compartidas entre seres humanos, cerdos, gallinas, perros, caballos, niños desnudos en las calles de barro, panzones, llenos de nada&.
Cuando llegamos, los habitantes del lugar nos habían preparado un toldo especial, apartando un poco el basural del campo donde habían seleccionado para que montáramos nuestro hospital de campaña, y nos tenían un recipiente con agua fresca y hielo para que tomáramos&
Flanqueados por basura, maleza y agua, comenzamos la atención médica a los caballos, cuyo porte y figura hacia juego con el entorno&
Mujeres cargadas de hijos por dentro y por fuera, descalzas, mal vestidas, pero con muchas ganas, ordenaban a sus maridos para que no se amontonaran y dieran espacio a nuestro trabajo, todos colaboraban, sosteniendo los animales mientras los estudiantes los inyectaban o curaban.
Comenzó a llover, como suele llover en esta época, fuerte y sin consideraciones, y sin embargo, los caballos seguían llegando y los estudiantes no pararon por la lluvia, una especie de orgullo y ganas los fue invadiendo al punto de casi no reconocerlos por momentos&
Bruce y Donya Olcott, los expertos de la Lousiana State University, estaban con nosotros, asombrados de lo que veían&
Al terminar, montamos todo nuevamente en la camioneta, y pregunté a todos cuantos conocían las huellas de acahualinca, lo que unánimemente me contestaron que nadie&
De los gringos no me extrañaba, son turistas, pero mis estudiantes, todos de Managua, que nadie conociera me parecía increíble, así que fuimos cerca de allí, al museo donde se conservan las huellas, para terminar el día con una función cultural.
Las huellas de acahualinca fueron descubiertas por obreros que buscaban piedra caliza en 1875, siendo hoy declaradas monumento mundial al ser la primera evidencia del paso del hombre en las Américas.
Estas huellas, al ser estudiadas por la prueba del Carbono 14, arrojaron 8.000 años de antigüedad, con lo que se consideran el vestigio más antiguo de señales de hombre en América. Otros científicos realizan hipótesis que le dan una antigüedad superior a los 18.000 años. Fueron descubiertas a 4 metros de profundidad, y cubiertas por 14 capas de sedimento volcánico, por lo que se piensa que se originaron tras una erupción volcánica seguida de fuertes lluvias, que debe haber formado una masa donde los nómades dejaran sus huellas yendo de cacería, y al secarse con el sol, quedó como si fuera cemento&
Las caras de los estudiantes eran un poema de asombro, al evidenciar que estaban en un lugar donde podían decir y afirmar: acá comenzó todo&
Junto a las huellas, hay un interesante museo arqueológico y antropológico&
No se como le hacen, pero los estudiosos determinaron que las huellas eran de hombres, mujeres y niños, que iban hacia el lago, que cocinaban con fuego, que eran cazadores y que no medían mas de un metro cincuenta&
Bueno, no los aburro mas por hoy, será hasta mañana, con algún otro cuento&
Desde el país de los volcanes y los lagos, un gran abrazo
Enrique