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Año III - Nº 161 - Uruguay, 16 de diciembre del 2005

 

Meteorología
Lluvias Intensas Pueden Hacer
Más Polvorientos los Lugares
Más Secos de la Tierra

Solemos pensar en la lluvia como en un fenómeno que en su caída limpia el aire retirando el polvo de la atmósfera, y que ayuda a crecer a las plantas que protegen el suelo manteniendo juntos a sus componentes con la debida cohesión. Pero un nuevo estudio financiado por la NASA, en el que se han observado algunas de las áreas más polvorientas del mundo, muestra que los aguaceros intensos pueden acabar provocando la liberación de más polvo a la atmósfera.

La sequía suele reducir el crecimiento de la vegetación, aumentando la vulnerabilidad del suelo a la erosión, mientras que la lluvia tiende a tener el efecto opuesto. En el nuevo estudio, cuyo autor principal es Charles Zender de la Universidad de California en Irvine, los investigadores examinaron 14 de las regiones más polvorientas de la Tierra. Y han encontrado que en algunas regiones, las lluvias intensas y las inundaciones dejan a su paso sedimentos que incluyen partículas finas que acaban siendo transportadas por los vientos en los períodos secos subsiguientes, aumentando la cantidad de polvo aerotransportado, o emisiones de polvo, que se liberan un año o más tiempo después. Esto es especialmente común en la cuenca del Tigris y el Eufrates, y en la Zona de Chotts en África del Norte.

La investigación también confirma que las emisiones de polvo de una región específica pueden variar considerablemente de estación a estación, o de año en año, y ello depende sobre todo de los patrones climáticos.

En algunas regiones, la precipitación tiene un impacto más inmediato, y erosiona la capa superior del suelo, incrementando las emisiones de polvo en cuestión de unas pocas semanas.

Otras áreas del mundo muestran una respuesta más típica, ya que la precipitación y la vegetación aminoran la cantidad de polvo liberado a la atmósfera. En estas regiones, la lluvia y el agua subterránea ayudan a formar capas de tierra que disminuyen la capacidad del viento de erosionar y trasladar las partículas del suelo.

Las partículas de polvo diminutas tienen una influencia significativa en el clima y en los patrones meteorológicos de todo el mundo, reflejando y absorbiendo la luz solar y sirviendo como núcleos de condensación del vapor del agua, de modo que las nubes puedan crecer y formar precipitaciones.

Los investigadores usaron información del período 1979-1993 proveniente de muchas fuentes, incluyendo datos de satélites de la NASA relativos a aerosoles y polvo, precipitación, y el Índice de Vegetación Normalizado (NDVI).

En resumen, en las 14 regiones fuente estudiadas, las anomalías en las emisiones de polvo estaban estrechamente relacionadas con la precipitación en 12 de ellas, con la vegetación en ocho, y con la velocidad del viento en dos, sugiriendo que la lluvia es el mejor pronosticador de las emisiones de polvo. Pero otros factores, incluyendo características del terreno, la elevación, la disponibilidad de sedimentos sueltos, y la distribución local de agua en el subsuelo, también afectan en considerable medida a la emisión de polvo.