La campaña de Greenpeace en contra
de las plantas de celulosa
Por Luis Massey ( *)
Es difícil mirar para otro lado, y diría que hasta irresponsable, no volcar la información que uno ha acumulado en todo este tiempo al dominio público para que la gente pueda construir una opinión sobre la base de tener todos los elementos a la vista sobre el tema, en particular luego de leer el artículo sobre las acciones que va a emprender Greenpeace para difundir la "Historia de las Papeleras", aparecido en Crónicas del 12 de enero pasado y las declaraciones hechas en nuestra ciudad en el día de hoy.
Y es un deber hacerlo porque en ellas no se dice la verdad y se manipulan los hechos, algo que entiendo no es digno de una organización que tanto contribuye en otros temas relevantes a escala internacional, como por ejemplo lo relacionado con la defensa de las ballenas e inclusive, en su momento, con la modernización de los procesos de la propia industria celulósica.
Sin embargo la filial argentina de esta ONG y su par uruguaya ahora han perdido totalmente la objetividad, la seriedad en lo que debiera ser su aporte a la sociedad, recurriendo a falacias, que en el artículo citado, se ejemplifican en tres casos: el primero, el de la fábrica de celulosa española ENCE, de la localidad de Pontevedra, donde presentan hechos del pasado como si fueran del presente.
De acuerdo a lo que expresan, los daños irreversibles que ha ocasionado la planta en esa ciudad, hace que la misma obligue a la empresa a irse en el 2018.
En primer lugar se oculta que el daño ocasionado, lo fue cuando esa empresa empleaba para el proceso de blanqueo de la celulosa, cloro elemental.
No se dice que ese proceso fue posteriormente cambiado por uno totalmente libre de cloro (TCF) -atendiendo demandas de la propia Greenpeace-, y a partir de ese momento no se sucedieron más problemas ni campañas de la filial española de Greenpeace.
¿Cómo se conjuga esto entonces; se tiene que ir en el 2018 a pesar de que emplea un proceso libre de cloro que, por otra parte, es el que propicia Greenpeace por no contaminante?
No parece que haya demasiada lógica en esto, salvo que las causas del traslado sean otras como por ejemplo que ENCE no es la titular de los terrenos donde está instalada la fábrica, sino que usufructúa una concesión.
Por la ley española de costas, una ley general que hace a las ocupaciones de zonas costeras y nada tiene que ver con las celulosas o medio ambiente, todas las concesiones vigentes a la fecha de promulgación de la ley, 1988, vencían a los 30 años. ENCE reclamó contra una decisión basada en esa ley y ganó la instancia judicial, por lo que no tiene a la fecha mandato legal para retirarse. (Ver Artículo)
Estos datos, que los puedo conseguir yo, un simple ciudadano interesado en el tema, es impensable que no lo puedan manejar Greenpeace y sin embargo no solo los sustrae del conocimiento público sino que invoca un motivo medioambiental como causa del supuesto traslado de la planta.
El segundo refiere a la muerte de cisnes de cuello negro en Valdivia (Chile) por supuesta contaminación de la fábrica.
Esta planta, que procesa alrededor de 850 mil toneladas anuales de celulosa de pino y eucalipto, es considerada como una de la mayores plantas procesadoras de celulosa del mundo. Fue cerrada en el mes de enero del 2005 por no cumplir con los parámetros establecidos en los niveles de producción informados a la Comisión Regional del Medio Ambiente (COREMA) de la Décima Región de Chile, pero fue reabierta en febrero.
En cuanto al tema de la muerte de cisnes de cuello negro, Greenpeace sabe que no hay un veredicto claro, y las opiniones que hay son discrepantes entre distintas Universidades chilena.
Aparentemente el descenso de población de cisnes se dio fundamentalmente por emigración de un humedal que se había formado luego de un terremoto en la década del 60.
El humedal del río Cruces, ubicado 30 km. aguas abajo de la Planta Valdivia, concentra aves acuáticas, destacándose el cisne de cuello negro, con poblaciones que en los últimos 20 años han fluctuado entre 800 y 15.000 ejemplares (de acuerdo a los datos censales de Conaf). En octubre de 2004, se detectó una notoria disminución de su población, debido a la falta de luchecillo, planta de la cual se alimentan estas aves, no habiendo consenso científico sobre las causas de ese descenso. (Ver Documento completo)
El tercero tiene que ver con la planta de Capitán Bermúdez en Santa Fé, Argentina.
Esa planta, que tiene una capacidad de 150.000 t/año y fue hace poco adquirida por Fanapel, -quien la rescató de la bancarrota salvando centenares de empleos y reabriendo la planta Zárate- además de tirar al río parte del licor negro sin tratar, aún blanquea con cloro elemental e hipoclorito de sodio, expresamente prohibido por el Convenio de Estocolmo.
Creo que esto bastaría para aquilatar el nivel de seriedad de Greenpeace en estos lares, no obstante quiero agregar algunas cosas más.
El Sr. Fernández, coordinador de Greenpeace en Uruguay, dice en el mencionado artículo "que la experiencia indica que las plantas de celulosa con la tecnología que proponen las empresas Botnia y ENCE son altamente contaminantes, en Uruguay, en Argentina o donde fuera que se instalen", aparentemente no tiene necesidad de probarlo. Basta con decirlo.
¿Cuál es la fuente en que se nutre para decir tal barbaridad?
¿Existe algún estudio a escala internacional que hable sobre el daño ambiental que produce la tecnología ECF? Si existiera sería bueno que lo hicieran conocer. Es más, el BM ha abierto un período de 60 días para que se le hagan todas las observaciones técnicas que se entiendan al informe preliminar presentado por la consultora que contrató para el estudio sobre los impactos acumulados de las dos plantas.
Sería un procedimiento serio, menos costoso que la campaña televisiva, y un verdadero aporte al mundo presentar un estudio científico que demuestre la contaminación y los daños irreversibles que produce la tecnología ECF.
Cabría una pregunta: ¿cómo es posible que Finlandia con alrededor de 20 plantas (5 de Botnia) no sufra esa contaminación y tenga como país el primer lugar en el cuidado del medio ambiente?
Digamos además que la filial finlandesa de Greenpeace no hace campañas sobre el asunto y que Greenpeace central admite como ambientalmente válido el proceso ECF, luego del TCF. (Ver Artículo)
Debe conocerse que hace poco tiempo atrás se inauguró una planta de producción de celulosa, en Stendal, Alemania, subsidiada por un gobierno integrado por el partido Verde, a 500 mts. de una reserva de biósfera y a 13 Kms. de un humedal Ramsar.
Esta planta es prácticamente igual a la de Botnia, con proceso ECF y Greenpeace no hizo campaña en contra, como lo está haciendo acá, como tampoco lo hace contra las decenas de plantas de celulosa que en Chile y España (en este caso con aprobación, incluyendo Pontevedra, de la Comunidad Europea) que funcionan con similar tecnología.
Aún asumiendo que sus alegatos fueran ciertos, ¿sólo dos ejemplos en centenares de plantas de celulosa operando en los países desarrollados donde Greenpeace está activa y no hace campañas al respecto?
Quizás la única razón es porque sencillamente no existen otros ejemplos, con lo cual, en el peor de los casos, todo indica que su argumentación se basa en la excepción y no en la regla.
Digamos además que, por ejemplo, la planta de Vallvik en Suecia dejó de fabricar TCF pasándose totalmente a ECF sin que Greenpeace dijera nada. (Ver Página Web)
También debe saberse que en el marco del Convenio de Estocolmo un Grupo de Expertos sobre Mejores Técnicas Disponibles y Mejores Prácticas Ambientales se reunió en tres ocasiones, en un lapso de tiempo de alrededor de un año, para tratar lo referente a las plantas celulósicas.
Sus conclusiones, que se presentaron en Punta del Este en la primera reunión de las Partes del Convenio de Estocolmo en los primeros días de Mayo del 2005, fueron que el proceso de dióxido de cloro no emite dioxinas ni furanos, por lo menos no son registrables con las técnicas disponibles hoy en día. Es más, se podría hasta emplear un 15% de cloro elemental y los resultados serían los mismos. (Disponible en página Web de la DINAMA- pag.54)
Greenpeace estuvo presente en esas tres reuniones y no puso ninguna objeción.
Por último, aunque se puede decir mucho más sobre el tema, debe saberse que el papel blanqueado con el proceso ECF para los de Greenpeace de Australia es medalla de plata: http://www.paradiseforest.org/consumer_solutions/good_wood_guide.php y que para los coordinadores de la campaña forestal de Greenpeace Thies y Kaiser, la diferencia ambiental entre TCF y ECF desarrollado en Escandinavia es irrelevante. (Ver Artículo)
¿Son todos ellos unos irresponsables que atentan contra el medio ambiente y la gente?
Termino diciendo que la actitud de Greenpeace es incalificable, contribuye a mantener una postura anticientífica (que propone estudiar cosas ya laudadas internacionalmente) y engrosa los argumentos falaces de quienes hoy están atentando contra nuestro país. De los perjuicios que se nos inflingen, como país, como región y como ciudad, que no solo deben medirse económicamente sino en el distanciamiento entre dos pueblos con lazos afectivos históricos y en particular en las nuevas generaciones que forman opinión a partir de argumentaciones manipuladas, Greenpeace es uno de los responsables ideológicos.
El gobierno, los partidos políticos y la enorme mayoría de la población estamos unidos respaldando emprendimientos que generan riqueza al país, a la región y a nuestra ciudad asumiendo el compromiso de los controles necesarios, como es público.
La declaración de los 19 Intendentes reunidos en Fray Bentos el pasado 13 así lo demuestra, y con la paciencia, la humildad y la tolerancia que nos da la razón, seguiremos adelante, con corrección, apegados a la legalidad nacional e internacional, abiertos, buscando el diálogo con nuestros hermanos y defendiéndonos, sin estridencias, de aquellos que nos agreden tan injustamente.
(*) Periodista, diario Crónicas de Mercedes. Uruguay
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