Si ya nos alcanza... * Fernando Pintos
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Pocos recordarán, a estas alturas, una película de 1973 que se estrenó con el título original de "Soylen Green" -Soylent verde- y que llegó a nuestras pantallas con el más explícito de "Cuando el destino nos alcance". De repente si les incluyo el elenco, puedan rememorar algo al respecto: Charlton Heston, Edward G. Robinson (en su último trabajo para la pantalla grande y con el detalle sugestivo de que "moría" en la historia y murió, efectiva y definitivamente, al finalizar el rodaje), Leigh Taylor-Young, Chuck Connors, Joseph Cotten, Brock Peters, Paula Kelly y un montón de etcéteras& La cinta estaba basada en una novela de Harry Harrison: "Make room! Make room!" y el propio escritor participó en la elaboración del libreto. Se ha comentado con insistencia que la película resultó bastante inferior a la novela, pero al mismo tiempo no se puede ignorar que aquélla se ha convertido en un clásico ineludible dentro del buen cine de ciencia-ficción -lo aclaro porque hay un montón de clásicos abominables, semillas fértiles para la pobreza mental e intelectual, al estilo "Star Wars"-, que la dirección de Fleischer pretendió innovar antes que aturdir con efectos especiales, y que algunas de las interpretaciones no fueron despreciables. "Soylent Green" es ciencia-ficción, pero también es cine policial de la serie negra. La cinta estuvo cimentada en una seria preocupación ambientalista y como fondo para sus panoramas urbanos deprimentes, para sus plebes terriblemente proletarizadas, para sus colores sobrepuestos en las tomas callejeras (por lo general un verde amarillento y borroso), para su desesperación irrenunciable& Como fondo para todo ello parecería surgir, también descarnado y con un dedo acusador en ristre -gestualizando esa antipática frase, "¡yo se los advertí a tiempo!", el espectro del reverendo Malthus. En cuanto tiene que ver con mis apreciaciones personales, siempre comparo la ambientación de "Soylent Green" con la de "Blade Runner". ¿Y por qué lo hago? Porque uno de los autores posmodernos que más admiro, el inglés David Lyon, en su POSMODERNIDAD indicaba que, a su juicio, nada resulta más parecido a esta época que vivimos (y sufrimos) que los escenarios de fondo de "Blade Runner"& Lyon indicaba la acumulación caótica de elementos arquitectónicos diversos, las multitudes heterogéneas y abigarradas, la multitud de signos de decadencia urbana y otros elementos, como representativos de lo que es el hoy de la humanidad y esa patética etapa posmoderna& Sin embargo, pienso que los panoramas y las escenificaciones de "Soylent Green" se adecuan muchísimo más a lo que es el presente del mundo visto a través del prisma posmoderno. Para trazar una diferencia clara: mientras en "Blade Runner" el final queda en suspenso y permite un bosquejo de esperanza, en "Soylent Green" las únicas salidas parecerían consistir en una estúpida resignación ovina, en una inmersión de lleno en la locura, o en la más digna salida del suicidio. Y, por supuesto, en "Soylent Green" los bellacos salen con la suya y siguen viviendo lujosamente, a pesar de la horrenda miseria que circunda en todos los sentidos& Bellacos al mejor estilo de Bill Gates.
Uruguay puede ser un claro ejemplo de la actual soylentgreenización -se me disculpe el neologismo que más bien parecería exabrupto- del planeta. Dos décadas atrás, los uruguayos consumían unos 120 ó 150 kilos de carne vacuna, per cápita, al año& ¿Cuánto es lo que consumen, ahora, en un país que sigue teniendo entre tres y cuatro vacas por habitante? No quiero ni preguntarlo. Menos, todavía, quisiera saberlo. Uruguay es un país lleno de riquezas, un 95 por ciento de tierras fértiles y cultivables; una enorme riqueza hídrica; carencia total de fenómenos tales como terremotos y huracanes; una población altamente alfabetizada y con altos índices de escolaridad y educación, incluidos los niveles medio y superior; una zona marítima riquísima en pesca de toda clase (para que cuanto delincuente anda suelto por esos mares, llegue a saquearla). Uruguay es rico en potencial hidroeléctrico, tiene buenas carreteras, tiene un recurso humano altamente capacitado& Y entonces& ¿Por qué está como está? Si, ya sabemos los nombres. También sabemos acerca de las alegres políticas neoliberales, neoladronales como se les quiera llamar. Uruguay tiene siete ovejas por habitante, pero en otoño e invierno muchos uruguayos sufren de frío. Uruguay tiene un kilómetro cuadrado por cada 16 ó 17 habitantes& ¡Pero abundan los uruguayos que no tienen ni casa ni dónde caerse muertos! Uruguay sigue siendo el jamón del sandwich entre esos dos gigantes del Mercosur, Argentina y Brasil. Y seguirá siéndolo, mal que nos pese. Y lo triste es que, a pesar de nuestros índices de estabilidad política y desarrollo humano, ni siquiera somos capaces de atraer, como sí lo hicieron los costarricenses, una enorme fábrica de partes de Hardware que duplique nuestras exportaciones anuales y levante nuestro PIB. Uruguay se está volviendo, paso por paso, en un lugar muy parecido a esa depauperada Nueva York de "Soylent Green", donde el agua estaba severamente racionada, en la cual carne o frutas frescas eran rarezas de museo y en la cual un frasquito de mermelada podía valer una pequeña fortuna& Muy posiblemente, en poco tiempo muchos uruguayos deban vivir del racionamiento y, debido a que las buenas carnes de vaca, cerdo o cordero serán para el consumo de los privilegiados o para la exportación, podría ser que llegasen a consumir alguna especie de& ¿Bifmarrón? (Y sigo dándole con los neologismos horrendos, ¿verdad?). Bueno, alguna clase de ración preparada con vísceras de res, pollo, pescado, cerdo y cordero, sabiamente mezcladas con afrechillo y fariña, aderezadas con chuño y comino& Por supuesto, los privilegiados no deberán consumir esas, ¿galletitas? Antes bien, seguirán con el churrasco, el asado, la pasta de los domingos, el buen vino de mesa, las empanadas, la pascualina y alguna rareza criolla, al estilo del locro y la carbonada& Los privilegiados podrán, también, rentar apartamentos en los cuales -¡solución ideal para solteros!- las mujeres serán parte del equipamiento. Y tendrán agua en abundancia, seguirán vistiendo bien, se bañarán todos los días -aunque la conciencia les siga quedando sucia- y se regodearán con todas las delicatessen de la sociedad posmoderna. Porque, si alguien no cayó en cuenta todavía se lo aclaro, en este mundo y en el del futuro inmediato, la democracia será una farsa cada vez más vil e infamante. Y habrá de sustituir a la religión en cuanto "opio de los pueblos".
Créanme pesimista. Vaya si lo soy. Siempre he preferido el pesimismo cínico de Voltaire frente al estúpido optimismo de un Leibnitz o de un Wolff. Pero esperen apenas unos pocos años y verán qué clase de lujoso banquete habrá de ser aquel en que -al igual que en "Soylent&"- los comensales puedan compartir una lechuga, dos tomates, un par de manzanas y un kilo de rueda o cuadril& Esperen y verán el momento en que para las mayorías el baño será un lujo impensable, en tanto que para muchos de los acomodados será el-lujo-de-una-vez-por-semana& Es presumible que se pueda rentar "Soylent Green" en cualquier videoclub de Montevideo, así que no la verá quien no quiera hacerlo. Sin embargo, la recomiendo. Porque en la actualidad los signos apuntan en la dirección del filme. Las clonaciones; el mercado negro para órganos de transplante; el colágeno que los chinos fabrican utilizando cadáveres humanos; la crisis alimentaria que se agudiza; la crisis del petróleo que empeora cada día& Y más que todo ello junto? la terrible crisis de valores que vive la humanidad gracias al desenfreno de la globalización y al desarrollo de la posmodernidad. Recuérdese, ahora que todos en Latinoamérica están tan alborotados por comprar todo lo que los chinos quieran vender, que en junio del año 2001 (poco tiempo antes de los atentados del 11 de septiembre, que absorbieron dramáticamente toda la atención de la humanidad), un antiguo médico militar chino llamado Wang Guoqi declaró, en el Congreso de Estados Unidos (¡como si eso les importara un comino a los gringos!) haber trabajado en la recolección los órganos de más de 100 presos ejecutados, sin contar para ello con ninguna clase de autorización. Mucha gente estaba involucrada en el asunto, pues cirujanos del gobierno chino utilizaban unas furgonetas, especialmente habilitadas para efectuar la dantesca operación, que mantenían estacionadas en las cercanías de los lugares donde los presos eran ejecutados.
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