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Existe un problema más serio
* Raúl Seoane |
En Informe Uruguay Nº 167, leí una nota de la Ctdra. Helena Arce con el título "Hablemos de cosas más importantes", y con gran razón y con una pluma impecable, hablaba de los jóvenes criados en condiciones deplorables. Y cuando decía deplorables, no se refería a pobreza o indigencia, sino que también a esas condiciones deplorables que también se ven en los chicos de clases más acomodadas.
Yo soy conciente de que "Existe un problema más serio", y por esa razón es que titulé así esta nota, que más que nota son algunos pensamientos que me han ido molestando con el correr de los tiempos.
Considero que existe una consigna no publicitada en la que "lo que veo es lo que hago". Desde mis épocas de purrete hace muchísimos años, hasta hoy en día, la sociedad fue cambiando en forma paulatina e imperceptible, de tal forma que las consecuencias las estamos viviendo ahora.
El mundo en que vivimos se aceleró de una manera tal, que hace treinta años atrás no nos hubiéramos imaginado que estas líneas que estoy escribiendo en mi computadora, serían trasmitidas electrónicamente para que las pudieran leer miles de personas sentadas cómodamente en sus casas.
Permítaseme remontarme a 40 ó 50 años atrás, cuando munidos de pistolas, escopetas y cuchillos, jugábamos a los indios y vaqueros; a los policías y ladrones. Unos eran los indios y otros los "cowboys" otros eran los policías y el resto los ladrones. Y nos matábamos a tiros en una historieta imaginaria en la cual jugábamos, nos entreteníamos y pasaba nuestra niñez.
Hoy en día, el garantismo social y político nos prohíbe jugar a ladrones y policías, a indios y vaqueros, porque el regalarle un arma de juguete a un niño es fomentar la violencia cuando sean grandes. Vuelvo a repetirlo nosotros "nos matábamos a tiros" y dentro del "violento" grupo que jugaba ninguno salió asesino, ladrón o malviviente.
Soy un convencido de que la violencia con la que hoy disfrutamos, tiene un inicio más sutil y más tenebroso, y es el resultado de la sociedad de consumo en la cual vivimos, y contra la cual el garantismo no hace nada, ni siquiera regularla o reglamentarla.
Esta sociedad de consumo nos ha brindado grandes beneficios a nosotros, los seres humanos, pero también grandes problemas, dentro de los que se encuentra éste, el de la violencia infantil o juvenil. ¿Por qué digo esto?, porque la sociedad de consumo nos incita a comprar, y en esto reconozco que a mi me encanta esta sociedad. Soy un comprador compulsivo, y si por mi fuera, me pasaría las 24 horas comprando. Sin embargo, soy conciente de que esta sociedad de consumo tal y como está instrumentada, es dañina. Y me atrevo a ir más lejos, nuestras sociedades no están preparadas para una sociedad de consumo.
La sociedad de consumo puede ser dañina porque al incitar al consumo obliga a ambos padres a buscar el sustento diario para poder alimentar ese consumo, y por esta razón, en la mayoría de los matrimonios de hoy en día, ambos progenitores trabajan fuera de la casa. Por eso le doy la razón a la Ctdra. Arce cuando dice "Yo crecí en un mundo en el cual los padres tenían obligaciones como padres, donde la patria potestad, más que un derecho era un deber. Resulta que en alas de no se que locura, eso desapareció y así estamos como estamos". Pero esas "alas de no sé que locura" es, sin lugar a dudas, nuestra sociedad de consumo.
Y cuando hago referencia a la sociedad de consumo, no me refiero a comprar&. comprar electrodomésticos, comprar computadoras, comprar vehículos, comprar muebles, comprar etcéteras, sino que también incluyo el consumir servicios, como ser cine, televisión, internet, etc.
Recuerdo que vi nacer la televisión uruguaya en aquellos vetustos televisores blanco y negro que parecían un cajón con un vidrio delante. Si por mí hubiera sido, me hubiera pasado las 24 horas de los 365 días del año frente a aquel nuevo invento, pero no podía hacerlo porque en mi casa no me lo permitían ya que yo tenía otras obligaciones que cumplir. Veía el Llanero Solitario, Roy Rogers, Mike Hammer, Patrulla de Caminos, "El Zorro", y un sin fin de aquellas series "violentas" del comienzo de la TV.
Cuando Mike Hammer se enfrentaba a los "malos", los tiroteos eran infernales, pero jamás caía un malviviente muerto. Un tiro en la mano, un tiro en el hombro, un tiro en una pierna, y con eso lograban capturarlos después de una gran balacera. Los noticieros de aquella época, nos informaban de los acontecimientos en la forma más imparcial posible. El Zorro clavaba su espada en el cuerpo de los soldados españoles y jamás les saltaba un chorro de sangre.
Hoy en día, la sangre corre a chorros en nuestro "cajón con un vidrio delante". Para capturar un criminal hay que hacerlo con una ametralladora, una bazooka y una docena de granadas, y cuando llegaron a capturarlo los pedacitos del pobre infeliz riegan el piso. Y en el cine, que luego es repetido por la televisión, hoy abundan los "Duros de Matar", los "Rambo", "Mad Max" "Arma Letal", "Terminator", donde la sangre y la violencia corrían por entre las butacas. En tanto, aquellos noticieros de televisión que nos informaban de la manera más imparcial que podían, hoy se transformaron en los noticieros de televisión de la violencia, y muestran al cronista acercándose al delincuente abatido y preguntándole: "dígame, ¿que sintió cuando lo mataban?", y la cámara haciendo un paneo sobre los intestinos del individuo, desparramados por toda la escena.
No puedo negar que me vi todas esas películas, y lo peor de todo es que me gustaron, sobre todo la parte en que matan al malo. Pero yo ya soy un hombre maduro y con una personalidad formada. Pero ¿qué sucede cuando estas cintas son vistas por niños y jóvenes a los que se les está formando la personalidad?, y para peor, no tienen a su lado un padre o una madre que los guíe y los aconseje, que les marquen límites, porque ambos progenitores están sumergidos en esta sociedad de consumo, tratando de ganar los "dinerillos" necesarios para poder comprarles a sus hijos la última PlayStation, o el último juego de PC donde los tiros, la sangre y la muerte son cosas comunes, o cuanto más matas, más puntaje tienes.
¿Es culpa de los padres? Sí, porque abandonan a sus hijos en una sociedad cruel y sanguinaria, pero la culpa primigenia es la de la sociedad de consumo. Entonces, ¿debemos castigar a estos padres o a toda la sociedad?
No me pregunten cómo podemos solucionarlo porque no lo sé. Probablemente siendo menos "desesperados" por el consumismo. Probablemente estableciendo leyes y parámetros determinados que regulen esta sociedad. A lo mejor generando más fuentes de trabajo y mejores salarios para el cabeza de familia. También puede ser creando espacios juveniles de enseñanza y orientación en donde puedan contener los ímpetus juveniles que todos tuvimos. Realmente no lo sé, pero lo que sí sé, es que si queremos parar esta violencia debemos reencauzar esta sociedad de consumo, porque eliminarla, lisa y llanamente, no es la solución, porque la sociedad de consumo es uno de los pilares del crecimiento económico de cualquier nación.
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