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Año III - Nº 173
Uruguay, 17 de marzo del 2006
Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
 

 

 

 

El Uruguay que siempre hemos creído tener, y el país que estamos intentando hacer
* Carlos Alem


Durante muchos años y durante mi escolarización se me enseñó, se me inculcó y hasta se me mostró, un país que nos recibiría con los brazos abierto, cuando una vez mayor me incorporara al mercado de trabajo. Más aún yo mismo podía poner las condiciones para mejorar ese futuro, ¿como? estudiando. El Estado me garantizaba ese futuro, y el campo se lo garantizaba al Estado. Éramos ricos, las exportaciones de nuestros productos llegaban al último rincón del mundo.

Una Europa desbastada por dos guerras mundiales, las grandes urbes, entretenidas en mantener sus colonias eran nuestros clientes.

A la sombra de todas estas "riquezas" se dictaron leyes que en su momento nos catapultaron a la cima del desarrollo mundial y la cuna del bienestar social.

Un día descubrimos que ese bienestar tan solo se daba en la "gran metrópolis" y hacia allí iban las masas de población.

El tiempo pasó, Europa cicatrizó sus heridas, y las colonias se independizaron (o se dependizaron aun más) nuestros campos despoblados ya no eran capaces de darnos cobijo a los jóvenes que nos integrábamos al mercado de trabajo, eran los años 70, aunque "la perdida de velocidad" comenzó bastante antes. Los jóvenes de entonces, nos encontramos en un cine llamado Uruguay, en cuyas pantallas se proyectaba una sola película Las Carnes de la Amargura (parafraseando la película, del director sueco, Las fresas de la Amargura) y tratamos de hacer lo mejor que a cada uno se le ocurrió, algo por todos conocido y que no voy a reiterar, solo diré que para todos fue la emigración la única salida válida

Siguió pasando el tiempo, y un día se hizo la noche, noche silenciosa, de miedo, la noche de las capuchas. Solo nuestros campos eran libres, amplios y solitarios. Nuestra economía estrenaba traje militar, y como tal funcionó (¿?). Pero la instauración de la democracia apenas si aportó algo que no fuera la simple y dura supervivencia

Aquella generosa gran metrópolis de antaño se volvió contra el emigrante rural, al cuál condenó al cantegril, en otras palabras al mundo sin salidas, a la fabrica de las caras tristes

Y sin embargo nuestros campos estaban ahí, pletóricos de riquezas y bondades según nos dijeron un día. ¡¡Mentiras,Mentiras¡¡ La única verdad, era que solo el campo estaba ahí, que solo a muy pocos beneficiaba.

Entonces descubrimos que los tiempos habían cambiado, y que en cualquier parte del mundo se podía criar ganado, que la agricultura requería otros medios técnicos para trabajar la tierra, y que las grandes potencias prefijaban los precios o ponían trabas arancelarias a las importaciones para defender a sus agricultores, aunque a la vez nos vendieran los medios técnicos de siembra y cosecha. Y plan burlesco, nos vendían las semillas que garantizaban excelentes cosechas.

Desde la ciudad, y gastando poca gasolina los listos de cada turno daban teóricas soluciones, que la formación de cooperativas, que alianzas con los países vecinos........... que....... que.....

La simple noticia de una exportación de ganado, era motivo de una primera página en los pocos periódicos

Un día se crea la Ley de Forestación, que pasó sin penas y sin mayores glorias, por los estamentos legislativos. Con la frase anterior, no he querido decir que no haya habido estudios preliminares, que si los hubo. Dicha ley propicio que muchos propietarios de campos fueran poco a poco reemplazando sus actividades, ganaderas a la forestal. También se paso a la venta de campos como no se había dado nunca.

Aquí diría yo que comienza, la etapa de los cambios de costumbres en la sociedad rural en Uruguay que mencionaba en capítulos anteriores a esta nota, algo que no fue ajeno Chile, Brasil, Argentina, por solo nombrar el entorno, salvo que nosotros lo hicimos después en algunos casos.

La actividad forestal, crea problemas como bien lo indican las plataformas ecologistas, pero no son tan diferentes a las que desde hace decenas de años se desarrollan en Uruguay, como ejemplo los naranjales, que no por ser más pequeños crean problemas diferentes. Para empezar los dos son grandes consumidores de agua, pero normalmente los naranjos se riegan con sistemas de extracción de pozos, por lo tanto de la napas freáticas.

Se enumeran por parte de los detractores del Eucaliptos y otras especies, que la forestación acarrea los siguientes inconvenientes; degradación de los suelos por las variaciones de los ciclos hidrológicos, rompiendo con el destino del agua de lluvia: 1) por el "paraguas" que constituye el follaje de los arboles, que retiene una parte para luego evaporarla la atmósfera ( y a mi que me enseñaron que esta era una de las causas de la posterior lluvia), que impide de cierta forma el pasar al suelo, impidiendo "el almacenaje de agua" Cuando yo vivía en Uruguay llovía como para un poco más que esto, pero los tiempos cambian. Como consecuencia del no almacenaje, se impide el filtrado del agua que de continuar crearía la famosa napa freática.

A esta altura me pregunto yo, ¿de que servía antes todo esto? si nuestros campos eran totalmente o en vías de ser improductivos, salvo los enormes espineles
Las demás inconvenientes ya los expuse en nota anterior, ruidos, polvos, carreteras, mayor movimiento de camiones, etc.

A mi lo que me preocupa, no es el ruido que pueda hacer un camión, si se que por no poseer la cultura del trabajo Pedrito de 19 años habitante de un asentamiento de la zona del Barrio Casabó, esta noche o al mediodía, da lo mismo una que otra cosas, saldrá con una pistola.
Que asaltará y hasta es posible que bajo el síndrome de abstinencia, mate al pobre que se le cruce en su camino. Háblele de a Juana que se viene al centro de Montevideo, desde el Cerro a pié porque si paga el autobús no le alcanza lo que gana limpiando las oficinas de Antel. Tiene 39 años, y yo pido que alguna de la mentes abiertas le busque no un futuro para ella, que mucho me temo no tendrá jamás, pero si para su hija Dessiré de 16 años. Que tanto le puede importar un polvo más un polvo menos.

Pero vayamos a las siguientes tablas extraídas del censo agropecuario de 1990. Puestos de trabajo en distintas áreas de producción agrícola, en confrontación con la forestal. Al día de hoy habría que ir haciendo los cálculos de la industrialización del la pasta de celulosa.

Explotación
Trabajador/Há.
Ovina
0.6
Vacunos
0.5
Vitivinicultura
15 (*)
Sector Lechero
2.3
Sector Forestal
1.4 (**)
(*) Esto puede sorprender a simple vista, pero la viticultura está muy limitada en Uruguay y las exportaciones son poco significativas.
(**) estamos hablando del año 1990, en la actualidad se estima que esta en torno al 3,1 trabajador/Há

Creo que lo anterior puede dar una idea, un poco más clara de los cambios, entre los que debemos mencionar el cultivo de invernaderos o los intensivos que dan trabajo a más de 12.4 trabajadores /Há

Hay algo importante que destacar y es que las nuevas alternativas de utilización de nuestros campos permite que afloren nuevas cotizaciones a la seguridad social lo cuál da un futuro distinto a nuestro trabajador rural, tan habitué de la Pensión a la Vejes, después de haber dejado casi su vida trabajando para un patrón que nunca le dio de alta

En estos días se comienzan las obras de las casas que tendrán los trabajadores de ENCE, y que no serán de barro y paja.

Estoy seguro que nada de esto es la panacea divina, que dentro de la malo que había es "lo más mejor", que se puede modificar, pero nunca destrozar una alternativa, que es la única que en estos momentos tenemos, porque no hay otra señores, ni la habrá si no hacemos un frente común

Para finalizar, hago una pregunta ¿quién tiene otra alternativa, válida?

 
 
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