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Año III - Nº 173
Uruguay, 17 de marzo del 2006
Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
 

 

 

 
Debemos aprender a leer...
por Pedro Hernández
"Los más grandes males que la
humanidad se ha infligido a sí misma
han sido el resultado de encauzar
una Fe inquebrantable en pos de
convicciones equivocadas"
Bertrand Russell

Todos los hechos pueden ser positivos en la medida que hagamos de ellos, una lectura racional y desprejuiciada. Sin miedos y creyendo en la libertad como un fin superior, no la del discurso, sí la del respeto del otro. Siempre hay una enseñanza para extraer, depende del nivel de autocrítica - impensable hasta ahora en los dirigentes - que tengamos. Ahí está el cuello de botella de la cuestión.

La historia ha sido difundida masivamente en forma descontextualizada, que es desinformación. Esto es lo que le ha sucedido a nuestros pueblos de América Latina. Se les ha trasmitido una historia escrita desde la visión del poder político y económico, como algo natural. ¿A qué viene esta introducción?. Viene a cuento de lo que sucede entre Argentina y Uruguay por el tema de las Plantas de Celulosa, por un lado, y por otro, los continuos entredichos en el Mercosur. La lectura que debemos hacer de estos dos eventos no es la lectura superficial- anecdótica - mediática de lo diario, lo confrontativo y discursivo de las partes, que nos distrae de los problemas de fondo. Acá quedan muy claros varios temas centrales de la construcción histórica de Argentina y Uruguay y de los socios del MERCOSUR. Para ello debemos cuestionar algunos mitos. El primer mito que tenemos que sacudirnos es que no ha habido democracia en el sentido profundo del término. Hemos vivido una escasa y acotada aproximación a la misma con discontinuidad e intercalados períodos dictatoriales. Pero la democracia es una construcción permanente de ahí nuestra errática peripecia histórica, cuyos resultados negativos son las enormes asimetrías sociales y económicas internas y entre los países. Ha habido democracia formal, la del discurso oropélico y la exaltación de personajes. El otro mito es la generalización del concepto de que los dirigentes políticos trabajan por mejorar la vida de sus pueblos. Si no cuestionamos estos mitos, cómo vamos a explicarnos que América Latina ostente hoy siglo XXI, el título de la región más inequitativa del planeta, según el último informe del PNUD y de los propios organismos financieros internacionales-Banco Mundial, BID - y un endeudamiento externo que como un círculo vicioso no le permite salir de la pobreza extrema en que viven millones. Si no cómo vamos a entender, el porque los problemas se resuelven - mayoritariamente - a partir de la confrontación - violenta muchas veces - que ignora los derechos, de los involucrados y del resto de la los ciudadanos.

¿Es posible admitir que un país que se dice democrático pueda llamarse tal y permitir al mismo tiempo que un grupo de ciudadanos, que más allá de sus razones, atenten contra un estado vecino, con el cual se mantiene relaciones?

¿Que se impida el libre tránsito entre los pueblos, regido por tratados y absolutamente natural entre países que se dicen hermanos?. ¿De qué clase de hermanos estaremos hablando? No tengo dudas que entre los ciudadanos latinoamericanos no hay confrontación, sólo el interés económico y político de unos pocos y la manipulación mediática en medio de una enorme desinformación puede provocarla. Si no se comienza a leer de otra manera la realidad de nuestros países, seguiremos siendo funcionales a estos manejos. Se han escrito toneladas de papel, miles de horas de trasmisión en los medios para contar lo anecdótico, descontextualizado. Aceptando como "natural" y políticamente "correcta", toda la chicana político-partidaria, cuyo fin es detentar el poder, caiga quien caiga, dejando de lado, más allá del discurso altisonante los intereses nacionales. A pesar de todo este ruido, lo más importante para el futuro si es que aspiramos a uno mejor, no es el tema de las plantas, ni el MERCOSUR, sino la conducta de los gobiernos y en definitivas la conducta de los dirigentes políticos. La conducta de los medios de comunicación y la conducta corporativa de todos los actores sociales. ¿Vamos a seguir escribiendo - ignorando la historia - sobre lo que dicen los actores de hoy, que no se hacen responsable de nada y no asumen?. Y sin asumir las palabras serán huecas de contenido, como lo muestra nuestra realidad actual. Las causas centrales de las crisis de estos países son de índole política, ética y moral. Si eso no se asume en su verdadera magnitud e impactos, todo lo que se diga o escriba estará lejos de la realidad. Las "soluciones" seguirán siendo parches a los problemas estructurales que tienen como mínimo 50 años. Estos son los hechos. Todos buscan explicaciones acordes a sus visiones de chacritas, pero ajenas a proyectos nacionales que no existen más allá de la administración de la coyuntura. La decadencia política es la responsable de Latinoamérica hoy. Los gobiernos han desertado del cumplimiento de la función, principalísima e ineludible de los estados, que es, velar y controlar en nombre de la sociedad toda y no en beneficio de minorías. EL estado desertor es el responsable de la aparición de los fundamentalismos; económico, ambiental, etc. Con la conducta de ciertos grupos que se autodefinen defensores del medio ambiente estamos frente a una nueva modalidad de fundamentalismo. Fundamentalismo que con impunidad pretende sustituir al estado, utilizando muchas veces información sesgada, que es desinformación, habilitando el miedo en lugar de la razón. La contaminación va de la mano del modelo económico desintegrado que en el planeta se lleva adelante. Modelo desintegrado que tiene a los países subdesarrollados rehenes de los países centrales. Desde estos últimos surgen ahora organizaciones que nos dicen como debemos actuar respecto del medio, ignorando la pobreza escandalosa - que alimenta su consumismo -, con todo lo que esto implica de degradación humana y contaminación. Ignorando que de las relaciones económicas tan asimétricas y las inconductas políticas de nuestros países surgen los problemas. Se ha escrito hasta hoy para minorías, las grandes mayorías, desinformadas, han sido usadas.

Este manejo es posible por el bajo nivel de la información calificada, que casi no existe en los medios. En estos se utiliza todo lo que sirva al raiting o a los intereses político y económico. Otro factor relevante en la contaminación es el consumismo, más papel, más plástico, etc. Este es el caballo de Troya que desestabiliza las economías subdesarrolladas. La libertad de información está cuestionada. No es tal por que cada quién publique o diga cualquier disparate sin inmutarse y sin preocuparse por sus efectos, muchas veces a sabiendas. Esa es la "cultura" instalada en la sociedad actual. Así hablamos del medio ambiente según los intereses de grupos, aunque a pocos kilómetros el ambiente sea un desastre o la pobreza los rodee. Esa conducta es el producto del estado ausente o cómplice muchas veces. A lo a largo de la historia los fundamentalismos y la impunidad han conducido con su irracionalidad a no pocas tragedias entre los pueblos. Esa es otra lectura que hay que hacer del manejo mediático de ciertos intereses espurios. Nada quedará, como futuro, de los gobiernos que actúan en función de intereses partidarios y no de políticas país. La historia Latinoamericana es elocuente al repecto.

En el caso particular de la instalación de las Plantas para producir celulosa en Río Negro -Uruguay -, es de rigor varias preguntas.

¿Que autoridad invocan los vecinos de Gualeguaychú, que pueden desde su descanso en la ruta, bajo sombrillas y sonrientes, en un acto de soberbia e impunidad, disponer de la vida de cientos de familias que han perdido su fuentes de trabajo por esta actitud? Es oportuno recordar que la impunidad ha sido casi una constante por estos países ¿ ya lo olvidaron? Los fundamentalistas creen que ellos tienen la razón y que la pueden hacer valer sin medir ni importarles el daño social. Así se ha procedido en las dictaduras de distinto corte. Las instituciones y los técnicos han sido sustituidos por el discurso en el que se afirma que no se puede controlar. Porque nunca se controló, nunca se podrá y entonces no hagamos nada, ¿ese es el mensaje desde los cortes de ruta?. ¿No será mejor potenciar el control? A más control se ha invitado a las autoridades Argentinas. ¿Por qué esto no ha estado en los medios con lo relevante que es? Se está proponiendo hacer lo que nunca se hizo en estos países, ¿no alcanza?

Los pueblos que han sido manoseados tienen que valorar la democracia, potenciarla, no negarla... Llevar los niños a las manifestaciones, mofarse de los ciudadanos que quedan de rehenes por el corte de rutas es una conducta que no habla bien de quienes se erigen en defensores del medio ambiente, ni de las instituciones de un país. Creo que todos debemos involucrarnos con el medioambiente, pero para ello debemos solicitar un cambio en la economía que ha ensanchado la pobreza a limites de horror, no seguir haciendo cada uno la suya. Pero de eso no se habla, hay múltiples ejemplos en cada país. También debemos cambiar nuestra conducta social, poco solidaria, no olvidar que no es casual que haya millones de pobres. No se puede seguir siendo funcional al sistema y pidiendo cada uno para su chacrita, sin importar el daño a otros.

Otra lectura muy clara es la actitud del gobierno argentino avalando la actuación de grupos de ciudadanos, que por encima de las instituciones desestabiliza el orden jurídico, afectando la credibilidad en estas y en los gobernantes. Esta conducta afecta la confianza en la región. No por casualidad tenemos subdesarrollo. No nos quejemos si no nos creen y sólo nos miran para "esquilmarnos" en un corto plazo, como ha sido la historia de las inversiones golondrinas. Las inversiones, que nos interesan y que nos sirven, son las del mediano y largo plazo y vendrán si los gobiernos respetan las leyes y las hacen cumplir a todos.

La desinformación habilita la impunidad y así escuchamos hablar de aspectos técnicos a personas - quizás muchos de buena fe - detrás de objetivos donde se admite la nefasta conducta de que el fin justifica los medios.

Por esta conducta así nos va. Sería bueno recordarlo.

La conducta de los ciudadanos cortando las rutas, es un retroceso hacia la construcción de una sociedad donde se respeten los derechos de todos. Es la devaluación de las instituciones y deja al desnudo la conducta de los gobiernos. No fortalece la razón y si la fuerza, la soberbia y la impunidad. No conduce a un cambio de conducta de los gobiernos en el cumplimiento de sus responsabilidades. Se acentúa el corporativismo.

Paralelamente asombra todo lo que el periodismo ha escrito, mayoritariamente descontextualizado, que es desinformación. Las Plantas están en la etapa de construcción, no están produciendo y sin profundizar, en lo técnico, más bien negándose a ello, se instaló la duda sobre el nivel de la contaminación, diciendo todo tipo de falsedades con algunas verdades. Nada impide que se siga profundizando en la información. En este marco el reclamo del presidente Kirchner de parar las obras por noventa días, no tiene explicación. Si quiere puede contratar a los mejore ambientalistas del mundo y a los muchos técnicos argentinos que han sido dejados al margen hasta ahora. Lamentablemente el viejo juego de la politiquería sigue siendo la herramienta en estos países sumergidos. La prepotencia del país grande, caiga quien caiga, es otra señal negativa para la integración. Integración, es bueno decirlo, que nunca pasó de situaciones favorables para la actividad comercial de algunos grupos. La integración ha estado condenada siempre en Latinoamérica, porque no hay voluntad política representando a los pueblos más allá del discurso para llevarla adelante. Siguen primando el interés de los grandes grupos económicos - el modelo económico desintegrado que cada país lleva adelante sigue vigente -. Mientras en estos países tengamos una política de tipo feudal, discursiva y un modelo de economía desintegrada, no habrá integración, no es posible en ese marco. Hay un profundo error conceptual, para integrar los países también debe estar clara la necesidad de tener integración hacia el interior de los mismos, cosa que no figura en la agenda política de ninguno. Y los países más grandes deben ser la locomotora de arrastre, no para pasar por encima. ¿Cómo se pueden integrar cosas desintegradas? ¿Cómo se puede hablar de integración cuando los países no han podido sostener un proceso democrático estable? Esta es la conducta política fundamental, imprescindible, para hablar con seriedad de integración. Por algo no funcionó la ALALC - 1958 -, más allá de crear burotecnocracia. Pero hay algo relevante en la conducta- que todos se empeñan en ignorar, por interés o por desinformados - política de nuestros países, y es la de guardar las formas. Así sin analizar las causas del fracaso de la ALALC, como solución, le cambiamos de nombre y así nació la ALADI. En estos juegos hemos estado en lo últimos 50 años. La dirigencia política desconoce el valor de la autocrítica y ha asumido que no le interesa asumir. No tiene capacidad de autocrítica, que no es un símbolo de debilidad, sino de grandeza. Por eso estamos presenciando siempre los enfrentamientos, fruto de la soberbia o ignorancia del gobernante de turno a falta de políticas país, que no existen en la región. Existe la "política" de los grupos corporativos dominantes. Todos debemos cambiar. Los medios deben dejar de usar los hechos para sacar raiting y dar manija según los intereses, políticos o económicos circunstanciales. La información calificada, transparente y sin ataduras es un gran debe y es una de las herramientas vitales para que estos países puedan salir del subdesarrollo y atender la escandalosa y vergonzosa crisis social, que afecta a millones.

Como en el primer año de escuela, si queremos crecer, primero debemos aprender a leer. Sólo así podremos aspirar al cambio.

 
 
Informe Uruguay se halla Inscripto en el Registro de Derechos de Autor en el libro 30 con el No 379
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