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El voto epistolar
por Dr. Francisco Gallinal
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El Frente Amplio ha decidido impulsar una reforma constitucional con el propósito de incorporar a nuestro sistema electoral el voto de los uruguayos que se encuentran en el exterior, a través del voto epistolar. Lo ha hecho, a diferencia de los felizmente naufragados proyectos de reelección, respetando las normas constitucionales y en consecuencia, de resultar aprobada la reforma en el plebiscito, comenzará a regir a partir de la elección a celebrarse en el año 2014.
Pero queremos hacer unas primeras reflexiones sobre el tema. Nosotros, como integrantes del Partido Nacional, siempre vamos a defender la universalidad del voto es decir, la posibilidad de que todos nuestros compatriotas tengan la oportunidad de expresarse a través de las urnas. Claro, simultáneamente vamos a defender con el mismo énfasis, la legitimidad del voto y por ende del acto electoral, como lo hemos hecho sistemáticamente a lo largo de la historia del país.
Defender la legitimidad del voto significa asegurar que el mismo sea secreto, es decir que quien lo emite lo haga libre de presiones e interferencias de toda naturaleza; que el mismo no pueda ser cambiado ni sustituido en ningún momento, y, por sobre todas las cosas, que quien lo emita sea la persona correspondiente y no pueda ser de ninguna manera sustituida por otra.
Seguramente el lector compartirá todas las condiciones que venimos de establecer. Son las mínimas e imprescindibles para asegurar la legitimidad, la transparencia, del acto electoral. La pregunta que nos hacemos es: ¿el voto epistolar, llena efectivamente esas condiciones?
Pues bien, esa pregunta no está respondida en el proyecto de reforma constitucional impulsado por el Frente Amplio. Apenas se limita a encomendarle a la Corte Electoral la implementación del sistema. No podemos entonces otorgar nuestro voto afirmativo a una reforma que no nos explica en qué forma va a garantizar la validez y transparencia del sufragio.
Una segunda reflexión o cuestionamiento que nos hacemos está referido a la situación del votante. ¿Es bueno para el país y para quienes vivimos en él, que tengan posibilidad de incidir en la integración del gobierno nacional quienes no van a disfrutar o a sufrir los aciertos o los errores de quienes terminen conduciendo al país? Sin dudas que ésta es una buena interrogante porque en definitiva lo lógico sería que quien vota, viva luego los efectos y las consecuencias de su voto.
Otra interrogante: ¿Es lógico que se autorice a votar a una persona que vive en Australia, pero se le niegue ese derecho a una que vive en Fray Bentos pero tiene su credencial en Melo, salvo que se traslade especialmente para votar? Parece una contradicción.
En definitiva: vamos a tener que discutir este tema en la próxima campaña electoral porque evidentemente vale más de una opinión. Nosotros estamos abiertos a considerar la posibilidad de facilitarle el voto a los uruguayos que residen en el exterior pero, previamente, debemos ir contestando estas interrogantes que el proyecto del Frente Amplio por cierto que no resuelve.
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