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Año V Nro. 334 - Uruguay, 17 de abril del 2009   
 

 
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A 20 años...
por Walter Sánchez Sedez (Perfil)

 
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         Ayer 16 de abril se cumplieron 20 años del cruce de caminos en el que el pueblo uruguayo tuvo que optar por: Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado (Ley de Impunidad), o NO.

         Y los uruguayos, por poco margen, decidieron votar por mantener la ley votando la papeleta amarilla (que honor le hizo al color) quedando relegada la esperanza, la dignidad y el honor, a través de los impulsores de la impunidad “vestida” de “pacificación” y “concordia” nacional.

         Nadie en el país que recuerde la trascendencia de la figura de Wilson Ferreira Aldunate en el espectro político nacional e internacional, pudo explicarse como después de oponerse y denunciar desde el parlamento al régimen que se venía y culminar aquella fatídica madrugada del 27 de junio de 1973 enarbolando las banderas más caras de su partido defendiendo la democracia y la institucionalidad al grito de ¡Viva el Partido Nacional!!! y toda la lucha que desplegó en el exterior, denunciando en el Organismo internacional que lo recibiera la “larga y oscura noche” que vivía nuestro país, a su regreso, y a horas de pronunciarse la ciudadanía ante una felonía votada por las mayorías parlamentarias de ese momento, Wilson le planteara a los uruguayos: Y después del referéndum QUÉ?

         Muchos ciudadanos blancos esperaban ansiosos la definición del importante líder nacionalista y nosotros, que sentíamos una fuerte admiración por ese estadista, también.

         Habíamos, junto a miles de compatriotas “pateado” todo el país recogiendo firmas para anular la ley. Lo habíamos logrado, se juntaron y entregaron las firmas necesarias, pero las mayorías parlamentarias de los partidos tradicionales nuevamente jugaron sucio y a través de sus actores en la Corte Electoral, nos hicieron ratificar muchas firmas por “Observación por identidad” en un último intento de intimidar a los uruguayos para que no acudieran a ratificar su firma en las oficinas electorales de todos el país, en el único día fijado por el organismo rector. No sólo habían firmado quienes votaron en la elección de 1984 al Frente Amplio, sino, todos los orientales honestos y votantes de todo el espectro político nacional y esa actitud de la mayoría de los partidos tradicionales indignó a los ciudadanos a los que se les había impugnado su firma, y como tal, concurrieron a ratificarla.

         La indignación colectiva fue tal, que recuerdo la actitud del honorable presidente de la Junta Electoral de Maldonado, Juvenal Amorín, hombre histórico del Partido Colorado, luego de observar el deshonroso papel que jugaron los “enviados” del Vicepresidente Tarigo al interior del país, con el propósito  de “trabar y enlentecer” la ratificación de firmas (obviamente su Junta no fue la excepción), que en un momento dado nos convoca a su despacho a los delegados generales allí presentes (yo representaba a la Comisión Departamental Pro Referéndum de Maldonado y al Frente Amplio) manifestándonos que se sentía avergonzado por la actitud que demostraban los delegados del gobierno (colorados y blancos) y que si esa actitud persistía, los haría retirar por la fuerza pública del recinto, hecho al que se vio obligado, lamentablemente.

         Las firmas se ratificaron en casi su totalidad lo que obligó a la Corte Electoral a instrumentar el acto eleccionario para el 16 de abril, a los efectos de que la ciudadanía se expresase definiendo: impunidad sí o impunidad no.

         Y es allí donde Wilson se equivocó y retrocedió. En esa oportunidad, lamentablemente se equivocó cuando le planteó a los uruguayos públicamente, trasmitiendo miedo cuando preguntaba: Y después del referéndum QUÉ?.

         A 20 años, ¿De mantener la infame ley, tienen que enorgullecerse los dirigentes de los partidos tradicionales?

         Que actitud diferente tuvo aquella mujer con mayúscula: Matilde Larreta de Gutiérrez Ruíz enfrentándose una vez más a las botas de los cobardes, siendo uno de los pilares de la Comisión Nacional Pro Referéndum.

         Si algún dirigente blanco osara decirme qué: “Y después del referéndum QUÉ?”, fue una actitud de grandeza de Wilson para que el país no se introdujera en un callejón sin salida, en virtud de que los militares que debían ir o a declarar a la justicia el 23 de diciembre de 1986 por violaciones de los derechos humanos y atentado a la Constitución Nacional, el Partido Colorado y la mayoría del Partido Nacional votaron una infame ley el día anterior para “evitar” que los militares se enojaran y volvieran a alzarse con el poder, estarían atropellando mi inteligencia y la de todos los orientales honestos porque, “esa ley y el posterior voto amarillo” impulsado por las mayorías de los partidos tradicionales fue un verdadero acto de cobardía política.

         Fue una pena que Wilson, a quien admiré en su actuación y proyección política, no repasara las imágenes de aquella madrugada en la que estuvo deambulando por la ciudad de Buenos Aires, saltando de auto en auto, gracias a la preocupación de dirigentes políticos argentinos como el hoy desaparecido Raúl Alfonsín, mientras los uruguayos comandos infames y cobardes lo buscaban por todos lados porque era quién faltaba, ya que habían secuestrado a Zelmar y al Toba y con él completaban la faena.

         Ni Leandro Gómez, ni Aparicio Saravia, ni el Dr. Javier Barrios Amorín, por citar tres inmensos ejemplos de virtuosismo en la historia del Partido Nacional, y hay más, hubieran permitido tal infamia y mucho menos cualquiera de ellos, hubiera permitido que un Parlamento cobarde y arrodillado, expulsara a uno de los suyos por defender la Constitución y la ley, los derechos humanos, la verdad y la justicia, por exigir conocer el paradero de los niños desaparecidos, a pesar de que la ministra Adela Reta planteara que en Uruguay no hubieron niños desaparecidos, pero luego aparecieron y por saber: como, cuando y porque, los militares y cómplices civiles del proceso, secuestraron, torturaron e hicieron desaparecer a cientos de hombres y mujeres que pensaban diferente.

         La inmensa figura de JOSÉ GERMÁN ARAÚJO, en soledad política pero acompañado de un pueblo sin distinción de colores partidarios, fue el gestor de los resultados de hoy día: niños que recuperaron su verdadera identidad (el cantautor José Carbajal, “el sabalero” ya no canta más “Angelitos” porque todos los niños que invoca en su canción ya aparecieron y son dueños de su verdadera identidad); la excavación que en predios militares dio como resultado la aparición de los restos óseos de militantes que fueron torturados, muertos y desaparecidos y, muchos militares y civiles que colaboraron vergonzosamente en aquella época están tras las rejas y el país no se desestabilizó.

         Si aquella noche hubieran secuestrado a Wilson, él y todos, sabíamos que la pelea por Verdad y Justicia también sería por Wilson porque hubiera corrido la misma suerte de sus colegas parlamentarios. Cada minuto que pasa y la Ley de Impunidad no se anula, los mal paridos uniformados o ya retirados, seguirán apagando cigarrillos encendidos en los cuerpos de ZELMAR y el TOBA GUTIÉRREZ RUÍZ y de todas y todos los compañeros desaparecidos de los que aún no se sabe su paradero.

         El presidente Vázquez ha tenido la inmejorable oportunidad desde el 1º de marzo de 2005 y aún la tiene, por tener mayorías parlamentarias, de enviar un proyecto de ley anulando la vergüenza nacional que significa esa ley infame. No tiene excusa, no la hay, por lo menos honorable.

         Excusas espurias, la historia las cuenta por miles y las que recite el gobierno en este tema, engrosaran la lista de la vergüenza de actos de gobierno. Que le conste al presidente: Los parlamentarios de la oposición, aquellos dignos y no cobardes, levantarán sus dos manos para acompañar esa iniciativa.

         Hasta el próximo 15 de setiembre, que comienza el receso parlamentario en virtud de las elecciones nacionales el 25 de octubre, tiene tiempo de aprobar dicha ley, después sería como leer el diario del lunes y así no vale.

         Por ahora, lamentablemente, LA DIGNIDAD SIGUE ABAJO Y EL REGOCIJO PERMANECE ARRIBA.

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© Walter Sánchez Sedez para Informe Uruguay
 
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