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Año III - Nº 135 - Uruguay, 17 de junio del 2005

 

 

 

 

Oligomonios
Nueva palabra en Economía

Eduardo García Gaspar

Un amigo me envío una breve nota acerca de una idea aparecida en el Harvard Business Review el pasado marzo. Es una idea interesante propuesta por Steve Hannaford. Se trata de oligomonios y en esencia, creo, puede ser explicada de la manera siguiente.

Se sabe que un monopolio es ésa situación en la que existe un sólo proveedor de un servicio o producto. Uno de los casos más claros es el de Pemex, la empresa estatal mexicana que es el único proveedor de diversos bienes, como gasolina, diesel, gas y demás. Un monopolio requiere siempre de protección gubernamental y no podría sostenerse en un mercado libre.

Además, sabemos que un oligopolio es la situación en la que existe un muy pequeño número de proveedores de un bien. Un buen caso de esto suelen ser las empresas cerveceras. Por ejemplo, en México existen dos nada más. La mentalidad tradicional acerca de monopolios y oligopolios establece que manipulan los precios de manera que extraen lo más posible del mercado al que sirven. Se les ve como villanos auténticos.

La realidad es más compleja que eso. En realidad dentro de los oligopolios existen luchas fieras de competencia entre empresas, y los consumidores pueden sustituir ese producto con otros... por ejemplo, dejar la cerveza e irse al vino o lo que quieran. Los monopolios, si llegan a darse en economías libres, no pueden sostenerse con facilidad y deben ceder a la presión de clientes... excepto si gozan de protección gubernamental y proveen bienes que no tienen sustituto sencillo.

Por otro lado, están los oligopsonios, la situación en la que existen muy pocos compradores de un sólo bien y su fabricante está en manos de esos pocos. En fin, nada nuevo, excepto por reconocer que los monopolios y oligopolios son menos caricaturescos de lo que se piensa. Pero hay un caso interesante que mezcla a los oligopolios con los oligopsonios.

Y eso es lo que Hannaford llama oligomonies que puede traducirse como oligomonios. En esta situación se presentan empresas que están en una situación de oligopolio y oligopsonio simultáneo. Son de las pocas empresas que compra algo y de las pocas empresas que venden algo... al mismo tiempo. El ejemplo usado para esto es el de Wal-Mart y su gran poder en los mercados al detalle y de empresas.

Wal-Mart es un centro de ventas de enorme importancia, al que van muchos consumidores y al que necesitan muchos fabricantes. No estar en los anaqueles de Wal-Mart es tener una falla muy grande de distribución. El caso es interesante por una razón extraña. La imagen ortodoxa de la empresa poderosa es la de elevar el precio hasta el máximo posible, pero eso no sucede en esa empresa. De hecho es lo contrario.

Wal-Mart aprovecha a su enorme base de clientes para bajar los precios y fuerza a sus proveedores a hacer lo mismo para redondear el círculo: con precios más bajos atrae más clientes. La presión se coloca en los proveedores de productos distribuidos en Wal-Mart y en los costos de operación de todos. El resultado es ése, el de precios bajos para los clientes.

La presión sobre proveedores se traduce en menores márgenes de ganancia para todos los que tienen alta dependencia en ese tipo de distribución. El autor dice que las fusiones de puntos de distribución crean esa situación de oligomonio y eso hace mayor la presión en los fabricantes que los necesitan para vender lo que producen.

De esta manera, las empresas se ven forzadas a ser mejores por diferentes medios. Puede ser que mejoren sus procesos, que desarrollen nuevos productos, que logren patentes exclusivas, o incluso que sencillamente opten por otros canales de distribución. La idea central, creo, es la de una situación nueva de mayor presión competitiva y eso es positivo.

No es agradable para las empresas pues ellas vivirían más cómodas en una situación de proteccionismo, pero dentro de un mercado libre no es posible esa comodidad. Una vida dura y difícil, pero el mercado libre no es el sueño del empresario perezoso y haragán, que se contenta con ser protegido por el gobierno. El gran beneficiado de todo el asunto es el consumidor... la sociedad entera que con esos precios más bajos puede vivir mejor.

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