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Año V Nro. 347 - Uruguay, 17 de julio del 2009
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Hace pocos días falleció el Inspector General don SAUL HUMBERTO CLAVERIA, el "Canario Clavería" como cariñosamente lo conocíamos todos. Tuvimos la suerte de toparnos con él en un lejano 1957 en el entonces Liceo Militar y Naval General Artigas y ya quedamos absortos ante semejante personaje que nos hablaba de su pueblo de "Pirarajá" hasta entonces desconocido para nosotros. La suerte quiso que tres años más tarde nos encontráramos nuevamente con él entre los aspirantes a ingreso al IEP (Instituto de Enseñanza Profesional de la Policía de Montevideo), hoy Escuela Nacional de Policía y bueno, fuimos compañeros nuevamente de estudios y de anécdotas que hoy a la distancia tienen un sabor distinto, tan alegre y emotivo que nos hace escapar un lagrimón, por aquellos tiempos y porque Saúl ya no está físicamente con nosotros. Decir quién fue el Inspector General Saúl Clavería para las nuevas generaciones, será hablar del Policía POLICIA. Fue un amigo inefable y fue un enemigo implacable contra quienes atentaban contra nuestra forma de vida, pero aún en esas circunstancias, fue un enemigo franco, de pelo a pelo, sin arterías. Defendió su honor y el de la Institución con seriedad y vehemencia, siempre con absoluto respeto. De su vida Policial no vamos a decir nada porque habrá quienes podrán decir mucho más de su trayectoria profesional en “la Fuerza” como le gustaba decir, y sobre todo la Historia se encargara de reconocer su trayectoria. Pese a sus problemas personales, que los tuvo y muy serios, no dejó que ellos interfirieran en su labor profesional como defensor del orden público y de la sociedad. Hizo de su casa en el pueblo Pirarajá su forma de vida, y se encargó de hacernos conocer a todos ese entorno, vía correo electrónico, -otras de sus pasiones-, en donde descansaba su espíritu y donde sin dudas descansara para siempre. Nos quedó en el debe el haber aceptado algunas de sus invitaciones para conocer “su lugar”, compartir esos momentos sin tiempo, que solo se viven una vez y permanecen para siempre en la memoria. Fue un hombre de fe cristiana y la nuestra nos dice que tendremos tiempo de vernos otra vez, sentarnos junto a su arroyo y recordar tiempo idos, mientras el mate circula, la caña con yuyos templa el espíritu y las mulitas y el cordero satisfacen la gula. Amigo Saúl, ésta te la quedamos debiendo, algún día y en algún lugar nos encontraremos, entonces ahí sí podremos disfrutar de esas cosas tan simples como hermosas que ignoramos, pero que son las que nos permiten bajar “a tierra” las locuras de nuestra vida cotidiana. ¡!!Que descanses en paz Canario!!! © Círculo Policial para Informe Uruguay
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