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Más y mejor trabajo
por Dr. Francisco Gallinal
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En todo momento hemos afirmado, repetido y sostenido, y esta convicción compartida se plasmó en la propuesta de gobierno que presentamos a la ciudadanía, que nuestro objetivo principal en materia laboral es “Más y Mejor Trabajo”, repitiendo textuales palabras del Dr. Lacalle. Una necesidad de fondo para el progreso del país en esa materia es superar su limitación estructural en materia de inversiones. Sabido es que la relación entre la inversión y el Producto Bruto Interno en Uruguay se ubica en el entorno de 16%, cifra que resulta insuficiente para lograr tasas de crecimiento económico importantes y sostenidas, más allá de coyunturas extraordinarias como la que nos benefició hasta el año pasado.
Una meta nacional debería ser impulsar la inversión – y muy especialmente la del sector privado – de modo que aquella relación pueda alcanzar valores superiores a 20%. A su vez, esas inversiones, y el crecimiento que las mismas determinen, generarán mayores empleos, ingresos y expectativas, contribuyendo de esa manera a reducir varios graves problemas de nuestra sociedad, tales como el desempleo crónico cuyo piso de 8% desafía al tiempo, los niveles de pobreza, la emigración de personas preparadas y calificadas, y el debilitamiento del tejido social. Y mucho más deseables y apetecibles son las inversiones creadoras de más valor agregado y modificadoras del patrón de relacionamiento internacional que nos caracteriza, de exportadores de productos primarios o con bajo contenido tecnológico y de valor agregado. Se trata, entonces, de un reto clave para la próxima Administración y para las siguientes.
Ahora bien, un proceso de esa naturaleza demanda varias cosas: para empezar, un clima adecuado, amigable y favorable a la radicación de nuevas inversiones, cosa que no se logra simplemente con tener normas que les concedan determinados beneficios fiscales, sino fundamentalmente a través de confianza, sustentada en políticas y conductas claras, estables, indubitables, tanto en el campo macroeconómico como en el respaldo jurídico.
En un mal clima de inversiones, en un contexto donde la conducción política es ideológicamente hostil a la empresa privada, donde penden amenazas de cambio de las reglas de juego sobre la propiedad, donde la ocupación es por lo menos tolerada, donde las inversiones productivas estatales son altamente dudosas en su eficiencia económica y social, en fin, es evidente que habrá una retracción de la inversión privada.
De modo pues que, a pocos meses de una elección en la que claramente se contrapondrán dos modelos de país, dos concepciones de la convivencia nacional, este es un punto fundamental. Por consiguiente, a nadie puede extrañar que, percibiendo un riesgo importante en los antecedentes de manifestaciones y conducta del candidato del Frente Amplio y de su entorno, así como gruesas ambigüedades e interrogantes en su oferta electoral (¿Constituyente? ¿Eliminar las AFAP? ¿Seguir el camino chavista? ¿Continuar aumentando el gasto público y la presión tributaria?) se den situaciones de alta incertidumbre.
Nuestra propuesta es clara y confiable: apunta a crear el mejor clima posible, a través del manejo de la macro y la microeconomía, las mejoras en la legislación pertinente, la incorporación de instrumentos modernos en materia laboral, una política y actitud permanente de búsqueda y estímulo de proyectos e inversores y la adecuación institucional que sea necesaria para facilitar tales objetivos. Sería ideal desarrollarla en un contexto político concordante con la importancia de este tema en el desarrollo del país.
© Dr. Francisco Gallinal para Informe Uruguay
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