Economía y Más Allá
Crisis económica y humanismo
por Leonardo Girondella Mora
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Viviendo dentro de una crisis económica considerable, conviene ir más allá de su parte económica y atender sus factores humanos.
Comienzo con esa parte económica antes de ponerla de lado. Dentro de ella he podido detectar dos tipos de comentarios.
1. Los análisis que en lo general son una condena del capitalismo —y que no fueron escasos. Desde luego, provinieron de los partidarios del socialismo, lo que no es sorpresa, pero también de algunos ministros eclesiásticos, lo que no sorprende tampoco. Hubo gobernantes que hicieron lo mismo.
En lo general fue una serie repetida de predicciones sobre el fin del capitalismo y que en lo general no hicieron sino lo acostumbrado —recetar más intervencionismo estatal como el remedio absoluto.
2. Los análisis más serios y menos primitivos —fueron ellos más explícitos en sus razonamientos al mencionar variables más concretas: manejo político de crédito hipotecarios, política monetaria relajada, tasas de interés manipuladas, nuevos mecanismos de inversión muy complejos, incentivos pobres a la responsabilidad y otros más.
Voy a hacer de lado todo lo anterior para concentrarme en el fenómeno humano, al que considero la causa última —lo que sea que haya sucedido y sus causas, son todo ello una serie de acciones humanas. Creo que en esto no habrá discusión.
Haya sido la crisis una consecuencia del capitalismo o una del intervencionismo, la causa es humana, producto de decisiones de personas. Quien tomó decisiones de concesión de créditos o de aceptación de ellos, fueron personas con poder de razonamiento y que actuaron con libertad.
El foco de la atención fue colocado en los errores cometidos por los que concedieron créditos —bancos y organismos gubernamentales—, pero no se ha puesto gran atención en los errores cometidos por quienes aceptaron esos créditos. Un estudio de 3 millones de créditos indicó que un 70% de ellos contenían datos distorsionados de los recipientes del crédito.
Es obvio que no sólo hubo errores y acciones malas por parte de los bancos —también las personas en general cometieron las mismas faltas. Datos como éste señalan la grave equivocación que se comete al proponer que todo puede remediarse con medidas estructurales, como más legislación, más supervisión, o incluso la desaparición del capitalismo. La cuestión es más profunda que eso.
La Economía, cuando se rebasa la mísera idea de que es el estudio de la asignación de recursos limitados para la satisfacción de necesidades ilimitadas, toma su real dimensión —es el estudio de la acción humana especialmente en las decisiones de intercambios entre personas.
Por esto, la Economía puede explicar decisiones de producción y consumo, pero también de cometer delitos o estudiar una profesión. Esas decisiones pueden ser analizadas y explicadas bajo el supuesto de ser tomadas por seres libres y con capacidad de prever las consecuencias de sus acciones.
De allí que no haya otro remedio que incorporar aspectos éticos y morales que radican en la mente de las personas. Una persona con un perfecto razonamiento económico podrá dedicarse a producir pornografía o drogas, o bien alimentos o ropa. Pero esa decisión será alterada por sus creencias morales —por encima y más allá de su razonamiento económico.
Mi tesis es realmente simple y puede ser resumida en dos puntos:
• La Economía permite analizar y es aplicable a toda acción humana y las decisiones que las personas toman —los mismos principios económicos aplican al criminal que al monje de un convento.
• Pero esa variedad de decisiones posibles que se presentan a cada persona estará afectada por las creencias morales y los principios éticos que la persona sostiene —y así será posible que ella decida no realizar acciones criminales aunque económicamente ellas le sean más redituables.
Pensar así tiene consecuencias de largo alcance de las que quiero destacar una, la que considero vital y en la que poco se piensa.
Para, por ejemplo, evitar crisis como la actual la solución más común que se tiene es la de producir aún más legislación, más reglamentos, más instituciones de vigilancia burocrática y en general, lograr estructuras económicas que eviten crisis, o que combatan con eficiencia el crimen, o alguna otra meta.
Quedaría yo contento con que tan sólo se reconociera otra posibilidad, la de poner más atención en el factor ético y moral de las personas que en la solución anterior —las más amplias leyes, la mayor supervisión estatal, todo eso podrá ser saltado e ignorado si se tiene la intención de hacerlo.
El mejor y más efectivo de los frenos a las conductas erróneas es la serie de valores que la persona tiene y que funcionan como los limitantes más efectivos de las opciones que enfrenta la persona —son sus principios morales los que le indicarán ser prudente, menos codicioso, menos soberbio, más cauteloso y en general todo lo que no pueden hacer la más efectiva de las intervenciones estatales.
Las virtudes no pueden ser decretadas por medios legales. Los valores no pueden ser sustituidos por la vigilancia de instituciones gubernamentales. Tener como meta la creación de instituciones sociales justas es una misión imposible. La única opción es lograr una comunidad en la que cada persona sea guiada por principios morales exigidos por ella misma.
Addendum
Creo necesario añadir que el confiar solamente en la legislación adicional junto con mayor reglamentación provocará un efecto adverso que empeore la situación: se llegará a pensar que si la ley permite algo eso significa que es moralmente permitido. Las personas reducirán su moral al nivel de la ley y lo que ella permite. Esto socavará los fundamentos morales de las personas a niveles ínfimos de calidad ética. La ley está basada en la moral, pero la moral no puede reducirse a lo que la ley establece.
Con autorización de © Contrapeso.Info
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