Que siga la joda corrida, nomás… por Fernando Pintos

Una vez más: ¡Aleluya! Soltemos las campanas al vuelo. He ahí un nuevo galardón para las vitrinas de la Asociación Uruguaya de Fútbol, las cuales,  presumo, a estas alturas se deben ver mucho peores y más ruines que la morosa descripción de aquel tango de Discépolo, «Cambalache». Uruguay perdió con Georgia por 2 a 0. Que salgan a la calle las multitudes y festejen. Que en la catedral no olviden tocar campanas a rebato. Después de la derrota de El Cardal a manos de los invasores ingleses, éste habrá sido uno de nuestros peores revolcones a nivel internacional. Así que, por una vez, no preparen el Te Deum. El maestro de la mentira de y de la infamia, léase Oscar Tabárez, digno hijo de la Junta Directiva de AUF que presidió Eugenio Figueredo, no ha agradado un nuevo hito en la larga cuenta de frustraciones, fracasos y vergüenzas de los últimos años. Porque, léase bien: Georgia. Un  país cuyo único mérito ha sido dar vida a uno de los peores tiranos del siglo XX: Yosif Stalin. Y de ahí en adelante: parar de contar. Y en cuanto a fútbol: menos todavía… Pero, ¿qué estoy diciendo? Antes bien: ¡menos que nada! En términos futbolísticos, Georgia es nada. Bueno, tampoco seamos tan pesimistas: en el ranking más reciente de la FIFA, Georgia ocupa el lugar 93, por encima de seleccionados tan poderosos como los de Burkina Faso (97), Benín (101), Singapur (107), Tayikistán (122), Antigua y Barbuda (127), Eritrea (135) y Seychelles (146), por  citar sólo algunos de los equipos que, a estar alturas y cuando menos con la «iluminada» dirección del susodicho Tabárez resultan inaccesibles para Uruguay, que de una manera por demás anormal se encuentra en el lugar 15 del ranking. En la práctica, yo sugeriría que para proseguir con su patético numerito, tan aterradoramente parecido a ese bulo que los uruguayos siempre han conocido como «el cuento del tío», Oscar Tabárez se dedique a jugar amistosos contra algunos seleccionados no tan poderosos como Georgia. He aquí la lista que sugiero en primera instancia: Bermudas (163), Vanuatu (165), Nueva Caledonia (174), Mongolia (183), Tonga (191), Anguila (196), Islas Cook (197), y la guindita de la copa Melba, es decir: el último lugar del ranking FIFA, el cual, ¡cuidado!, recordemos que siempre puede ser engañoso y resbaloso, tal cual lo demuestra la figuración actual de Uruguay: Samoa Estadounidense (198)…

Alegrémonos, entonces, tal como es debido. Nacional fue vapuleado por el Atlético Paranaense, pero hoy miércoles 15 de noviembre, el deportivo Pachuca de México fue y les pintó la cara en su propio estadio, ganándoles por uno a cero… Lo bueno de todo est asunto es, ni más ni menos que Nacional evitó una vapuleada histórica a manos del Pachuca de México. Es decir: ¡no seamos siempre tan negativos! ¡Veamos, aunque sea por una vez, el lado positivo de las cosas! Bueno, después de todo Nacional tiene los mismos colores que el Frente Amplio, o Encuentro progresista, o como quiera que se le llame a esa colcha de retazos que ha montado la izquierda uruguaya para hacerse del poder y terminar por destruir al Uruguay de una vez por todas… ¿Qué se podía esperar, entonces?

En definitiva. Sigan sin mandar a la cárcel a ese tal Casal y a su tenebrosa trouppe de cómplices. Después de todo y con esa cara que tiene, no se entiende cómo lo dejan andar suelto al tal individuo. Lástima que Lombroso se haya muerto, porque si lo dejaran analizar esa carita y ese cráneo, seguramente perfeccionaba la teoría del delincuente perfecto. Y sigan, nomás, en el tire y afloje con esa partida de mafiosos que se escuda tras la razón social de Tenfield. Y continúen aplaudiendo cuando esa cáfila de contratistas de cloaca que maneja las transferencias en el fútbol uruguayo se lleva a los jugadores jovencitos de los clubes y los venden, baratos, por kilo y por metro, para hacer banca y mascar frustraciones en el maldito fútbol europeo. total, ¿qué importa? ¿A quién diablos le importa? Si se joden, que se jodan. Si se arruinan y destruyen como jugadores, allá ellos con su problema. Si se transforman en parias deambulando por tierra extraña, ¡peor para ellos! Lo importante es que Casal se llene los bolsillos. Y que los mafiosos al estilo Casal se atosiguen de plata. Y que los clubes uruguayos se debiliten cada día más. Y que la gente abandone los estadios. Y que el público ni siquiera se digne mirar los partiditos transmitidos por la tal Tenfield. Y que los uruguayos prefieren enterarse de lo que pasa con el Real Madrid, el Chelsea, el Barcelona, el Lyon, el PSV y tantos otros equipos europeos, antes que preocuparse por Nacional y Peñarol o por Peñarol y Nacional. ¡Y que siga la joda corrida! Como dijera Biondi: la chunga, la guasa, el pitorreo… Y sobre todo esto último, que es una de las especialidades de los preciosos árbitros uruguayos.

Y sigan todos aguantando y aguantando y aguantando. A fin de cuentas, el aguante es largo y el papel lo aguanta todo. Tal cual aguantará, no tengan dudas, las justificaciones de este tartufo que dirige la selección uruguaya, para explicar por qué estrambóticas razones Georgia, ¡nada menos que Georgia!, le ganó a Uruguay por dos a cero. Que la pelota embarrada. Que el frío de los montes del Cáucaso. Que las consignas que gritaba Osama Bin Laden desde la tribuna. Que la lesión. Que el mate congelado por el frío. Que la pelota que pegó en la maleta y volvió a la cancha. Que bla, bla, bla… Es decir: que siga la joda, nomás.