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Año V - Nº 269
Uruguay,  18 de enero del 2008
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Fernando Pintos

Sobre manejo del Estado
Y sobrada carga impositiva

por Fernando Pintos

 
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            En la edición de «Informe Uruguay» correspondiente al pasado viernes 28 de diciembre de 2007, me llama poderosamente la atención un artículo de Michael S. Castleton-Bridger, titulado «Las batallas que se vienen». El tema es: la necesidad de que el Partido Nacional afine sus baterías para encarar la próxima contienda electoral, frente a un adversario que tendrá a disposición todos los recursos del Estado y no exhibirá el menor empacho en utilizarlos para su provecho y beneficio. Un adversario que, además y para colmo, permanece encastillado contra viento y marea en su llamativa tilinguería ideológica, lo cual significa, a la postre, una sola cosa: el malnacido colectivismo, que con resultados tan nefastos y harto sabidos ha sido aplicado por otros tarados ideológicos en diferentes partes del mundo: China, Vietnam, Cuba, Nicaragua, etcétera. Con justa razón, Castleton-Bridger alerta frente a una escalada totalitaria que tiene como fin primordial el cercenamiento casi completo de las libertades individuales de los uruguayos… Ahora bien: ¿podría alguien manifestarse sorprendido frente a tales síntomas de esta enfermedad terminal que es, para cualquier país que deba soportarlo y sufrirlo, un gobierno de vocación colectivista? ¡Por favor, señores! Sorprenderse por tal cosa sería lo mismo que asombrarse porque un alacrán le inocule su inmunda ponzoña a cualquier desprevenido que se le ponga a tiro… Sería, además, como ponerse a esperar que los manzanos dieran duraznos y después sorprenderse, ¡y hasta asustarse!, en el momento en que los tales arbolitos comenzaran a producir… ¡Manzanas!

            ¿Acaso esperaban los uruguayos cosas diferentes de un Gobierno integrado por los tan cobardes como boquiabiertos y recalcitrantes guerrilleros tupamaros? ¿Acaso se podría esperar algo mejor de un Gobierno que tiene, en su gabinete, a personajes tenebrosos como ese grotesco Gargano, el Canciller supuestamente «socialista»? ¿Acaso no vieron de qué manera se comportaron algunas de estas bestias desenfrenadas —del Gabinete y del Parlamento— cuando visitó recientemente Uruguay el Presidente de Estados Unidos? ¿Y no han visto la lluvia inclemente de asquerosos impuestos que a todo el país le ha caído encima? ¿Y será que no ponen atención en los casos de corrupción de este Gobierno, en las formas perversas que ellos (los frenteamplistas en el poder) utilizan para tapar toda su inmundicia, y en los reiterados ataques contra los medios de comunicación que no les cantan la dócil y abyecta serenata?

            Sin lugar a dudas, los partidos tradicionales deberían unir sus fuerzas y cerrar filas frente a un enemigo inescrupuloso y decidido a cualquier cosa con tal de perpetuarse en el poder.  Y deberán ganar o ganar las próximas elecciones, porque ya suficiente daño pueden hacer estos malditos individuos en un solo período de Gobierno. Para poner un claro ejemplo: de no ser por ellos, ahora el Uruguay estaría usufructuando un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos que significaría, en el corto o mediano plazos, una notable y sostenida bonanza económica para todos sus habitantes. Pero, por supuesto: cuando una oportunidad así se presenta, ahí están ellos, siempre listos para perpetrar todas sus viles perversidades de cretinos resentidos y analfabetos económicos. Se perdió esta oportunidad y no se volverá a presentar, porque en el próximo período habrá casi de seguro un Presidente demócrata en la Casa Blanca, y es bien sabido que a los del partido del burro les hacen muy poca gracia los Tratados de Libre Comercio con países latinoamericanos. Y, véase bien: quien le ofreció esa oportunidad de oro a Uruguay fue el odiado y vituperado George W. Bush, lo cual no es de extrañar, porque cuando un lustro atrás casi colapsa el sistema financiero del país, fue ese mismo señor —sí, George W. Bush— quien corrió de inmediato al rescate, desembolsando miles de millones del Tesoro Federal americano para que los uruguayos no vivieran los horrores que tuvieron que soportar, casi por la misma época, sus vecinos rioplatenses. ¿O acaso se olvidan de eso, todos estos cretinoides frenteamplistas?

            En fin… Que me gustaría le echaran una relectura al artículo de Castleton-Bridger, y por ello paso, renglón seguido, a reproducirlo íntegramente.

        «…Se termina el año. Un año complejo desde el punto de vista político. Un año que a los blancos nos debe de alguna manera dejar un sabor amargo, muy amargo.

        Hemos visto cómo lenta pero ciertamente el proceso “Gramsciano” que el Frente Amplio comenzó hace treinta años ha empezado a dar sus frutos. Lenta pero ciertamente vemos cómo cada día que pasa el estado se mete más en nuestras vidas. 

       Cómo la noche sigue al día vemos y veremos cómo paulatinamente nuestras libertades personales se irán erosionando en la medida que esta estatización continúe.

       Para los que no somos colectivistas. Para los que somos en definitiva liberales en materia de nuestras libertades civiles y económicas, todo este proceso es muy preocupante. Más si tomamos en cuenta que no es un proceso que conduzca a la excelencia sino y por definición todo lo contrario. Vivimos un proceso que lo único que hará, será sin duda, perpetuar la mediocridad uruguaya. Vivimos un proceso que institucionalizará sin duda el país del más o menos. Vivimos un proceso del triunfo del querer ser sobre el ser real de un país.

       Todos estos procesos no han tenido buen fin en parte alguna. Los ejemplos son claros y tantos que no vale ni la pena mencionarlos. Lamentablemente nos ha tocado un gobierno de gente que no le tiene miedo al error tan común en los seres humanos de tropezar tantísimas veces con la misma piedra. ¿Es que esta gente no entenderá nunca lo valioso del ingenio humano y que sólo se aprovecha este magnífico don cultivando la libertad individual? ¿Es que no se darán cuenta nunca esta gente que la verdadera justicia social se hace con presupuestos equilibrados e impuestos lógicos repartidos en forma justa?

       La clave es la responsabilidad individual. En los colectivos como se han dado en llamar, la responsabilidad individual se diluye por definición, con los resultados conocidos por todos.

       En el 2008 entonces nos esperan muchas batallas. El partido nacional deberá empezar a definir su estrategia contra un adversario complicado y poderoso. A nadie puede escaparle que deberemos lidiar contra toda la fuerza del estado. Todos los recursos de la bonanza que ha vivido el país usados por el poder para mantenerse en el poder. No nos espera una tarea fácil. El adversario es experiente y sin duda inescrupuloso, cuando de estos temas se trata.

       No es, sin embargo una tarea imposible. Todos deberemos cumplir nuestra parte. Hay mucho en juego. Nuestros más tradicionales adversarios, hoy compañeros en la oposición, deberán poner lo suyo. Nosotros deberemos proponer cosas. Nosotros deberemos tener claros nuestros objetivos y saber transmitirlos claramente a la gente.

       Nuestro partido nacional deberá poner sus mejores hombres en la cancha. Nuestro partido deberá abrir sus puertas de par en par al aporte de todos los nacionalistas. No podemos ni debemos seguir manejando las cosas en términos meramente partidarios. Hay mucho más en juego. No importará demasiado quien ocupe las bancas nacionalistas. Sólo importará que sean nuestros mejores hombres. Esperemos como blancos que nuestro partido introduzca sangre nueva en sus cuadros directrices. Sangre nueva, gente nueva, ideas nuevas para realmente enganchar al país en el siglo veintiuno. De lo contrario de nuevo y como tantas veces estaremos condenados a mirar el mundo con la “ñata contra el vidrio”. Como blancos y miembros del Partido Nacional no podemos permitirnos ese lujo ni podemos permitir ese destino para nuestro país ni para el país de nuestros hijos.

       El campo de batalla está marcado. Como tantas veces el futuro del Uruguay libre, democrático y liberal estará en nuestras manos. Deberemos estar a la altura de las circunstancias.

        Que el 2008 encuentre a nuestro partido unido, fuerte y pronto para la acción cívica. La tarea que nos espera no es fácil ni sencilla, pero los blancos a esos menesteres.

 
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