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Es mejor reír que llorar
por Raúl Seoane
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Hace bastante tiempo que no escribo sobre la guerra de las papeleras porque creo que lo que se está haciendo ahora es proselitismo político. Sigo con mi postura de que esto es una guerra económica y no ambiental y que están utilizando a unos pobres chivos expiatorios para tratar de amedrentar a nuestro país.
Parece que también al Dr. Ventura le picó el bichito de la risa, porque este pequeño artículo apareció esta semana en su blog, en forma muy ocurrente:
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La risa, remedio infalible...
Muchos recordarán aquella sección impagable de las Selecciones del Reader's Digest. A la siguiente foto (¡gracias Balseiro!) sólo se le puede agregar un comentario:
¡NO COMMENTS!
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La estupidez causa risa
Y si de reír se trata, la citación realizada por el juez argentino Guillermo Quadirni que no se preocupó por el flagrante delito que continúan cometiendo los terroristas de Gualeguaychú cortando la ruta que conduce al puente internacional, pero sí procesa por un delito “tirado de los pelos” a los directivos de Botnia como el de intento de contaminación, es para matarse de risa.
Pero lo más risible de esto, es que nuestro país, burocrático como siempre, en este caso la incrementó –a la burocracia me refiero-, porque la primera citación del cómico juez Quadirni, y me disculpo si escribo mal su apellido porque estoy con la duda de si es Quadirni, Quadrini, o Quadrado, nuestro gobierno aún no se la entregó a los insurrectos directivos de Botnia.
Dadas las circunstancias, y teniendo en cuenta de que esto es una afrenta grave a un eminente juez argentino (o inminente, no lo sé) ahora el magistrado va a remitir una segunda citación que, si no es acatada por los susodichos sediciosos, -me refiero a los directivos de Botnia, no a los sufridos ambientalistas entrerrianos- según las leyes argentinas tiene que hacerlos comparecer con la fuerza pública. ¿Mandarán al General D’Elía a buscarlos, o al Comandante Moyano y sus camioneros?
Realmente entiendo la incómoda situación en la que se encuentra su señoría el magistrado actuante, Quadirni, Quadrini, o Quadrado, o como se llame, porque es inconcebible que una provincia argentina como el Uruguay sea tan desconsiderada con una eminencia entrerriana.
Lo acaba de decir un ex presidente uruguayo, Luis Alberto Lacalle Herrera, y está en la tapa de esta edición: "Un MERCOSUR como el que tenemos hoy no sirve a los intereses del Uruguay. Si fracasaran las negociaciones diplomáticas que sugerimos, somos de la opinión que nuestro país debe de reconsiderar su actual vinculación con los socios. Hay otras formas de asociación posibles, más adecuadas a la realidad que la que hoy existe".
Es indudable que Lacalle cuando dice “Si fracasaran las negociaciones diplomáticas que sugerimos” se refiere expresamente a este conflicto, por lo que si seguimos su consejo, la provincia argentina allende el río Uruguay, pegaría el Grito de Ipiranga y “arreglate como puedas”.
Esto viene al caso, porque los angelitos ambientalistas de Entre Ríos, a los que el impoluto juez Quadirni no se atrevió a desalojar como es su deber, piensan cortar los tres puentes internacionales, perjudicando con ello a todo el tráfico comercial del Mercobluff, y ante la vista de un impoluto juez que sí procesa a los directivos de Botnia, pero no tiene las agallas para desalojar los puentes.
Es cierto, los terroristas vienen cebados porque “le pararon la chata” al gobierno argentino con el paro del campo, y los Kirchner, al igual que el juez entrerriano no se atrevieron a desalojarlos, y ahora le juegan la otra, pararles el Mercobluff.
Y para colmo de males y llantos desgarradores de los ángeles ambientalistas entrerrianos, ahora se viene Portucel que, según la información que circula es más grande que Botnia y con una producción superior.
Cuando se hacen las cosas bien, como las hicieron Sanguinetti, Lacalle, Batlle y a regañadientes Tabaré Vázquez. Cuando existe una política de estado que es continuada por los políticos de los diferentes partidos e ideologías, el país crece porque la inversión llega. La antítesis es Argentina.
¿No es para matarse de risa?... del lado uruguayo, porque del lado argentino… es para llorar. ¡Pobre Argentina!
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