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¡Y dale con Pernía!
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por Raúl Seoane |
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El fantasma de la reelección presidencial está dando vueltas nuevamente entre las mentes de los cuadros del partido gobernante. La sucesión presidencial y el ansia de continuar en el poder actúan como una droga en las mentes de muchos dirigentes frentistas.
Ya se ha hablado mucho de este remanido tema de la reelección presidencial, pero de tanto en tanto vuelve aparecer como la panacea salvadora para las huestes progresistas.
El tema volvió a salir a la palestra cuando el Ministro de Ganadería, José “Pepe” Mujica dijo el viernes pasado al semanario Brecha, y reiteró después a varios medios el sábado, que es ferviente partidario de la reelección de Vázquez, pero que si este no aceptaba y si no aparecía un candidato que reflejara cabalmente las concepciones de izquierda, entonces él mismo se postularía como pre candidato en las internas del FA.
Le salió al cruce el Presidente del Partido Nacional, quien dijo que "El Partido Nacional siempre ha sido contrario a la reelección. Lo fuimos en oportunidad en que se pretendió la reelección del presidente Pacheco Areco, allá por el 71’, de la misma forma como el Frente era contrario. Lo vamos a ser ahora porque me parece que demasiado poder tiene el presidente dentro de la Constitución uruguaya y demasiado poder tiene la actual fuerza política como para encima reclamar, desde la Presidencia de la República, una posible instancia a la reelección", ante las declaraciones del “Pepe” Mujica para impulsar la reelección del presidente Vázquez.
Mucho más sensato y pendiente de su posición de Presidente de la Nación, Tabaré Vázquez manifestó que "Hay quienes quieren marcar la posición electoral pero nosotros tenemos que trabajar sobre temas que interesan a la población", rechazando de plano la reelección presidencial.
Falta mucho tiempo para las próximas elecciones presidenciales, pero da la impresión de que el Frente no encuentra una figura de jerarquía que pueda llevar a una nueva victoria de la izquierda, y en lugar de ejercer su poder para consolidar una posición de prestigio y crecimiento en nuestro país, juega al tatetí con los posibles candidatos.
Mucha agua va a correr bajo el puente antes de que los uruguayos elijan a su nuevo presidente. Hoy, según una encuesta, Tabaré Vázquez tiene el 58 % de aceptación popular, que no es lo mismo que intención de voto, por lo que esto no quiere decir que el pueblo vuelva a votarlo en el mismo porcentaje. Además, es sabido y está comprobado que las encuestas en muchos casos han fallado por una diferencia muy grande.
Hay muchas cosas por hacer: solucionar el tema de las papeleras, atraer inversiones, romper con el Mercobluff, crear empleos genuinos y no dádivas que generan la cultura de la vagancia, consolidar la economía, prever la caída de la economía argentina que va a repercutir en la propia, reformar el deficitario y burocrático Estado, y muchísimos más.
La reelección, como lo afirmé en varios artículos, no es un buen sistema. Los segundos mandatos presidenciales, por regla general, en lugar de ser la continuación de los logros del primero se transforman en abúlicos y burocráticos. Muchos pensadores políticos afirman que lo que no se hace en los primeros tramos del gobierno no se hace jamás, y un segundo mandato en lugar de ser creativo y emprendedor termina en un simple y mal administrador con ansias de poder y perpetuidad, y con el peligro grave de corrupción. Hay muchos ejemplos en la historia de los países con reelección. Sin ir más lejos, cruzando el charco.
Indudablemente que el poder emborracha, envicia. Es como una droga. El que la prueba una vez quiere seguir usándola. ¿Está el progresismo borracho de poder? ¿No sería más conveniente dedicarse a gobernar?
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