|
No preguntes lo que tu país te puede dar, sino lo que tú puedes darle a él.
|
Año V Nro. 395 - Uruguay, 18 de junio del 2010 |
|
En este paseo por mis neuronas interiores vamos a seguir con el viaje, empezando por sentirnos con algo de hambre por eso estar en Italia y n comer pasta o pizza sería un acto delictivo. Si estamos en Venecia podríamos seguir las siguientes recomendaciones. Locales recomendados para comer pizza al corte
Diario de viaje y experiencia personal
Estuvimos varios días leyendo algunos foros sobre viajes a Venecia, respecto a alojamientos y restaurantes y preparando el viaje. Día 1: Iniciamos el viaje a las seis de la mañana desde Valencia (Aeropuerto de Manises), para después coger vuelo de enlace en Madrid y llegar al Aeropuerto Marco Polo de Venecia a las 11.30 horas. Nosotros como íbamos a estar cinco días y dado que no existe ese tipo de billete optamos por comprar la tarjeta Travel Card de 7 días, que te permite viajar tanto en los transportes terrestres (autobuses), como marítimos (vaporettos). El precio de este billete es de 50 euros. Depende del uso que le deis os será rentable o no, pero mi recomendación es que si os vais a visitar algún día las islas de alrededor, os lo saquéis, ya que el viaje en Vaporetto más barato es de 6.50 euros. Con los tickets en nuestro poder nos dirigimos al autobús número 5 (es de color azul) y se encuentra justamente nada más salir del aeropuerto. Esta línea efectúa el recorrido desde ese punto a la Plaza de Roma (Venecia), tarda una medía hora y realiza unas cuatro o cinco paradas intermedias. Lógicamente va casi siempre lleno de viajeros con sus maletas, por lo que existen dentro de él compartimentos para dejarlas. Una vez que se valida el billete, desde ese momento empieza su validez...... El trayecto en autobús desilusiona un poco....... esperabas otra cosa. Pero una vez que pones pie en tierra en la Plaza de Roma y te encuentras frente al puente de Calatrava y vistas sobre algunos de los canales, el pulso se te empieza acelerar y ya te entran las ganas de empezar a sacar la cámara de fotos para inmortalizar lo que ves. Para ir al hotel cogimos el vaporetto (Línea 1) que sale desde ese lugar y, después de pasar una parada, nos bajamos en la siguiente (Riva de Biasio), que se encuentra a menos de tres minutos. Al principio nos liamos un poco, pero como este hotel se encuentra situado junto al Museo de Ciencia Natural, descubrimos que existían en la calzada y desde diversos sitios, huellas pintadas de dinosaurios, y que te llevan casi hasta la misma puerta de entrada, por lo que una vez hecho este descubrimiento llegar resulta muy fácil. Este hotel como les dije antes no nos defraudó, al contrario, tiene un encanto especial y la simpatía y el saber hacer de las propietarias (entienden y hablan español perfectamente, en especial Camila), nos ayudó bastante en nuestra visita a la Ciudad. La habitación donde nos alojamos era muy amplia, y el aseo y la limpieza se notaban por todas partes. El desayuno buffet muy completo y rico. Cuando terminamos de instalarnos, nos fuimos a comer y nada mejor, ya que nos encontramos en el país de las pizzas, que una buena margarita en la Pizzería Trattoria All´Anfora que está muy cerca de nuestro alojamiento, en la calle Lista Vecchia del Bari.
Ya repuestos de fuerzas, y tal y como habíamos leído en diversos foros, fuimos a la parada del vaporetto más cercana para volver a coger la Línea 1 (es la que más suelen coger los turistas), ya que es la que lleva por el Gran Canal, donde prácticamente se encuentran los mejores palacios y el que más vida tiene. Uno de los puntos a nuestro entender más bonito es a su paso por la zona del Puente Rialto y el Mercato, aunque en realidad ese paseo es increíblemente bello en cualquier parte. Es muy recomendable a poder ser, sentarse en las butacas descubiertas de proa o popa del vaporetto ya que desde allí se obtienen las mejores vistas. No hay que perderse tampoco hacer este recorrido por la noche, ya que se ven los palacios iluminados. Una vez que hicimos el recorrido en las dos direcciones y tras callejear por las plazas de alrededor del hotel nos retiramos a descansar ya que el día había sido bastante intenso. Día 2 Desayunamos sin prisas en el hotel y como teníamos la visita al Palacio Ducal a las 11.15 horas, fuimos caminando despacio, empapándonos de cada rincón, puente o canal que salía a nuestro paso. Visitamos Campo de Santa María Mater Domini, Campo San Cassian, Ruga del Oresi y atravesando el Puente de Rialto (lugar de obligada parada), donde infinidad de turistas se hacen fotos y miran las tiendas y tenderetes que hay en ese lugar, en donde puedes encontrar la mayoría de máscaras y artículos de la cercana isla de Murano...
La visita cuesta 18 euros por persona y después de este recorrido, puedes continuar visitando las habitaciones y demás salones del Duque. Todo ello muy bien conservado. Se utiliza el ascensor para subir y la entrada cuesta 8 euros por persona. Comimos algo rápido por la zona y nos fuimos hacia la parada S. Sacaría Danieli, (cerca de S. Marcos), para trasladarnos a la isla de Lido, con el vaporetto de la Línea 1. Lido es un fino banco de arena de 12 kilómetros que forma una barrera natural entre Venecia y el mar abierto. Es una ciudad lo que se dice convencional, con residencias, hoteles, calles, coches y autobuses. Los turistas que deciden hacer su recorrido en coche optan por alojarse en Lido, pues se trata de la única isla de la laguna con carretera y está unida al aparcamiento de Tronchetto mediante un trasbordador de coches. Desde Venecia se puede acceder a ella en una línea regular de vaporetti. Lido también puede ser recorrido en autobús, pero lo más popular es hacerlo en bicicleta. Se pueden alquilar en la tienda que hay frente a la parada del vaporetto. Los establecimientos de baños fueron abriendo de forma gradual y a principios del siglo, Lido ya se había convertido en una de las costas más de moda en Europa. Esta playa fue frecuentada por la realeza, artistas y principales figuras de la literatura. Todos ellos se alojaban en los grandes hoteles, se bañaban en el mar o se sentaban en hamacas junto a las famosas cabañas rayadas. Lido ya no posee el prestigio que tenía en la década de los treinta. Ahora es una playa bulliciosa y muy convencional como cualquiera sobre el mediterráneo; sin embargo, las instalaciones deportivas y lo curioso de la laguna hacen que pueda resultar un destino decidido por muchos. Para acceder a las playas se puede hacer en autobús, taxi o a pié recorriendo la Gran Viale Santa María Elizabetta. Las mejores playas están en el Lungomare G. Marconi. También se puede decidir visitar Malamocco, con sus agradables restaurantes de pescado fresco o Alberoni con su campo de golf y una de las pocas playas públicas de todo el Lido. El único barrio de interés cultural de Lido es San Nicolo, que se encuentra en la parte Norte. Se puede visitar la fortaleza de Sant'Andrea en la isla de la Vignole. También se puede visitar el monasterio y la iglesia de San Nicolo, que datan de 1044 o el Cementerio Judío que es de 1386. Fuimos caminando hasta el Palacio donde se celebra La Muestra Internacional de Cine de Venecia y después de tomarnos un helado en su Paseo Marítimo, regresamos a Venecia con el mismo transporte de ida. Antes de regresar al hotel volvimos por la Plaza de San Marcos, para ver el atardecer, así como poco a poco se iluminaban sus Palacios y soportales, con el suave sonido de la música en sus terrazas. Pero eso si no cabe todo en un solo lugar así que esperen a paseando las neuronas interiores XXI.
Compartir este artículo en Facebook © Walter Panizza para Informe Uruguay
|