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Yankys Go Home!
por Aquiles Diggo
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En Norteamérica, no hace muchos años la colectividad negra era vapuleada, golpeada, perseguida…
Hoy ha cambiado aquel paisaje…Un negro se postula, y con serias chances, a la presidencia de esa gran nación.
¡Es increíble el viraje que ha tomado la sociedad de ese país!, ¡Es imposible calibrar la magnitud de esa circunstancia!
¿Hubiéramos soñado con esto, hace unos 10 años?
¡Seamos sinceros! ¿Quién hubiera pronosticado tal cambio en un país en que, hasta hace poco se mataban, golpeaban y torturaban a esos ciudadanos, con un odio racista incontenible. ¡Sólo cineastas delirantes!
¿Es ese el pueblo “imperialista”, “colonizador”, enemigo de la libertad, que filosofías nacidas de la esclavitud de las ideas nos vienen denunciando, e inculcando desde la niñez?
¿O es el país cuyo pueblo nos da la más estupenda lección de madurez democrática?
Ahora, cuando los países a cuyos hijos emigrantes, acogimos cuando necesitaron de nuestra hospitalidad y dejamos que compartieran nuestra libertad y bienestar, nos arrojan en prisiones como a execrables delincuentes olvidando que somos los descendientes de aquellos.
Xenófobos que se portan como las víboras que ponen los huevos en la arena y luego se alejan de ellos para siempre!
Hoy que en nuestros “democráticos” países “bajo cuerda” somos hipócritas segregacionistas. Hoy, que nuestro propios gobiernos crean con sus políticas sectarismos, y segregan a las clases sociales privilegiando a los pobres pero asegurando su pobreza de por vida. Con “entes y entenados” dentro de la burocracia estatal,
¡Hoy no nos queda otra opción, que sacarnos el sombrero, y saludar con un aplauso el ejemplo nos dan!
¡Qué lección de civismo, la de ese pueblo, ingenuo, quizá, pero laborioso y emprendedor que supo enfrentar arbitrarias guerras a las que fue forzado, obligado por gobernantes tan fanáticamente ambiciosos como equivocados.
El malo de la película, el salvaje imperialista que socava solapadamente en todos los inocentes países del tercer mundo, según la oración que conjugamos bien adoctrinados desde la niñez, ese país nos da el ejemplo más impresionante de integración social. Y como todo lo suyo, lo ha realizado en el más corto plazo.
¡Permite y promueve, que alguien de otra raza que la blanca, intente, ¡y con qué margen de posibilidades! acceder a la primera magistratura de tan poderosa como orgullosa nación.
¡Un pueblo odiado más por envidia que por merecimientos, del que todos queremos el confort y las modas pero no su presencia!
Vestidos con sus ropas peinados a su estilo, escuchando y danzando delirantes, sus canciones, gritamos todos a coro: ¡YANKIS, GO HOME! ¡Qué lección tan grande de estúpido razonar les damos!
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