Sensata posición del presidente Tabaré Vázquez Editorial, Diario ABC

El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, ratificó la voluntad de su Gobierno de firmar un acuerdo comercial con Estados Unidos, demostrando una sensatez, coraje y patriotismo que rara vez se observan en los gobernantes de la región, más preocupados en politizar las relaciones comerciales en detrimento directo de la actividad económica de sus países.

El presidente Vázquez, pese a ser un representante de la izquierda, no está dispuesto a continuar con las políticas socialistas empobrecedoras que imponen Brasil y Argentina al interior del Mercosur, ni está dispuesto a aventurarse con los proyectos políticos estatizantes y retrógrados de la izquierda radicalizada que emplean los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Evo Morales, de Bolivia. Tabaré Vázquez, antes que nada, defiende los intereses del pueblo uruguayo y su derecho a la prosperidad que origina el libre comercio.

La izquierda moderna y progresista de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, al igual que la del presidente Tabaré Vázquez, asigna la mayor prioridad a las políticas comerciales y al esfuerzo exportador que permitan atraer al país la inversión, mejorar la productividad y crear numerosas fuentes de trabajo, buscando elevar continuamente el nivel de vida de la población y alcanzar lo que ha denominado el "crecimiento con equidad". Siguiendo esta estrategia, Chile ha suscrito tratados de libre comercio (TLC) con Canadá, México, la Unión Europea, Estados Unidos, Corea del Sur, Singapur, Nueva Zelandia, China e India, y está negociando iguales acuerdos con Japón, Malasia y Tailandia. Sus exportaciones superan los 40.000 millones de dólares anuales.

El presidente Tabaré Vázquez es consciente de que un país y un mercado pequeños -como Uruguay, Chile y Paraguay- no tienen futuro alguno siguiendo la estrategia del "crecimiento hacia adentro", estrategia que en los últimos 15 años han impuesto en el Mercosur con manos de hierro Brasil y Argentina, dos de los países de economías más cerradas y proteccionistas del mundo. También sabe que, además de las dificultades que el Mercosur ocasiona al desarrollo de las economías menores, se han ideologizado las relaciones comerciales en su seno, pasando el mercado común a representar, más que un mercado ampliado, un frente político regional antinorteamericano, liderado por Lula y Chávez, de acuerdo con sus propios intereses sectoriales.

Uruguay y Paraguay, si han de desarrollarse y progresar, no tienen otra salida que "crecer para afuera" sobre la base de la liberalización comercial, bajos aranceles, mercados abiertos y una enérgica estrategia exportadora, sin romper con el Mercosur, permaneciendo quizás como miembros "asociados". La unión aduanera en el mercado común, soñada por los gobiernos en 1991, ha quedado en el olvido a causa de las permanentes trabas no arancelarias de Brasil y Argentina, las fuertes asimetrías comerciales y la larga lista de excepciones. El arancel externo común (AEC) del Mercosur de un promedio del 15% resulta excesivo para impulsar la industrialización y modernización de Uruguay y Paraguay.

Es de esperar que la intención del presidente Tabaré Vázquez llegue a buen término y que sirva al Gobierno paraguayo de ejemplo de cómo los acuerdos sensatos de libre comercio, sumados al esfuerzo exportador de un pueblo, con reglas claras, estables y equitativas favorables a la producción, en el marco de una política independiente y patriótica, pueden impulsar la eficiencia, la competitividad, la eficacia y la transparencia de un país, y asegurar el rápido crecimiento económico y el bienestar de la población, en contraposición a los arcaicos y empobrecedores esquemas de la izquierda radical salvaje que impone en sus naciones sistemas económicos ya fracasados irrecuperablemente.

Fuente: Diario ABC de Paraguay