Mejores oportunidades
por Manuel F. Ayau
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Un serio problema que debemos destacar es que intentar igualar oportunidades por medio del gobierno degenera en un arbitrario estado de cosas que, a la postre, empeora las oportunidades de todos. Recordemos que la única manera que tienen los gobiernos de cambiar arbitrariamente las cosas es utilizando la fuerza. Cuando la ley trata a todos por igual, sin conceder privilegios, no ocurre la arbitrariedad.
Tradicionalmente, la igualdad ante la ley ha sido una condición democrática para impedir que individuos, grupos influyentes e, inclusive, la mayoría abusen de los políticamente débiles. La igualdad ante la ley, que los griegos llamaban “isonomia”, es fundamental en una democracia. Sin igualdad ante la ley es imposible alcanzar el consenso respecto a nuestros derechos básicos. Sin ella, no existiría el derecho como lo conocemos. Debido a que los principios rigen la conducta y son iguales para todos, nunca pretenden imponer resultados específicos, sino que conducen a la persuasiva cooperación pacífica. Por el contrario, las ideologías que pretenden imponer resultados son amorales y conducen tanto a la violencia como a la pobreza porque sostienen que el fin justifica los medios.
En cuanto a mejorar oportunidades, debemos tener presente que no se trata de algo gratis. Las mejores plazas de trabajo, en realidad, requieren grandes inversiones en equipos y maquinarias, cuyo objeto es obtener utilidades y, al mismo, tiempo permiten pagar altos salarios porque aumentan la productividad de los trabajadores. Las inversiones adicionales reducen el costo de mano de obra por unidad producida. Sólo así pueden crearse mejores oportunidades de empleo, sin que aumenten los precios.
Cuando para aumentar salarios es necesario aumentar los precios, el trabajador -como consumidor- pierde los aumentos de sueldo recibidos.
En la medida que aumentan las inversiones aumentan los salarios, en beneficio de los trabajadores porque hay más competencia por la mano de obra y mayor número de oportunidades de trabajo.
Así como la proliferación de fábricas obligaron a las amas de casa a pagar más a sus cocineras para no perderlas, pocos sacrifican su patrimonio familiar pagando al albañil o al trabajador más de lo necesario para obtener sus servicios. Por eso, para mejorar las oportunidades de trabajo se necesitan más y más inversiones, y si estas se desalientan con altos impuestos, las oportunidades de trabajo se reducen y los salarios serán más bajos.
Fuente: AipeNet
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