¿Se están europeizando los americanos?
* James K. Glassman
Acabo de finalizar un viaje de dos semanas por Europa -- mi luna de miel, para que quede claro -- y, como es usual en un viaje europeo, he salido con dos impresiones completamente distintas.
Europa, o al menos las partes a las que voy, es un lugar maravilloso para vivir y para visitar. Es bonito; la comida es genial; la gente es generalmente cálida y tranquila. Si hay un placer mayor que comer un plato de Insalata Caprese en una terraza soleada de la costa de Amalfi, donde las sirenas encandilaban a Ulises en la distancia, aún no lo he encontrado. Pero, en lo que respecta a la política pública, Europa ha tomado el camino equivocado. Su estado del bienestar ha hecho resbalar la iniciativa y ha llevado empleos al extranjero, su tratamiento de los inmigrantes es vergonzoso; el paro alcanza los dos dígitos; la política sanitaria enferma a la gente aún más y la política exterior se basa en el postulamiento moral y el aislacionismo.
Los resultados son predecibles: los países que utilizan el euro crecerán un 1,2 por ciento este año, según The Economist; Estados Unidos crecerá un 3,5%. Disparidades similares han aparecido durante una década, y los americanos hoy tienen un estándar de vida un tercio superior. La noción de que Europa será capaz de competir con la China en ascenso o la India en los próximos 30 años es hilarante.
Ciertamente, no obstante, no existe una única Europa. Los países del extrarradio -- Gran Bretaña, Polonia, Irlanda, Portugal, Estonia y demás -- continúan siendo bastante ambiciosos, alineados en la dirección del liberalismo americano (en el mejor sentido de la palabra -- la tendencia a colocar la libertad, económica y personal, en el primer puesto de la lista de valores). No han caído en el cepo de la complacencia de Francia, Alemania, Bélgica y (me entristece decirlo) España. Italia, Holanda y los países escandinavos se encuentran en algún lugar entre medias.
También es cierto que Europa está cambiando. Por los pelos, Alemania acaba de elegir un nuevo gobierno de coalición encabezado por Ángela Merkel, una mujer que comprende que el estado del bienestar de su país y el sistema fiscal no pueden durar. Hay señales de que hasta los franceses reconocen los peligros de las industrias nacionalizadas y las semanas laborales de 35 horas impuestas desde arriba.
Aún así, no se espera gran cosa en el camino de la transformación económica europea. Esta es la vida que han elegido -- una en la que, creen, el estado les libera del estrés de la sociedad de mercado. Pero el precio es muy alto. Las encuestas muestran el descontento y el pesimismo europeos imperantes. Las tasas de natalidad europeas han caído tan marcadamente que las poblaciones se encaminan a agudos declives. ¿Por qué? Tristemente, las parejas no tienen una elevada prioridad en traer niños al mundo, al paraíso que han creado. Pero los europeos tendrán que encontrar su propio camino. Mi preocupación es con los americanos. ¿Es inevitable que, conforme nos hacemos más prósperos, nos hagamos más como Europa -- perdiendo iniciativa e insistiendo en que nuestro gobierno nos cuide?
Me temo que empezamos a ver las señales iniciales de tal cambio. Un panel de 20 miembros distinguidos de la National Academies, el principal grupo de asesoría científica de América, advierte en un nuevo estudio que Estados Unidos "podría perder pronto su posición privilegiada" como principal motor de crecimiento e innovación del mundo. Con competidores "que viven a sólo un click de ratón", estamos abocados a perder puestos de salarios elevados, especialmente frente Asia. Estadísticas clave: la cifra de doctorados norteamericanos en ciencias e ingeniería alcanzó un máximo en 1998. En 1970, Estados Unidos suponía más de la mitad de tales grados; hacía el 2010, apenas el 15%. Hacia el 2010, China producirá más graduados en ciencias e ingenierías que nosotros. Los tozudos creen que podemos salir del mundo globalizado, encerrarnos en el proteccionismo. De hecho si tomamos tal rumbo, la ruptura llegará antes.
El panel de Academies adopta un rumbo más propio, con una lista que se centra en la enseñanza de ciencias en los institutos y más gasto gubernamental en investigación científica básica. Estoy deacuerdo. También es imperativo que recortemos nuestros tipos fiscales corporativos, que envían miles de puestos de trabajo al extranjero. Pero la acción gubernamental sólo es parte de la solución. La personal cuenta más. América tiene una elección: como los europeos, o como los asiáticos. De hecho, Asia ha pasado a ser más como América en los últimos años, así que la elección real es si queremos ser europeos complacientes o americanos compasivos e imaginativos que trabajan duro.
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