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Año III - Nº 157 - Uruguay, 18 de noviembre del 2005

 

La España Emigrante
Por Graciela Vera
Periodista independiente
 

 

En su historia casi reciente España se ha caracterizado como país de emigrantes.

Los españoles han emigrado fuera de su país y han emigrado dentro del mismo.

Un hecho que no asombra porque la situación se repite en prácticamente todas las sociedades. La emigración campo - ciudad ha sido una constante en todas las épocas.

Pero puede resultar un fenómeno difícil de entender desde fuera de fronteras, la emigración de más de quinientas mil personas que, entre los años 1950 y 1970 se diera desde el sur del país a las provincias de Cataluña.

Difícil enigma para los extranjeros, pero de fácil explicación para los españoles que vivían por entonces épocas aciagas. No terminaban de evadirse de años de pobreza extrema que habían marcado vidas y separado familias y, desde las zonas más paupérrimas, hombres y mujeres emprendían la aventura de forjarse una existencia mejor, en aquellas ciudades que emergían como pioneras del desarrollo industrial.

Muchos países de Europa recibieron contingentes de trabajadores españoles que sufrirían, a más de las penurias de una pobre situación económica, el desarraigo de costumbres e idioma.

En este panorama Cataluña, especialmente Barcelona, se abría como la opción cercana, la tierra donde el idioma propio era entendido por más que se pretendiera imponer el catalán.

Pero para el andaluz tener un hijo o un amigo en Cataluña era casi lo mismo que tenerlo al otro lado del Atlántico.

UNA MALETA DE CARTÓN Y LAS MANOS PARA TRABAJAR

La Cruz y la espada habían quedado atrás. Las antiguas colonias de ultramar se habían convertido en países jóvenes con necesidad de brazos dispuestos a trabajar.

Según datos aportados por las Consejería de Trabajo y Asuntos Sociales de las Embajadas de España en los países de América, entre los años 1882 y 1896 emigraron hacia América del Sur y Central 360.000 españoles.

La Madre Patria comenzaba a vomitar hijos propios a los que no podía dar lo más elemental para sobrevivir.

Argentina, Cuba, México, Venezuela, Uruguay y Brasil se convirtieron entre 1901 y 1910 en los principales receptores del flujo migratorio español que en ese periodo se calculó en cien mil emigrantes por año.

La mayoría de estos españoles provenían de Galicia lo que ha derivado en que en América a todos los españoles se les llame 'gallegos'; un término que en España llega a ser entendido por algunos desinformados, como peyorativo, sinónimo de campesino o ignorante. Una forma torticera de ver la realidad por otros españoles que al sentirse ofendidos no hacen más que ofender a los que desde Galicia han aportado mucho trabajo y lágrimas dentro y fuera de su patria y se empeñan en desconocer el equivalente de trabajador duro, leal y honesto conque hace mucho se integró el étnico gallego, al léxico uruguayo.

Entre 1939 y 1975 la dictadura de Francisco Franco limitó el flujo migratorio llevándolo a un mínimo. Salir rumbo a América se había convertido en empresa difícil por lo que los países europeos resultaron ser los mayores receptores de quienes, más que emigrar huyeron cruzando muchas veces en forma clandestina los Pirineos.

Entre 1960 y 1973 casi tres millones (la cifra oscila entre el millón y medio y los tres) de españoles se radicaron principalmente en Alemania, Francia, Suiza, Reino Unido y Países Bajos.

En 1994 había un millón seiscientos mil españoles viviendo fuera de España, al este y al oeste del Océano Atlántico. Muchos más que los extranjeros que vivían en territorio español.

EL URUGUAY ESPAÑOL

Durante el Siglo XIX y hasta mitad del XX la emigración española hacia América Latina afianzó costumbres y en el caso de Uruguay, se consolidó como la corriente principal frente a otros colectivos.

La inmigración repercutiría en la consolidación de la nación. Culturas y tradiciones no se encerraron en guetos sino que por el contrario se cruzaron formando la idiosincrasia del país. Prácticamente no hay familia uruguaya en cuyo árbol genealógico no aparezca al menos un miembro llegado de otros países.

Analizando las distintas corrientes encontramos que la española tiene un protagonismo fundamental, quizás porque las raíces de España se hunden muy profundo en la historia uruguaya.

Desde el Siglo XVII hasta el primer cuarto del Siglo XIX, Uruguay, con el nombre de Banda Oriental, fue una colonia española dependiente del Virreinato del Río de la Plata cuya capital era Buenos Aires.

Los 187.000 km2 de su territorio no resultaban, por entonces, apetecibles al Reino de España que sólo tuvo en cuenta la importancia estratégica del puerto comercial de Montevideo. Incluso la fundación de ésta fue casi una obligación para defender el territorio de la conquista por las tropas lusas; no por el territorio en sí, sino por la frontera natural que éste representaba entre el Imperio de Portugal y el Reino de España.

En 1830, año en que se aprobó la primera Constitución, Uruguay contaba con apenas 74.000 habitantes, la mayor parte radicados en la capital.

La joven nación debía crecer y ese mismo año se proclamaron leyes y se constituyeron instituciones dedicadas a estimular y patrocinar la llegada y el arraigo de extranjeros leyes en las que se preveía la protección de los inmigrantes y se incluían algunos derechos políticos para éstos.

Uruguay se caracterizó siempre por ir a la vanguardia en cuanto a legislatura y la de inmigración no fue una excepción.

Quizás por ello, en apenas veinte años llegó a tener una comunidad española inmigrante tan importante como para que en el año 1853 fundara la 'Asociación Española de Socorros Mutuos', la primera constituida en Latinoamérica y que llegó a ser modelo de prestación y cobertura social.

LOS ESPAÑOLES URUGUAYOS

¿Podemos decir que no son uruguayos los que junto con los orientales de cuna forjaron con su trabajo un país que llegó a ser considerado como 'la Suiza de América'?

Los primeros inmigrantes españoles que llegaron a Uruguay se afianzaron como colonos agrícolas o ganaderos pero, ya en las últimas décadas del siglo XIX los que iban arribando preferían la ciudad de Montevideo y se afincaron especialmente en el área portuaria.

El desarraigo, normal en todos quienes dejan su patria, fue superado con una integración rápida y exenta de traumas, al mundo laboral y social del país.

Comenzaría por entonces lo que la historia nombraría como la construcción de un Estado moderno y liberal. El desarrollo industrial requería trabajadores para elaborar la trama de una infraestructura productiva.

Durante el gobierno de José Batlle se requirió un caudal tal de mano de obra que 'modernidad e inmigración' llegaron a ser dos procesos indisolubles confirmando una trayectoria que en realidad duró dos siglos.

El mayor número de españoles arribó a Uruguay entre los años 1907 y 1931 pero aunque los españoles eran mayoría, también llegaron inmigrantes provenientes de Italia, Siria, Líbano, Turquía, Rusia, Polonia, Gran Bretaña, Suiza y judios centroeuropeos.

Los Centros y Asociaciones Culturales reunían por entonces a los inmigrantes pero también a muchos nativos que daban razón a una unidad de raza y costumbres.

El Centro Gallego, Casa de Galicia, el Centro Asturiano y muchos más fueron consolidándose hasta convertirse en sociedades fuertes.

Entre 1936 y 1945 hubo un periodo de casi interrupción del flujo de llegada de españoles que se reanudó, aunque en mucha menor cuantía, en 1946. Entre este año y 1958 la emigración española tiene por motivo escapar de un país sometido a un régimen dictatorial y sumergido en una penosa crisis económica.

Terminadas la segunda guerra mundial y la guerra civil española, los países de llamada vuelven a ejercer su influjo. En América destacan los que ya dieron muestras de ser países con tradición de acogida y que en ese momento estaban en pleno despegue económico: Argentina, Venezuela, Brasil y Uruguay.

Los países industrializados europeos compiten en atracción para los emigrantes españoles. América recibe una corriente mucho menor que en épocas pasadas.

El número de españoles que llega a Uruguay por entonces queda reflejado en la siguiente tabla donde resultan por el año, los arribos y los retornos.

1946

131

34

1947

294

92

1948

386

167

1949

926

163

1950

1.618

258

1951

2.737

459

1952

4.707

581

1953

3.888

1.005

1954

3.824

1.163

1955

6.050

1.245

1956

4.850

1.607

1957

4.611

1.502

1958

3.021

1.619

Un periodo, éste, en el que llegaron a Uruguay 37.043 inmigrantes españoles atraídos por una floreciente economía que se sustentaba en la exportación de productos agrícolas y ganado, sin desmedro de la producción industrial.

En los años 40 del siglo pasado un proceso de modernización había provocado una importante emigración interna del campo hacia las ciudades menores y desde éstas hacia la capital.

En la capital se necesitaba mano de obra pero la aportada por el campo no resultaba suficiente para satisfacer la demanda exigida y era a la vez restada a la producción agrícola-ganadera.

Uruguay necesitaba más brazos. Fueron sancionadas nuevas leyes para fomentar la llegada de nuevos inmigrantes que pasaran a ocupar los puestos vacíos en la industria y el sector de servicios.

'La Suiza de América' atrajo entre 1946 y 1958 a muchos españoles. No era sólo el mito de un país en pleno proceso de crecimiento lo que decidía las partidas sino, en mucho, las cartas de quienes habían emigrado antes y que actuaban como un efecto llamada.

En la tabla siguiente figuran en cantidades absolutas y en porcentajes las ocupaciones de 15.478 españoles de los 37.043 censados en ese momento en el país.

AÑO

Agricultura

Industria

Comercio

Liberal

Otros

Totales

1946

20(39,2)

7(13,7)

12(23,5)

3(5,9)

9(17,6)

51(100)

1947

61(45,2)

25(18,5)

32(23,7)

3(2,2)

14(10,4)

135(100)

1948

87(43,1)

50(24,8)

52(25,7)

1(0,5)

12(5,9)

202(100)

1949

234(53,4)

146(33,3)

53(12,1)

4(0,9)

1(0,2)

438(100)

1950

417(52,9)

263(33,4)

75(9,5)

15(1,9)

18(2,3)

788(100)

1951

853(62,7)

388(28,5)

89(6,5)

14(1,0)

16(1,2)

1.360(100)

1952

1.365(60,1)

622(28,5)

227(10)

15(0,7)

43(1,9)

2.272(100)

1953

832(52,8)

449(28,5)

224(14,2)

23(1,5)

49(3,1)

1.577(100)

1954

718(47,7)

410(27,2)

277(18,4)

23(1,5)

77(5,1)

1.505(100)

1955

1.259(48,6)

983(38)

240(9,3)

27(1)

80(3,1)

2.589(100)

1956

886(45,9)

810(41,9)

147(7,6)

21(1,1)

67(3,5)

1.931(100)

1957

666(43,4)

667(43,5)

115(7,5)

17(1,1)

68(4,4)

1.533(100)

1958

448(40,8)

435(39,7)

111(10,1)

16(1,5)

87(7,9)

1.097(100)

TOTALES

7.846(50,7)

5.255(33,9)

1.654(10,7)

182(1,17)

541(3,5)

15.478(100)

En la tabla siguiente podemos observar que prácticamente todas las regiones españolas están representadas en Uruguay.

Asturias

3.975

5,0%

Andalucía

2.393

3,0%

Baleares

1.319

1,7%

Canarias

1.534

1,9%

Castilla

6.667

8,4%

Cataluña

3.355

4,2%

Extremadura

246

0,3%

Galicia

52.154

65,7%

Levante

2.947

3,7%

País Vasco

3.183

4,0%

Valencia

1.598

2,0%

TOTALES

79.371

100,0%

Regiones españolas que se injertan en la capital uruguaya en asociaciones y centros que acercan tradiciones, sirven de apoyo y como escaparate cultural.

La colectividad española más numerosa es la gallega. Representa el 70 por ciento de los inmigrantes de esa nacionalidad.

Hasta mediados de los años 50 del siglo pasado, llegaron en flujos importantes instalándose en Montevideo como pequeños comerciantes. Hoy lideran los sectores de bares, gastronómico y hotelero y, la más importante empresa de transporte colectivo de Montevideo pertenece a dueños procedentes de esta colectividad que cuenta con doce centros, clubes y entidades de ayuda mutua de reconocida importancia.

Según el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España, más de 80.000 españoles residen actualmente en Uruguay pero lo cierto es que esa cifra podría ascender vertiginosamente porque los nietos de emigrantes españoles en el extranjero están exigiendo al gobierno español, el cumplimiento de la promesa realizada en la campaña electoral de las actuales autoridades, de otorgarles, sin más requisitos, la nacionalidad española.

Al respecto y mientras escribo estas líneas se está realizando en la Universidad de Burgos, organizada por el Área de Derecho Internacional Privado unas Jornadas de Trabajo bajo el título 'El derecho de la Nacionalidad: los descendientes españoles nacidos en el extranjero', que tienen como objetivo dar a conocer un aspecto concreto y polémico como resulta el de la adquisición de la nacionalidad española.

En este sentido la profesora Esther Gómez Campelo, organizadora de la actividad académica en cuestión sostuvo que 'no parece de justicia que se dé tratamiento de extranjeros a quienes se presentan ante nosotros en calidad de segunda generación de españoles'.

Resulta tan difícil predecir cuántos españoles vivirán en Uruguay si se habilita esta reforma como cuántos de los nuevos ciudadanos españoles se quedarían en el país que dio oportunidades a sus abuelos.
Almería, en el sur del norte, noviembre de 2005

Elementos de Consulta:
Consejeria de Trabajo y Asuntos Sociales
Embajada de España en Argentina
La inmigración española al Uruguay, 1946-1958. Un caso para repensar los procesos de inclusión/exclusión social EUGENIA RAMÍREZ GOICOECHEA

Universidad Nacional de Educación a Distancia - Madrid