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La Guerra Moderna
Guerra Asimétrica por Alvaro Kröger |
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“La guerra es un acto de fuerza para obligar al enemigo a someterse a nuestra voluntad.”
Karl Von Clausewitz
La naturaleza estratégica de la guerra ha cambiado, los gobiernos y las Fuerzas Armadas tratan de adaptarse para combatir y ganar es este nuevo ambiente.
La superioridad de las Fuerzas en combate convencionales, se vuelven irrelevantes en la guerra asimétrica. Así lo prueban los EE.UU en Irak y Afganistán.
Los militares arriesgan fallar en la comprensión del conflicto que estamos viviendo; una guerra que ha sido definida como “una guerra de inteligencia y una guerra de percepciones”.
La guerra de 4ta. Generación: Insurgencia Global
La 1ª Generación comienza con el invento de la pólvora y va hasta la mitad del siglo XIX. Es básicamente ofensiva, con armas livianas, ejércitos pequeños y movilidad estratégica limitada por el desplazamiento a pie o a caballo. Culmina con las guerras Napoleónicas.
La 2ª Generación, por los tiempos de la guerra civil de los EE.UU. se gana movilidad estratégica en base al ferrocarril y el telégrafo, pero pierden movilidad táctica. Se caracteriza por ejércitos grandes con armas pequeñas más efectivas y artillería. Disminuye la maniobra y es básicamente difusiva Ej. 1er. Guerra Mundial.
3ª Generación produce la “Blitz Krieg” y la era de la guerra de maniobra, la ofensiva vuelve a la supremacía.
Desde la 2ª Guerra Mundial a la de Irak en el 2003. Las batallas contrainsurgentes en Argelia, Vietnam y Latinoamérica no modificaron sustancialmente el pensamiento militar. Hoy, después de 40 años de Guerra Fría los ejércitos permanecen optimizados para Guerras de 3ª generación reflejando 50 años de pensamiento táctico, operacional y estratégico.
En la 4ª Generación se usan todas las posibilidades políticas, económicas, sociales y militares para convencer a los políticos enemigos que sus objetivos estratégicos son inalcanzables o demasiado caros en relación al beneficio. Es una forma evolucionada de insurgencia. El objetivo del adversario pasa a ser el aparato y los dirigentes políticos, no las Fuerzas Armadas o las formaciones tácticas.
La victoria se logra ejerciendo presión constante e irreversible sobre los líderes políticos independiente del éxito o fracaso de lo militar.
La 4ª generación merece ser estudiada cuidadosamente por los militares; es la guerra asimétrica. Tal vez estamos estudiando la guerra equivocada y arriesgando la supervivencia del País.
Por esta vía consiguen debilitar las Fuerzas, confundirlas sobre cual es el Enemigo, desprestigiarlas frente a la población, provocándoles divisiones internas y obligándolas a combatir en otras tierras para sobrevivir un presupuesto exhausto.
Los atentados de Al-Qaeda no dañan la potencia militar de EE.UU. y sus aliados; un niño palestino tirando una piedra a un tanque M-60 israelí no es una victoria táctica pero recorre el mundo vía medios y constituye un triunfo estratégico y político.
Sin duda, los medios de comunicación son vistos por los terroristas como “armas de destrucción masiva” para lograr sus objetivos políticos-estratégicos. Los ejércitos más fuertes del mundo son derrotados sin perder ninguna batalla. En los EE.UU. han difundido esta situación como una guerra larga de inteligencia y percepción.
Los sistemas de inteligencia más sofisticados y caros del mundo se ven impotentes en la guerra asimétrica. La guerra de percepciones – ganar una batalla de ideas – influenciando pensamientos diferentes, enfrentando el mensaje de odio e intolerancia – es un amargo conflicto que se pelea en un ciclo de 24 hs., 7 días a la semana.
Así como la inteligencia estratégica, la inteligencia táctica ha desaparecido, los S-2 no informan a sus Comandantes sobre quién es o qué va hacer el Enemigo.
En la guerra de percepciones optamos por un “silencio austero” que dejó libre el campo a los adversarios. La ausencia militar en la Comisión para la Paz y en la delineación de la “Historia Reciente” ha permitido que la historia oficial muestre a las Fuerzas Armadas como opresores del pueblo, e integradas por asesinos, violadores y ladrones.
Confiamos en nuestra indudable superioridad táctica para evitar que las cosas pasaran a mayores, pero creo que nos equivocamos.
En los EE.UU. han separado los Oficiales de Relaciones Públicas de sus Comandos naturales, creando una élite y son apoyados al máximo, pero son quienes dan por separado la batalla de percepciones.
El Jefe de Estado Mayor General Myers, señalo “debemos entender que estamos sosteniendo una guerra del siglo XXI en las horas pico de los medios internacionales y en la política doméstica, no se puede permitir que los hechos puedan ser cambiados por periodistas manipulados para crear deliberadamente falsas percepciones”.
Paralelamente en nuestro país, los pocos Oficiales responsables de las Relaciones Públicas, no tienen una formación especializada y a menudo las relaciones de los Comandos militares con los Medios de Comunicación terminan en fracasos, ya sea por falta de asesoramiento o de información.
No confíen en la superioridad táctica.
LA ESTRUCTURA MILITAR
El Nivel Táctico es donde se dan los enfrentamientos armados. Va hasta nivel Brigada.
El Nivel Operacional conduce las campañas. En Uruguay son las Divisiones de Ejército que dan dirección a la táctica acorde a la Estrategia.
En el nivel más alto se diseñan la Estrategia de Defensa Nacional estableciendo los objetivos políticos, como alcanzarlos y determinando los recursos.
En los últimos 20 años no se ha diseñado una Estrategia Nacional. El ES.MA.CO. (Estado Mayor Conjunto) responsable de diseñar la Estrategia Militar fue prácticamente cerrado; el Ministerio de Defensa Nacional continúa siendo un órgano burocrático sin ninguna producción estratégica; el C.AL.E.N.(Centro de Altos Estudios Nacionales) en donde se deben formar los estrategas nacionales, pasa a ser un Instituto de segundo orden, donde los alumnos son enviados por selección inversa (descarte), o se mandan a los Oficiales Superiores que molestan o quienes piden para cursarlo, porque no están conformes con su destino militar.
En resumen no hay quién elabore estrategias, ni se preparan estrategas con seriedad. Los Servicios de Inteligencia Estratégica son vistos por los adversarios como el principal enemigo, y tienden a desmantelarlos.
De última, el esfuerzo se vuelca en el nivel táctico, tratando de mantener vivas las Unidades de Combate castigadas por un exiguo presupuesto. La población no entiende para qué sirven las Fuerzas Armadas, a las que se destinan buena parte del Presupuesto Nacional.
La Estructura adversaria o INSURGENTE
Los adversarios hacen lo mismo pero al revés: vuelcan sus esfuerzos en el nivel político y estratégico y lo táctico se reduce al mínimo.
Sus objetivos político–estratégicos logran mínimos éxitos tácticos (encarcelar a unos pocos militares retirados), pero revistiéndolos de una coherencia operacional que, vía cobertura de los medios, lo convierten en éxitos estratégicos y políticos.
Los Clubes Sociales hacen esfuerzos que resultan insuficientes y esporádicos. Los esfuerzos individuales son neutralizados, desacreditando a quienes hablan. Sólo el General Oscar Pereira habla apoyando y defendiendo a los adversarios, constituyéndose en un arma estratégica en esta guerra de percepciones.
El desafió estratégico
La guerra asimétrica, una guerra de inteligencia y percepción está cambiando el pensamiento militar mundial.
En Uruguay no existe pensamiento estratégico en la materia.
La Defensa Interna fue eliminada como materia en el I.M.E.S. en los Cursos de Estado Mayor y de Coroneles durante la dirección del General Oscar Pereira.
El CALEN, en los últimos años, no ha encarado estudios en esa área.
El término mundialmente usado de “Seguridad Nacional” se ha vuelto mala palabra y se disfraza como Defensa Nacional.
Se ha creado la percepción en la población de que las Fuerzas Armadas no tienen razón de ser y que están integradas por asesinos, ladrones y violadores.
El Arma de las Relaciones Públicas, que ha cobrado una primacía en el 1er. Mundo, en nuestro país no está ni esbozada. Las presentaciones en la prensa de los mandos militares y los generales, a los cuales “La lealtad no paga”, lo que en el medio popular se ha vuelto una broma.
No existe Inteligencia Estratégica ni Táctica, no se sabe quién es el Enemigo.
La única capacidad disuasiva que se mantiene es táctica. Se invierte el dinero en mejorar el armamento individual, en cañones y en radares, pero la instrucción es casi nula, aún en los Centros de Capacitación de Oficiales.
Los Partidos y los líderes políticos están en contra de las Fuerzas Armadas, con las excepciones de Sanguinetti y García Pintos que están involucrados por los hechos del pasado.
En el país aumenta la inseguridad ciudadana, los asentamientos y la drogadicción a la que se enfrenta una policía privatizada (222) y cada vez más corrupta. Lo que lleva a mejorar las condiciones para desarrollar el tan asignado proceso revolucionario.
Como se arregla esto? Por el momento, no tengo la respuesta concreta, pero sin duda se deba reorientar el pensamiento militar acorde a los parámetros modernos. Siendo necesario desarrollar órganos de Inteligencia y Percepción y no creer que nuestra superioridad táctica nos garantice ganar la guerra.
Y ahora, aparecen Grupos como los Fogoneros y el Plenario.
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