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Mediterráneo * Fernando Quiroga |
Vea amigo (como decía Wimpy) si uno lee "Romeo y Julieta" con los ojos de la post-modernidad, ahí están los símbolos mas claros y representativos de la relación que existe entre la opera (en este caso de Gounod y otros, pero esa es muy conocida) y lo que hoy podría ser el cine.
Fíjese la cantidad de referencias a la familia que hay, por ejemplo, la familia entendida como la entendían en la Italia del renacimiento.
El grupo que se retrae en si mismo y pelea hasta la extenuación, hasta agotar las esperanzas de las generaciones futuras.
El grupo que sistemáticamente aparece enfrentado a otro grupo, con unos intereses de clanes muy marcados y unas enemistades eternas.
El drama de la Italia que todos conocemos y que ha alimentado las fuentes del arte como se alimentaba en la antigua Grecia.
Y todo eso, fíjese amigo, con una música sublime, los compositores de opera eran (y son, lo que pasa que los de ahora nadie los conoce) los grandes maestros de la retórica musical, en la que se explican las raíces de los grandes conflictos culturales en las diferentes épocas.
Fíjese si no, en Otelo.
Si habrá dado tema, Otelo, y además fíjese que había, y hay, ciudades europeas en donde se mezclan las diferentes culturas y que son vías de ida y vuelta al desconocido mundo de unos y otros.
Y ese, amigo, es un elemento clave en el renacimiento.
Eso, y la desprotección de algunas regiones de Italia que están muy próximas a Africa, como la propia Sicilia, y en las que se sentía la amenaza constante del extraño, aquel del cual no podemos entender ni los celos, ni los sentimientos más básicos, porque en la Italia de la época los cuernos se llevaban con elegancia, amigo.
Cualquiera de los compositores que pusieron en música el drama de Otelo, sabían en que secciones del texto había que poner determinados acordes y los finales de los procesos tonales que ponen en evidencia los diferentes momentos del drama.
Y vea amigo, nadie como los italianos para esas cosas.
Este pueblo trágico, surgió, no se me olvide, de la rebelión contra los promiscuos etruscos, que en una noche de loca pasión colectiva terminaron violando una apacible señora romana que tejía, como Penélope, el largo sueño de su felicidad.
En todos los rincones de su cultura este pueblo es una victima que, como dice Michael Corleone "nunca pierde la esperanza de que algo bueno sucederá".
Una tierra tan bella, amigo, tampoco podía ser perfecta&
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