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Año III - Nº 144 - Uruguay, 19 de agosto del 2005

 
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Exterminio de los
Montes Nativos


Las organizaciones no gubernamentales de esta frontera procuran determinar la situación real de la floresta nativa del norte rochense, para establecer mediante estudios concretos cual es el verdadero proceso del desmantelamiento actual.

La idea primaria de estos ambientalistas está relacionada con la implantación de una política de protección que abarque en términos generales a toda la floresta rochense.

Sin embargo para explicar el fenómeno rochense, es necesario analizar varios temas que han tenido notoria influencia en el desarrollo forestal del departamento y donde no todas las zonas presentan áreas importantes de montes nativos.

En primer término debemos señalar que hace algunos años existían zonas de sierras sobre la ruta 109 donde los productores eran familias afincadas durante toda la vida en ese lugar y disponían de pequeñas superficies de campo, encontrándose en situación de pobreza, desarrollando algunas plantaciones a nivel familiar para el consumo y criando algunos ovinos.

En esa oportunidad comenzaron a llegar algunos inversores ofreciendo hasta 200 dólares más por hectárea sobre los precios normales del mercado rochense.

Por supuesto que la gran mayoría vendió sus pequeñas parcelas y los que no lo hicieron en esa oportunidad, los vendieron posteriormente obligados por las circunstancias al encontrarse cercados por las plantaciones de eucaliptos que comenzaban a surgir en los campos linderos.

Sin embargo para las zonas de las rutas 15, 19 y 9 la situación era totalmente diferente y si bien existían tierras improductivas según los testimonios de los vecinos, eran tierras aptas para la cría y otras plantaciones como la papa, el arroz y praderas para el engorde de ganado.

De esta manera nos encontramos con las zonas de Cebollatí, Estero de Pelotas, Laguna Merím, San Luis, Barrancas, San Miguel y el arroyo Chuy como las mayores áreas de montes nativos, que con el paso de los años vienen sufriendo un acentuado exterminio.

Cada vez que se reúnen las autoridades del MERCOSUR con sus respectivos presidentes surgen históricas declaraciones pretendiendo señalar rumbos a nuestra empobrecida América Latina y fundamentalmente a los temas relacionados con el medio ambiente.

Desde la Cumbre de Río (1992) podemos decir que el texto de las declaraciones finales tienen poca variación: "La crisis ambiental amenaza la sobre vivencia en la tierra. Vivimos en un ecosistema cuyo equilibrio es esencial para toda la humanidad. La protección del medio ambiente y la conservación racional de los recursos naturales exigen el firme compromiso de todos los Estados del Mundo para la realización de un esfuerzo coordinado que asegure a las generaciones futuras, las condiciones que hagan posible la vida en nuestro planeta. Asumimos integralmente esa responsabilidad común. Estos proyectos deben estar en el centro de las decisiones destinadas a revertir el proceso de degradación del medio ambiente. Estas acciones deben enfrentar no solamente los síntomas, sino las causas de los problemas. Es imprescindible buscar formulas solidarias que impidan la reiteración de conductas que atenten contra el medio ambiente y la conservación de los recursos naturales".

Podríamos seguir con el discurso y estamos seguros de diferir muy poco con las históricas declaraciones emitidas al final de las Convenciones Internacionales sobre Medio Ambiente. Nada adelantaríamos con ello, salvo poner en duda la voluntad política de algunos gobiernos, cuando se trata de atender las reivindicaciones regionales en defensa del medio ambiente.

Se deben tener en cuenta los beneficios ambientales que proporcionan los montes nativos, donde se destacan la conservación de la diversidad biológica, hábitat de fauna nativa, erosión, abrigo y refugio para los animales. En el norte rochense los montes están siendo utilizados con fines económicos mediante la venta de leña sin que se puedan evaluar realmente los daños causados.