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Año III - Nº 144 - Uruguay, 19 de agosto del 2005

 
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Un buen día llega el marido a la casa con gesto de desesperación y enojo, se acerca donde su mujer y le dice:
Hoy he visitado a una adivina y por 150 euros me dijo que tú me estabas engañando con otro.
Ella le contesta:
¡Me lo hubieras preguntado a mí, yo te lo hubiera dicho gratis!

Una pareja de esposos estaba cenando en un restaurante, cuando observaron que entró un amigo de ambos acompañado de una desconocida.
La señora le comentó a su esposo:
Ese que entró es Juan, pero esa no es su esposa.
No, es una amante que él tiene, dijo el hombre calmadamente.
La mujer comenzó a criticar la actuación de su amigo, y el esposo la paró en seco diciéndole:
No te metas en esos asuntos, deja que los otros vivan su vida.
Los esposos siguen cenando, cuando se acerca a ellos una chica guapísima que le dice al marido:
Oye, me dejaste esperando ayer.
Sí, se me presentó un problema, pero yo paso por tu casa hoy.
Okay, nos vemos, dice la chica, retirándose de la mesa ante el asombro de la esposa, quien le preguntó en seguida a su marido:
Y ésa, ¿quién es?
Esa es mi amante, le aclaró el hombre.
La mujer se puso como el diablo, y comenzó a decirle improperios al marido, pidiéndole hasta el divorcio.
No hay problema, yo te doy el divorcio. Pero recuerda que la casa, el auto y el negocio están a mi nombre. También vete olvidando de los viajes a Europa y de las tarjetas de crédito, tus spa, el terapeuta, las compras en N.Y., la casa de playa, tu BMW, el chofer y la pensión de tu mamá.
La mujer se calla, y luego de analizar la situación, le dice al esposo:
La amante de nosotros es más bonita que la de Juan, ¿no?

 

 

Un señor entra a su casa, encuentra unos pantalones de hombre tirados en el suelo, y dice:
Mi esposa me debe estar engañando con otro hombre.
Seguidamente en su camino hacia el cuarto se encuentra con una blusa de mujer y dice:
Ya estoy seguro que me debe estar engañando con otro hombre.
Al entrar al cuarto observa las sábanas moverse y agarra un arma y bruscamente mata a los cuerpos debajo de la sábana. Cuando va hacia la cocina se encuentra a su esposa y sorprendido le pregunta:
¿Qué haces aquí?
Sólo vine a tomarme un vaso de agua, por cierto tus padres llegaron hoy.

Estaba María en un juzgado y el juez le pregunta:
María, me han dicho que usted mató a su esposo.
Y María le responde: Yo no lo maté, le voy a contar lo que pasó. Yo estaba lavando cuando el va y me empieza a tirar agua, y me dice: ¡Cómo que te llueve!, yo no dije nada. Luego me tira piedras y me dice: ¡Cómo que te graniza!, yo tampoco respondí nada. Después el cogió un látigo y me empezó a dar, y me dice: ¡Cómo que te relampaguea!. Entonces ya me dio rabia, cogí un machete y le di un solo golpe diciéndole: Como que te parte un rayo.

Había en un pueblo, un padre exageradamente orgulloso de su mujer por haber tenido seis hijos, tanto que la llamaba madre de seis, esto a su esposa le molestaba muchísimo, y un día que se encontraban en una boda le grita el esposo para que todos escucharan:
- ¿Ya estás lista para irnos madre de seis?
Con furia su esposa contesta:
- Claro que sí, padre de cuatro.