¿Quién le pone el cascabel al gato?
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por Aquiles Diggo |
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¡OJO ORIENTALES!
¡CUIDADO CON LA RUEDA DE LA HISTORIA!
La historia de la humanidad se repite. La de los países no escapa a esa regla. Y menos la del nuestro, que ha ido perdiendo su personalidad, su autosuficiencia política..
Es por eso que conviene tener presente que similares circunstancias sociales, políticas y económicas, pueden generar similares expectativas, y éstas pueden traer similares consecuencias.
Los que sobrevivimos estoicamente al destrozo paulatino de nuestras ilusiones, de los espejismos que nos mostraban las propagandas electoreras del pasado, ahora, ante las venideras, no necesitamos ser Nostradamus para avizorar el peligro inminente: ¡La repetición del mismo plato!
Ya vivimos inseguridad anteriormente.
Ya hemos soportado otras inflaciones.
Ya visitamos reformas constitucionales.
También vivimos disputas partidarias e ínter partidarias y crisis de liderazgo.
Me viene a la mente, y me aterra, la respuesta que se dió al clamor popular, cuando la inseguridad, la inflación, el descreimiento cívico en los estamentos políticos, el desempleo, la diáspora, y la falta de ideas, para acallarlo, generaron candidaturas militares en las hojas de votación de todos los partidos, incluso de izquierda… El pueblo pedía orden y los políticos interpretaron que quería FUERZA.
¡Ojo con la fuerza!
-¡OJO! – Sea de derecha o de izquierda, es igualmente mala.
No sirve para nada arreglar destruyendo, menos aún matando. Matar es negar nuestro propio derecho a vivir..
Ya volvimos de ellas con “la cola entre las patas”
Planteadas están todas las carencias.
La situación política, social, económica, internacional, y hasta cultural es más crítica que todas las anteriores, bien lo saben hasta los que gastan lo poco que queda en tandas publicitarias que tratan de mostrar que el “Uruguay avanza”.
¡Qué le importan al pueblo las estadísticas, o la dialéctica cuando vive a los saltos, temiendo al mañana, apretando el cinturón, y desconfiando hasta de su sombra, ya sabe que en las estadísticas siempre engordan otros!
Tampoco sirven los parches.
Tenemos una legislación que aún hoy día es señera entre las más avanzadas, sólo se necesita la buena voluntad política, ciudadana y gubernamental para cumplirla y hacerla cumplir, Tratar de ser consecuentes con la realidad que se vive y no alentar expectativas irrealizables a corto plazo. No tratar de consentir a la coacción de sectores sin respetar los derechos de todos. Ser realistas. No hay magia ni magos.
Ni privilegiar ni ignorar.
No escarbar buscando errores ni dejar de ver los propios. Lo hecho, hecho está. Mirar acá y no atrás y no hacer la “vista gorda”. No somos como las zanahorias, que lo mejor lo tienen bajo tierra.
Empezar por lo más necesario: La base, cuidar lo que hay, LA PERSONA ACTUAL, sus derechos, favorecer sus posibilidades, no ignorarla masificando soluciones que aumenten las diferencias sociales.
Dar el ejemplo desde arriba. Pocos entienden las ventajas de la democracia si comprueban que lo de “igualdad” es sólo un término dialéctico muy usado por muchos cual escalera para treparse. Gobernar austeramente, con retribuciones acordes a la pobreza de la sociedad que representan. Es como si en un hogar donde no hay para el pan y la leche de los hijos, los padres almorzaran y cenaran opíparamente en restaurantes.
Ya sé que con eso no cambiaría mucho la situación, pero se daría el ejemplo,
mostraría buena voluntad y patriótica intención de empezar con algo. Algo como imponer el orden garantizando la seguridad. Proteger la libertad haciendo respetar los límites cuando ésta cercena los derechos de otros. Respetar el derecho a la vida y a lo necesario para mantenerla plenamente. Implementar estímulos a la creación de nuevas fuentes de trabajo.
Que invertir en producción interese más que especular usurariamente con intereses. Que se vuelva a confiar en las instituciones.
Que no se esté pidiendo siempre ayuda en el exterior para todo lo que debamos hacer.
Ese sería el comienzo, pero… ¿Quién se quema?
“Res, non verba” Hechos, no palabras.
Palabras son lo único que hemos recibido hasta hoy.
Pero… ¿quién le pone el cascabel al gato?
Publicado con autorización del autor.
Fuente: Uruguay Perdido
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