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Año III - Nº 165
Uruguay, 20 de enero del 2006
 
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Un paraíso en el este uruguayo
Fortaleza de Santa Teresa

 

Manejando una importante documentación reunida por el maestro Félix Flúgel queremos señalar que la histórica colonia de Gervasio tuvo su origen con el afincamiento de las primeras familias en tierras fiscales, comprendida entre la Fortaleza de Santa Teresa y el balneario La Coronilla.

Señalaba Flúgel que en esa zona se abrió un camino vecinal (actual ruta 14) para luego ubicar a los nuevos propietarios en un área bastante extensa, lo que sin duda estaba lejos de configurar una población propiamente dicha.

La Colonia de Gervasio como se le llamó pretendiendo solemnizar el segundo nombre del Jefe de los Orientales, se habría caracterizado por ser un caserío poco ordenado y diseminado en la parte este del llamado Potrero Grande de Santa Teresa.

Con escasos recursos materiales, los pobladores afrontaron dificultades de todo tipo para poder insertarse en ese medio y empezar a producir.

En los últimos años del siglo XIX el país se caracterizaba por la existencia de numerosos y ambiciosos proyectos que apuntaban al desarrollo pero carecieron de bases sólidas y sustentables, razón por la cual fueron archivados muchos de ellos o terminaron en penosas experiencias para otros.

Esto último fue el caso de la colonia Agrícola de Santa Teresa. Su creación encajaba perfectamente con otros proyectos regionales como lo eran la creación de un puerto de ultramar en La Coronilla, la apertura de una vía férrea entre la terminal marítima y otra a construirse sobre la Laguna Merín y la ya planeada desecación de los bañados para recuperar tierras destinadas a la explotación agropecuaria.

Estos proyectos sirvieron de argumento a los negociadores y contratistas que no escatimaron esfuerzos en su empeño de afincar a unas 300 familias en la zona.

La realidad existente y la falta de escrúpulos demostrada por quienes se proclamaron abanderados de la idea colonizadora terminó por derrumbar lo poco que se había logrado Así las familias llegadas quedaron abandonadas a su propia suerte sin que pudieran cumplirse las promesas que les habían hecho.

De esta manera la incipiente Colonia se fue extinguiendo lentamente hasta desaparecer por completo cuando entraba el siglo XX.

Históricamente decía Flugel que las tierras que servían de asiento a la denominada Colonia Agrícola de Santa Teresa constituyeron la llamada Estancia del Rey en el Potrero Grande que se extiende hacia el noroeste de la fortaleza.

La misma se había extinguido en el año 1807 y fue entonces cuando los vecinos y las tropas apostadas en el Fuerte incitaron a Juan Acosta para que se afincara en ese paraje para que lo proveyese de carne y les cuidara la caballada reyuna.

Fue así como el nombrado Juan Acosta recibió a principios del siglo XIX las dos suertes de estancia rodeada de bañados y el océano.

En 1811 Isidoro León de Ávila que viene a medir estos campos se encontró con serias dificultades para dar con la figura exacta de ese gran potrero.

Después de 1830 constituido ya el Estado Oriental del Uruguay, estas tierras pasaron a integrar una larga lista de propiedades fiscales diseminadas por la costa atlántica, mientras las murallas de Santa Teresa olvidadas por el hombre eran abrazadas por exuberante vegetación.

Eran muy pocos los vecinos radicados en varias leguas a la redonda. El paraje se caracterizaba por la soledad y "singular tristeza" según lo define un viajero de la época.

La mayoría de los proyectos no encontraron el apoyo oficial solicitado, surgiendo la figura de Eduardo Grauer quién contando con la implicancia de los gobernantes militares del periodo de Santos, llevó adelante un proyecto para crear una Colonia Agrícola en la zona aledaña a la Fortaleza de Santa Teresa.

La fundación de la misma se autorizó contra la opinión fiscal con fecha 22 de agosto de 1883.

Diversos documentos encontrados en oficinas públicas de Chuy, avalan la existencia de varios vecinos en el año 1884.