Un catalán en París * Fernando Quiroga

Jugarse la vida a una carta, eso era, dedicarse a la interpretación de la música en los escenarios, guitarra en mano, en cada concierto iba el futuro de cada uno de éstos aventureros de la cuerda pulsada, que ya no dependían de los grandes señores, para buscar en su talento, dedicación, esmero, el futuro.

Estudio en C de Fernando Sor

Mucho antes de esos guitarristas que conocemos hoy, antes de Barrios, Tárrega, Segovia, mucho antes, ya había en el mundo hombres que cargaban la guitarra al hombro y se iban por esos mundos de Dios a ganarse la vida.

Con ellos iban además sus ideas políticas, sus ilusiones para con el mundo en que vivían, toda la mochila de cosas que hacen a un ser humano.

Fernando Sor, además de ser un músico barcelonés formado en la Abadía de Montserrat (casi la veo desde mi casa, está un poco escondida por la montaña pero en algunos días claros puedo adivinar las formas arquitectónicas de Montserrat) y por tanto hijo de una familia relativamente acomodada de Catalunya, era bonapartista.

Ustedes se imaginan lo que ser para un bonapartista la España del XIX? Se imaginan como se lo miraría la gente del país? No los aristócratas, jua, porque esos me parece que eran más papistas que el Papa, sino la gente llana, esa que uno se encuentra cada día por la calle.

Fernando Sor

Tan rara debía ser su situación, que don Josep Ferran Macari Sors tuvo que irse de España cuando los franceses se retiraron de éstas tierras.

Y se fue a París, claro. En ésos tiempos en la corte rusa también se cultivaban las costumbres y hasta la lengua francesa, por lo que Sors también viajó a Moscú donde tuvo sus éxitos como intérprete, aunque también como compositor, porque el hombre había compuesto algún ballet en el que participó su señora, francesa, claro, que era bailarina.

También viajó a Inglaterra donde tuvo un gran éxito como compositor de música para ballet.

En mi opinión, Sor fue uno de los guitarristas más importantes de todos los tiempos, él rescató la idea de Moretti, un italiano que vivía en Madrid, de componer para la guitarra en una estética que se apartaba de la técnica trillada de los acordes, que se había usado tantísimo en los métodos publicados en su época.

Gracias a esto, Sor compuso en un estilo que es el propio del clasicismo y que se puede encuadrar en la línea mozartiana de la composición, además de dedicar años y esfuerzos a la enseñanza de la música para guitarra.

Sor volvió a París después de la aventura moscovita, donde pasó sus últimos años dedicado a la enseñanza y a la interpretación.

	Imprimir Artículo