¿A quién sirve la Asamblea Permanente
de Derechos Humanos? por Marita Robles (*) |
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Su errático comportamiento en el caso de las Autonomías Departamentales, durante la masacre de Huanuni, en el intento de toma y de golpe a la Prefectura de Cochabamba; hace necesario el plantearse esa pregunta.
La APDH polariza. Tiene, por supuesto, sus propios defensores entre los que destacan el Partido de gobierno, el movimiento al socialismo - MAS -; buena parte de las comisiones de derechos humanos en los departamentos y por medios de comunicación afines al gobierno, allende del propio canal estatal, hoy, televisión del gobierno.
En la vereda contigua estamos los escépticos con el trabajo de la APDH.
En los asuntos mencionados, así como muchos ciudadanos del oriente, no le creo a la APDH por sus propias contradicciones, porque ha soltado afirmaciones sin mostrar la evidencia que las sustente y porque pareciera estar actuando por cálculos políticos.
Se trata de un historial que muestra una gelatinosa y poco consistente 'acción', seriedad e imparcialidad.
No le creo porque esa forma de proceder contradice la esencia de lo que debiera ser un organismo protector de derechos humanos.
En lugar que su brújula siempre apuntara hacia las necesidades de las víctimas, con bastante frecuencia cayó en la tentación de averiguar primero cuáles eran los deseos del poderoso, ó dicho de otro modo, cuál era la línea del gobierno de Evo Morales en relación al tema.
La presunción: en relación a Evo Morales y al organismo afín (APDH), es que se intenta convencer al mundo de que los derechos humanos son una prioridad de su gobierno, empero no existe hasta la fecha, a más de un año de gobierno electo, una política pública, clara y objetiva, en la materia.
En los días de su creación, la APDH tuvo momentos estelares. Sin embargo, por lo general nunca ha estado a la altura de las necesidades y raras veces llegó al límite de lo posible.
¿A quién sirve la APDH?
Por lo general a sí misma, a algunos poderes fácticos y a los sectores políticos de los cuales es representativa.
Resulta por tanto lógica la opacidad en torno a sus actuaciones con filtro y sesgo incluido. Es igualmente comprensible que la APDH utilice su facultad para defender privilegios y poder. Las cabezas de ésta institución se comportan como políticos tradicionales y no como defensores de los derechos de las víctimas del abuso - por acción u omisión - de parte del Estado, obviamente representado éste en el Gobierno. A tal grado dicha situación es manifiesta que, reciben financiamiento gubernamental, por ejemplo, la publicidad de la APDH en contra del 'SI' a las autonomías departamentales, difundida como publicidad oficial, en el canal de televisión del Estado, hoy en manos del partido de gobierno: el MAS. Obviamente haciendo campaña electoral por el 'NO' a las Autonomías Departamentales.
Una de las condiciones ineludibles del trabajo por los Derechos Humanos, es la atención a las víctimas de violaciones a los derechos y libertades vigentes en un Estado Democrático de Derecho, sin importar clase, filiación partidista o poder y que acredite su seriedad elaborando informes y recomendaciones irrefutables por su información y lógica. Sus líneas de financiamiento deben ser estrictamente examinadas, y jamás provenir de un partido político, ni del Gobierno. Pues de lo contrario, la defensa de los Derechos Humanos, se torna sólo en otra bandera de sectarismo político.
(*) Estudiante del último año de Derecho. - Bolivia.
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