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Luchadora de la vida, mejora Plaza Varela La Madre de la Plaza por Eduardo Jesús West Morena
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Se llama Nelly De León. Casada de aproximadamente 70 años. Su único hijo falleció en 1995. Cuida la Plaza Varela desde aquel entonces, para sobrellevar su pena y contribuir con la comunidad. Muchos la conocen por ser: “la señora de la plaza”. Hoy se transformó en algo más que una señora de este sitio, se convirtió en la madre.
Algunos prefieren un auto, otros una plaza
La escena tiene lugar el 23 de marzo del año en curso. Me encuentro en la Plaza Varela junto a mi amigo y colega Fabricio Da Cunha. El sol se quiere ocultar detrás de las nubes que nos sobrepasan. Algo sumamente lógico, ya que hace un par de días que estamos en otoño. Aquí en la plaza, nos espera Nelly De León. Una señora de aproximadamente 68 años, que vive en la zona de Pocitos, frente a dicha plaza. Ella constituye domicilio en Avda. Brasil, frente a la zona lateral de este lugar, hace 15 años. “De chica vivía en la calle Cavia. Pero cuando vino la Dictadura, mi marido y yo nos tuvimos que ir por 13 años fuera del país”, afirma la vecina.
El día anterior tuve una conversación con Nelly, en la que me dijo: “los espero mañana a las 16 hs en la plaza, quiero que la entrevista se haga en la plaza porque es lo que corresponde”.
Me remito nuevamente al 23 de marzo. Nelly aguarda por nosotros. “Ustedes son Fabricio y Eduardo, es un placer. Por favor diríjanse a la casita aquella y tomen 3 sillas, así nos sentamos en ellas sobre el pasto y conversamos un rato”, nos dice Nelly. Fabri y yo estamos asombrados. La señora siente la plaza como su hogar, al que nos invita a pasar. Al sentarme en la silla, pienso en decir jocosamente permiso, pero la vergüenza me invade y decido permanecer en silencio.
Aunque yo lo haga, el sitio no lo está. Si bien, fuera de la plaza los autos transitan con normalidad (es decir desenfrenadamente) sobre Bvar Artigas, Avenida Brasil y Avda. Ponce; la plaza conforma una red sonora en la que algunos de los presentes logran aislarse de esos sonidos dañinos. Se escuchan voces de vecinos: niños que inician sus primeros pasos en la vida junto a sus responsables, adolescentes y jóvenes con el termo y el mate, que disertan un discurso único y maravilloso en el que se mezclan temas como el amor, los exámenes perdidos, la esperanza por aprobar los que vendrán, el fútbol y los innumerables sueños que cada uno tiene y ansía cumplirlos en esta tierra. También observo que hay un número importante de personas que ya pasaron los 60, sentados en sillitas de playa como en la que me hallo ahora. Hablan de sus historias, anécdotas de la juventud, de lo difícil que resulta vivir de las jubilaciones, del padecimiento de algunas nanas, pero sobretodo, de lo complicado que es llegar a una edad en que la novia de muchos pasa a llamarse Soledad.
Se trata de un sitio público (que gracias a Dios aún existen varios) en el que está permitida la entrada a cualquier individuo. Ese individuo concurre, para acordarse de que a pesar de que en la ciudad todo parece “loco”, también existen espacios verdes para tomarse aunque sea 5 minutos, observar la naturaleza, escuchar el canto de los pájaros. De esta manera, uno puede recargar sus energías, para encarar mejor la jornada. Si aún no lo hizo, lo recomiendo, después me cuenta.
“Nelly, mientras habla con Fabricio yo le voy a sacar unas fotos” le digo. “Pero para qué querés una foto mía, no es necesario”, afirma la “señora de la plaza”. Las primeras fotos no logran la naturalidad que busco en su rostro.
Algo que experimento cada vez que realizo una filmación, o cuando saco una foto para una nota como esta, es que las personas se cohíben ante la presencia del artefacto (en este caso ante la cámara fotográfica). Sigo sacando fotos hasta que De León se olvida de la presencia de la cámara y consigo a través de la foto una expresión natural de la mujer.
Ya terminé con las fotos, de ella y del resto de la plaza. Empecemos la entrevista.
“Un trabajo que me ayudó a sobrellevar mi pena”
Nelly nos cuenta entusiasmada cómo empezó a trabajar en búsqueda del mejoramiento de la Plaza Varela. Me dice lo siguiente: “tu sabes que yo tenía un único hijo, quien tuvo un accidente, tiempo atrás, en el cruce de las calles Bvar. Artigas y Canelones. Permaneció tres meses internado. Luego salió, pero no del todo bien ya que no hablaba y tenia dificultades para caminar. Pero a pesar de ello, comenzó a concurrir a la plaza y realizaba tareas tales como limpiar la basura y porquerías que había en la plaza, entre otras cosas. Yo me adherí a su trabajo. Luego el se recuperó. Pero más adelante se me fue”.
Al escuchar esto, siento un escalofrío en el pecho. Trato de imaginarme lo que debe sentir esa mujer ante la pérdida más grande y dolorosa que puede tener un ser humano. Es tan fuerte el dolor de esta señora, que el correr del tiempo, solamente lo puede opacar tímidamente.
Es así que Nelly en 1996, al año del fallecimiento de su hijo, empezó a cuidar la plaza, con el fin de continuar aquellos esfuerzos que su hijo impulsó con tanto fervor y esperanza. De León confiesa también que “fue un trabajo que me ayudó a sobrellevar mi pena”. Destaco las ganas de vivir de esta señora, que perfectamente con la edad que tenía, pudo haberse tirado en una cama y jamás levantarse. Apretó los dientes y se sobrepuso ante la adversidad.
“Chiquilines yo no quiero tener protagonismo. Les aclaro que ese año formamos la Comisión de la Plaza Varela con dos señoras más. Hoy la comisión la integran sobre todo hombres, yo soy la única mujer. Ha sido un trabajo en conjunto entre los vecinos”, dice la madre de la plaza. Según De León, uno de los puntos claves que esta comisión logró fue que los niños no jugasen más al fútbol en la plaza.
“Al empezar a darme a conocer por los vecinos, me presento a las Elecciones de Concejo Vecinal de 1996 y salgo electa por el Zonal 5 que incluye Punta Carretas, Pocitos y Buceo. Tenía buenos compañeros, el comunal respondía muy bien. Realmente me sentía muy gratificada. Pero ya es una etapa del pasado, no soy más concejal, solo una vecina que se ocupa 100% de esta plaza”. Al terminar de contarnos su trayectoria como concejala del Zonal 5, inmediatamente comienza a enumerar las urgencias de la plaza. Entre ellas se destacan las siguientes:
- Los bancos no están amurados, eso implica que los mismos sean trasladados por cualquier transeúnte e incluso que sean robados.
- El temporal de agosto de 2005, dejó como saldo una columna destrozada que cumplía funciones de iluminación. Nunca se reparó.
- El monumento a José Pedro Varela, cuenta con algunas imperfecciones, producto del maltrato de los visitantes. Nelly me dice que “la placa de Varela que había allí, la salvamos a tiempo, solo le quedaba un tornillo para que fuera usurpada. La Escuela de Bellas Artes va a rehacer la corona de laurel que había en bronce, pero con un símil a éste material. Los chiquilines viven subidos al monumento. Es más, vino un colegio y le pregunté a la maestra por qué dejaba subir a los niños al monumento”.
- Falta de higiene, sobre todo en los espacios verdes. Con respecto a este tema Nelly considera que “la IMM pone mucho esfuerzo para el cuidado de los espacios verdes. Desde que yo era concejal, siempre bregué para que hubiera inspectores en la plaza. Los mismos se contratan y se pagan solo con las multas. Otra de las comisiones que integré (una de las comisiones pioneras del Zonal) fue la de medio ambiente, con los perros. El dueño responsable del canino debía: recoger la materia fecal que su perro depositaba en los espacios públicos, atarlo o eventualmente traerlo a la plaza con un bozal. Hará cuestión de dos años, vinieron los inspectores a la plaza. Habrán estado un mes. En ese mes, la gente venía a la plaza con los perros atados, recogían la materia fecal. Luego de que los inspectores dejaron de concurrir, la gente no respetó más dichas medidas de cuidado de la plaza. Si te vas a sentar en el césped, tenés que tener cuidado. El que limpia el césped es el casero de la plaza, que no tiene por qué hacerlo”.
Las familias concurren a la plaza
“¿Qué tipo de público concurre a la plaza?”, pregunta Fabricio.
“Familia con niños. Aquí se selecciona sola la gente. La gente de mal vivir, no viene estando las familias. Sino están las familias y los niños vienen y duermen en los bancos. También concurre gente que toma y consume distintos tipos de drogas. Pero como la plaza es pública, ellos tienen derecho a estar. A todos nos molesta que vengan pero bueno…” Dice Nelly.
Va cayendo gente a la plaza
Parece que Nelly esperaba invitados a “su hogar” y no nos avisó. Acaban de sentarse, también con sillas de playa, junto a nosotros, dos señores, de similar edad que Nelly. Ellos son: Juan Francisco Sangiovanni, jubilado que vivió toda su vida en el barrio y Pedro Baceda, italiano que a los seis años inmigró a Uruguay con su familia.
Sangiovanni nos comenta que “generalmente venimos de tarde, es el espacio verde que tenemos por la zona y tenemos que disfrutarlo”, Baceda agrega que “es hermoso”.
No hace mucho tiempo, esta comisión luchó para que se realizara una pista, con el cometido de organizar eventos culturales ya sea de: música, baile, agrupaciones carnavalescas, entre otras manifestaciones artísticas. Nelly nos dice que “hacemos dos eventos por año. Uno en otoño y otro al finalizar el año”.
“Las plazas son los pulmones de la ciudad”
Respecto al significado que una plaza impronta en un barrio, De León considera que “tener una plaza en x barrio es fundamental, porque es un desahogo para traer a los niños, para la gente mayor. Acá hay mucha gente que concurre”. En referencia a este tema, Sangiovanni considera lo siguiente: “es fundamental por la higiene de la ciudad. Las plazas son los pulmones de la ciudad. Esta plaza cuenta con el único árbol de Judea que hay en Montevideo. Es un lugar de reencuentro, de amigos. De hecho aquí, en la Plaza Varela, hemos formado un grupo de amigos, que hace años que todos los días nos reunimos y hablamos de la a A la Z. Si bien todos somos diferentes, tenemos una buena relación. Si tenemos problemas los compartimos. Yo me críe en este barrio. Para mí la historia de la Plaza Varela significa mucho, como también para el señor Aparicio Senatore, a quien se le rindió un homenaje, un emblema de la Plaza Varela”.
Homenaje también para los que no salen en Tv
El pasado 16 de marzo, en la plaza Varela se rindió un homenaje a un vecino que trabajó mucho por el mejoramiento de la Plaza Varela. Ese vecino se llamaba Aparicio Senatore. Senatore nació en Montevideo un 24 de junio de 1938 y falleció el 14 de setiembre de 2006. Si usted concurre a la plaza, verá al subir la escalera, una placa con su nombre.
Nelly lo recuerda de la siguiente manera: “muy trabajador, siempre andaba con la pala y el escobillón. Nunca estaba sentado. No regateaba horas. Si había que quedarse, se quedaba”.
Los vecinos rindieron tal homenaje, porque Senatore dio parte de su vida a la plaza.
Al igual que De León, Senatore padeció grandes pesares en su vida. Entre ellos se destacan los fallecimientos de sus dos únicas parejas, ambas murieron de cáncer. Sangiovanni recuerda que “la primera novia, que era vecina mía, falleció a los treinta y pico de años. Fue un hombre que podría haber sido un excelente padre. Sin duda, ambos fallecimientos lo marcaron para siempre y le vino la edad adulta para buscar otra pareja y quedó solo. También atendió muchísimo a la madre, a lo último la tuvo que poner en una casa de salud”.
Aparicio era amante del carnaval. Luego de terminar sus labores en la plaza, se retiraba rumbo al Teatro de Verano. Fue por ello, que su familia decidió arrojar sus cenizas en dicho lugar. En su último tiempo, concurría a la plaza una vez cada medio año. También en alguna que otra ocasión, iba a la casa de vecinos como Sangiovanni.
Nelly recuerda la jornada del homenaje “fue un día complicado ya que llovió. Concurrió un coro que tuvo que cantar a capella, ya que la música con los parlantes no se pudo poner, por razones obvias. Cantaron una canción que trataba ´del que se iba´. La Directora del coro, manifestó estar muy bien en haber venido con el coro, y en hacerle un homenaje a un trabajador. En el homenaje habló Ernesto Echepare, gran amigo de él”.
Todo se termina
Es increíble, cuando uno disfruta de una jornada como esta, parece que el tiempo pasa más rápido. Ya son las 18 hs. Nelly se despide: “fue un gusto muchachos y sigan adelante”. Nosotros también le deseamos el mejor de los éxitos. Quedamos con los dos señores veteranos un rato más. Nos preguntan algo acerca de nuestra profesión. Tratamos de responder de la manera más clara y sencilla posible.
Se hicieron las 18:30 hs, es hora de despedirse y proseguir rumbo hacia nuestros hogares.
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